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Más que auditor, Uriel es compadre de los alcaldes

No es casualidad el cuestionamiento que se le hace al Auditor Superior del estado, José Uriel Estrada Martínez, de hacer todo lo que esté a su alcance por figurar como un hombre de sociedad, de relaciones públicas, de ser señalado de cometer actos de presión y chantaje, antes que su verdadera responsabilidad prioritaria: Ejercer su puesto de forma profesional por la que fue designado.

Al sujeto de marras, con un pasado nada transparente ventilado en los medios de comunicación y de cuyas acusaciones en ningún momento ha abierto la boca para desmentir que de lo que lo acusan es una patraña, antes que ejercer su puesto con eficacia, se placea en todos los eventos institucionales del gobierno de Chiapas, sean estos de chile y de manteca, aunque nada tengan que ver con el ejercicio de la fiscalización.

Por ello, antes de estar trabajando para aplicar la ley contra alcaldes corruptos, contra sus amigos o compadres a los que les perdona que los procedimientos de adquisiciones de bienes muebles se hayan realizado sin respetar las reglas que establece la Auditoría Superior del Estado, a Estrada Martínez se le ve saludando efusivamente y tomándose fotos del recuerdo con funcionarios en eventos de tipo social, altruista o lo peor, políticos.

Sus redes sociales lo describen como el hombre que es, egocentrista, presumido y además, lo exhibe como un ente al que los reflectores populachos lo muestran como que este ámbito es lo suyo, no el estar pendiente de lo que suceda en la administración pública estatal en materia de rendición de cuentas.

Hace casi dos semanas, el sábado 30 de julio, el funcionario “autónomo” se abocó a hacer decenas de llamadas para acalambrar a los presidentes municipales, para darles la “instrucción” de apoyar a equis o tal candidato para que fuera elegido como consejero del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Los alcaldes dijeron que hicieron el berrinche de su vida, cuando recibieron una llamada inesperada por parte del auditor, quien les dio línea por “instrucciones superiores” para brindar todo el apoyo necesario al candidato “palomeado”, y que por cuestiones de la comprobación de recursos no se preocuparan, pues en este tema el caso estaba solventado.

Si lo que dicen los alcaldes fue cierto, en manos de quién está la transparencia de los recursos del pueblo, y de que se vigile que éstos se inviertan cómo debe ser. ¿A quién obedece Estrada Martínez para enaltecer este atropello? ¿Acaso “Morena no es el partido modelo y prototipo a seguir por ser transparente y democrático”?

La elección pasada demostró que el “león no es como lo pintan” y por más esfuerzos de avasallar en declaraciones para minimizar los hechos vandálicos en las urnas, los señalamientos antidemocráticos están a la vista de todos. Por ello no es descabellado pensar que el auditor superior se haya manchado las manos para ejercer semejante patraña.

Lo peor del caso es que continúa poniendo en jaque la confianza que le dio el jefe del Ejecutivo estatal al ponerlo como responsable de semejante cargo, al que ya vimos que le ha quedado muy grande para su limitante capacidad.

Por lo tanto, a José Uriel no le sirve de nada presumir “una amistad entrañable” con el gobernador de Chiapas y difundir en sus redes sociales que es el invitado especial a los actos públicos que no tienen nada que ver con su función específica. Al contrario, alguien debe decirle que calladito se verá más bonito si deja se aprovecharse de esta condición.

“Zapatero a tus zapatos”, dice el refrán popular, de ahí que si tiene la capacidad de enjuiciar lo que los funcionarios estatales y alcaldes hacen mal, pues adelante, sino que renuncie, pues para tener servidores públicos de parapeto, que se exhiban felicitando a sus homólogos por su onomástico, acudiendo a ferias a inaugurar reinas –como el caso específico de Diana 1ª, a invitación específica de su “amigo” el alcalde de Simojovel, Gilberto Martínez Andrade-,  o por cada obra social que se inaugura, pues mejor que pida chamba en cualquier medio de comunicación para que se la den de “socialero”, sin ofender a los que en realidad realizan esta función profesional.

O después de departir el pan y la sal con el presidente de Simojovel en honor a San Antonio de Padua, tendrá la calidad moral para enjuiciarlo si éste comete algún desliz presupuestario, alcalde que, por cierto, no arribó con todas las de la ley al puesto de edil, pero como se dice popularmente, esa es otra historia de la que se darán detalles.

Hasta hoy, a cuatro años del actual gobierno, no se sabe que algún alcalde, haya sido castigado por ser “mano larga” en el uso de los recursos públicos. Con razón dicen que Estrada Martínez se ha convertido en otro de los nuevos ricos del sexenio, pues a “base de negociaciones bajo el agua” ha perdonado y subsanado los abusos de munícipes, principalmente. Sus actos hacer notar que es más compadre de los alcaldes que auditor, ¿será posible tanta belleza?

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