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En política hay que aprender de los errores

Todo parece indicar que la desaparición del mapa territorial del Partido Revolucionario Institucional es cuestión de tiempo. El arrastre que el partido Morena ha impulsado en los últimos cinco años ha borrado prácticamente al PRI, ello aunado que la alianza que se tiene con el Partido Acción Nacional y de la Revolución Democrática –este último ya casi muerto, aunque sus dirigentes no lo saben-, no ha sido el resultado que se esperaba.

Cómo van los números obtenidos en las recientes elecciones, donde las derrotas del priismo son una muestra del momento que vive el partido a nivel nacional, si no se reinventa en los próximos meses, es casi seguro que su desaparición se finiquite para el 2024.

Una encuesta nacional reciente reprueba de manera general los gobiernos que encabezan priístas en el país, siendo la administración de Omar Fayad Meneses, en Hidalgo, el que mejor colocado en 3º lugar se encuentra, con el 42 por ciento de aprobación.

Un panorama desolador para el Revolucionario Institucional que en los últimos casi 20 años se fue extinguiendo. Su luz se fue apagando, producto de los actos de corrupción de sus gobernadores y de su último presidente de la República, Enrique Peña Nieto, a quien ya le andan buscando el origen de su fortuna, ello con miras al proceso electoral de 2024.

Los debates internos entre panistas, perredistas y lo que queda del PRI, han retrasado su propuesta política para enfrentar los comicios que habrán de elegir al sucesor de Andrés Manuel López Obrador. Morena no ha perdido el tiempo y ya se encuentra trabajando en el Estado de México y Coahuila, donde se llevarán a cabo en 2023, elecciones para gobernador.

Para este caso, la oposición se duerme en sus laureles pues es casi imposible pensar que estas entidades sean conservadas por el PRI, tomando en cuenta, por ejemplo, que Alfredo del Mazo, mandatario del Estado de México, fue el peor calificado del Revolucionario Institucional por la encuestadora Arias Consultores, con solo 16.4% de consentimiento y ocupa el sitio 26 a nivel nacional.

Los resultados que se obtuvieron en la encuesta del 24 al 30 de junio de este año nos ejemplifican la crisis que vive el PRI: Alejandro Murat Hinojosa, de Oaxaca, con 32.2% de aprobación a su gobierno, lo cual lo ubica en el 10º sitio del país; Miguel Riquelme Solís, de Coahuila, por su parte, recopiló 19.2% de anuencia a su administración, con lo que se ubica en el lugar 25 de todos los gobernadores de México.

Con esta política conservadora, tal parece que la coalición Va por México le está dando todas las armas al partido en el poder para que su hegemonía se complete. Es un hecho, por ahora, que Morena tiene asegurada la victoria para repetir en la presidencia de la República. La campaña política que mantiene el Presidente desde las mañaneras es la mejor muestra de que AMLO no ha perdido el tiempo, a pesar de que en su partido se den hasta con la cubeta porque no están de acuerdo en la forma en que su dirigente conduce los destinos del partido Movimiento de Regeneración Nacional.

A menos de dos años de las elecciones, el PRI, PAN y PRD requieren de una cirugía mayor, y no estaría descabellado que, si quieren hacerle frente a Morena y por lo menos hacer contrapeso en el Congreso de la Unión, deben pensar contemplar en unificarse como un solo partido.

La lógica es que tanto el priismo como los del sol azteca den su anuencia para formar un solo instituto político. Los nuevos tiempos han orillado a ello. Pensar en grande como lo hacen Republicanos y Demócratas en Estados Unidos haría que México de un salto de 360 grados en su vida política.

Ahora que si se piensa que se pierde es un error si tanto el tricolor como los perredistas reconocen que ya están derrotados de antemano. México debe ser la prioridad para tener contrapesos en los que el partido que esté en el poder no haga y deshaga a su antojo, como está sucediendo actualmente, donde las decisiones presidenciales son unilaterales, respaldas por la mayoría en el Congreso de la Unión y en la Cámara de Senadores.

Hoy el cónclave está en la unión de fuerzas, pues si el PAN piensa que solo podría enfrentar al monstruo de Morena se equivoca. Hay que aprender de los errores, pues estos se pagan y caro.

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