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Morena se tambalea

La credibilidad democrática de Morena se puso a prueba el pasado sábado al realizar elecciones intermedias para la elección de sus consejeros, y por lo menos en Chiapas la unidad que tanto se pregonó al interior del instituto político se puso en duda ante la serie de eventos violentos que se registraron en diversos municipios.

Morena se empeña en practicar las mismas mañas o procedimientos que realizaba el Partido Revolucionario Institucional en sus mejores tiempos. Entrega de despensas, robo de casillas, quema de papeletas.

Lo que tanto se ha empeñado en negar el dirigente nacional y en la entidad chiapaneca, el sábado se puso en evidencia. No hay unidad ni confianza en los resultados obtenidos. Sin embargo, ello es entendible si recordamos que son casi siete años en que no se han renovado los órganos estatales y nacionales de Morena en el país.

Morena experimentó y demostró con su elección, que, si en verdad no hay una operación cicatriz, el rumbo del partido hacia la elección de 2024 se vislumbra con muchos problemas. Y no serán los partidos opositores los que le den dolor de cabeza al instituto guinda formado por el Presidente AMLO, sino por los mismos militantes que se pelearán a toda costa alcanzar el beneplácito de ser los representantes en el gobierno.

La del pasado fin de semana fue una elección que echó abajo todo el optimismo que los morenistas habían pronosticado. Las voces triunfalistas de diputados, por ejemplo, que se ensañaron defendiendo el proceso, les rebotó en la cara para demostrar que lo bueno que hace el mandatario nacional, lo echan por la borda personajes que luchan a capa y espada por imponer su “democracia”.

Lógico, ante los medios salieron airosos diciendo que los casi 13 mil candidatos que participaron para ser elegidos tres mil coordinadores distritales, es un ejemplo de que se superaron las denuncias de exclusión por parte de morenistas críticos y la sombra de un procedimiento similar anulado en 2019 por falta de un padrón confiable.

Los relevos debieron realizarse desde 2015, pero no se hizo por la inminencia de las elecciones de 2018, después de las cuales se decidió posponer el proceso para enfocarse en respaldar al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Este lunes, el presidente de México se encargó de minimizar los disturbios y ensalzar que fueron unas elecciones democráticas.

Tras una serie de irregularidades internas, en 2020, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordenó elegir mediante encuesta a la dirigencia, que recayó Mario Delgado como presidente y Citlalli Hernández como secretaria general. Otra vez, se denunció presunto uso de recursos indebidos en la campaña del primero.

El panorama para Morena no está del todo claro, los jaloneos, dimes y diretes continuarán. El del sábado, Morena en un comunicado de prensa tuvo que reconocer que hubo sedes en las cuales no se culminó dicho proceso. Los distritos federales electorales IV, V y XIII fueron los más violentos.

Estamos hablando más de 40 municipios en sólo tres distritos que encabezan Pichucalco, San Cristóbal de Las Casas y Huehuetán, es decir, la tercera parte de los que integran el territorio chiapaneco que no lograron concluir el proceso de elección.

El resultado, aunque se diga que hubo mucha participación en los demás distritos, presenta una mancha negra que la dirigencia estatal tendrá que intentar resolver en el futuro inmediato. Denuncias como la exhibida en redes sociales, donde una mujer recibía boletas en blanco para rellenar a favor de la diputada Faride Abud, en el municipio de Pijijiapan, es un ejemplo de que al más alto poder se ordenaban los “chanchullos”.

El dato de minimizar la elección como violenta no ayudará en nada. Al contrario, crecerán las diferencias y en las próximas horas los pronunciamientos se verán en cascada. En política no se ha madurado.

El PRI practicó por décadas el acarreo de personas y la compra de votos para favorecer a determinados actores políticos, pero el sábado Morena demostró que la inmensa mayoría de ex priistas que hoy forman parte de los cuadros de dicho partido, traen la antigua escuela: cooptar derechos de aspirantes legítimos que creen en los ideales del partido y de quien lo fundó.

Por lo pronto, la tarea de 130 consejeros políticos estatales, cinco hombres y cinco mujeres en cada uno de los 13 distritos electorales federales, quedó truncada, por lo que el trabajo para reparar los daños en el partido tiene que acelerase, pues la elección de quien sea el próximo presidente estatal de Morena está programada para el 6 de agosto próximo. Sin duda, una difícil enmienda a trabajar.

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