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Elecciones, qué sigue

Tras los resultados de las elecciones del domingo pasado, donde Morena y sus aliados se alzaron con la victoria en cuatro de los seis estados, la pregunta que debieran hacerse los optimistas dirigentes es ¿qué sigue, hasta dónde este gobierno y su partido en el poder continuarán con su racha triunfalista?

El país, efectivamente, en sólo 8 años se está pintando de guinda. Son ya 22 entidades de 32 las que se encuentran en poder de Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México y decimos que él, porque el artífice de todas las victorias de Morena es el presidente de México.

Quien diga lo contrario se está equivocando. A AMLO no le bastaron dos lustros hacer este trabajo, no. Al Presidente le costó recorrer el país desde 20 años atrás, incluidas sus dos derrotas presidenciales con Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón. El trabajo de perseverancia lo reflejó en cada una de sus acciones, de sus enfrentamientos ideológicos, de sus posturas. Todas haciendo alusión a su relación íntima con el más pobre, con el más necesitado.

De ahí que una vez que mandó al demonio al PRI y al PRD, partidos en los que se cobijó en el inicio de su carrera política, encumbró su aspiración de poder, casi casi dictatorial, con la creación del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con el cual, una vez que ganó la presidencia de la República, lo heredó a sus malquerientes, quienes debido a su pésimo trabajo y antecedentes no tan claros, ha tenido que estar casi a diario defendiendo su partido con el slogan de que “no somos iguales”.

Bajo esta tutela, el partido Morena se ha adjudicado, repetimos, 22 gubernaturas, se ha adueñado de bastiones dominados por el PRI durante toda su existencia, como lo es el estado de Hidalgo y Oaxaca. En estas dos entidades, Andrés Manuel ha sido táctico al engatusar a sus aún gobernadores para que le entregaran las dos entidades a Morena. Las denuncias son tan airadas contra ambos mandatarios, que ya el Revolucionario Institucional estudia la posibilidad de expulsarlos del partido por traidores. Una medida superflua, intrascendente.

Sean peras o manzanas, lo que es evidente es que los partidos opositores no han encontrado la fórmula para competir en buena lid contra el presidente AMLO. A pesar de estar juntos en una alianza, a la hora de decidir por el candidato que los represente empiezan los jaloneos que a la postre se convierte en una derrota anticipada.

El gran reto para Morena y sus 22 entidades en el poder serán los resultados que se generen durante su reinado. La ciudadanía puso su voto de confianza en el cambio. Se cansó de siete décadas de resultados nulos por parte del PRI y desde hace 18 años, quiso experimentar con Vicente Fox y Felipe Calderón, del PAN, pero su examen fracasó.  Por ellos, Morena debe poner sus barbas a remojar y no adelantar triunfalismos que en poco tiempo se pueden convertir en dolorosas derrotas.

Las venganzas políticas y las exhibidas públicas que hacen líderes sin escrúpulos pueden fracturar el camino emprendido. Por ello el dirigente nacional de Morena pareciera que escupe para arriba cuando se mofa de la oposición cuando les dice que están “moral y electoralmente derrotados”.

“¡No hay tiro! Lo que hay es un tiradero en la oposición. Es muy conmovedor ver la forma tan optimista de celebrar sus derrotas”. En esto de la política como en los juegos, hay revanchas, de ahí que deben actuar con sobriedad y anteponer el respeto hacia los oponentes, no sea que el día de mañana las condiciones se reviertan.

Algo muy cierto es que todos los agraciados que hoy gozan de poder, gracias al efecto de Andrés Manuel López Obrador, quedarán huérfanos en los próximos dos años y medio. La suerte de tener futuros triunfos sólo los puede garantizar AMLO para el 2024 y lo más seguro es que la presidencia continúe un sexenio más en poder de Morena porque el mandatario seguirá siendo el “mesías” que los apoye.

Desde diciembre del mismo 2024, cuando en teoría López Obrador se refugie en su casa y su figura pública se resguarde en cuatro paredes, entonces los que hoy se rasgan las vestiduras nos darán cátedra de qué están realmente hechos, ¡de papel o de barro!

Mientras AMLO lidere al partido, mientras el Presidente continúe en campaña cotidiana a través de la mañanera, mientras les haga la chamba a sus candidatos, a sus funcionarios, hasta entonces gozarán de cabal salud. Por lo pronto que la disfruten con humildad y se aboquen a responder a la confianza del ciudadano. Es lo menos que pueden hacer.

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