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Tachan de “piedra” a Rosario en la CNDH

Mal y de malas. Cada vez que la presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Rosario Piedra, abre la boca es sólo para decir disparates y, por lo tanto, evidencia para quien trabaja y, por supuesto, resalta que su función ni su prioridad es la defensa a las violaciones de los derechos humanos. Por lo menos es lo que manifiesta y pareciera que así lo es.
La titular del órgano “autónomo” fue reclamada por el Senado para comparecer, luego de que metió las narices en un tema que no es de su competencia. La institución a su cargo emitió la recomendación 46/2022 el pasado 30 de octubre, donde sugiere la construcción de una reforma electoral “que otorgue certeza” y de manera insospechable de intereses partidistas, perturbadores o provocadores.
Primero, nadie se lo pidió, dicen los legisladores de oposición, y segundo, no es de su competencia el caso. Sin embargo, resulta que, en la comparecencia del martes, la señora, que, por cierto, entró con calzador y contra todo pronóstico, a presidir la CNDH, respalda en sus acciones y dichos, al gobierno federal que mantiene una pugna casi personal contra el Instituto Nacional Electoral y su presidente Lorenzo Córdova Vianello.
La señora Rosario Piedra hubiese hecho eco a su postura inicial de que no podía llegar a comparecer por “agenda llena”, no que para justificar su recomendación fuera de lugar, dijo que la hizo porque hubo un fraude electoral y masacre ocurridos en el año 1952, y eso no le gustaría que volviera a pasar. Parece que no midió bien la justificación ni los tiempos, pues en esa época no existía ni el IFE ni mucho menos el INE.
La presidenta de la CNDH dijo textual que la impunidad no empieza ahorita, la impunidad lleva años en este país. Lleva atropellos, ejecuciones extrajudiciales, y por eso la recomendación que hicimos para lo del INE, porque hubo una masacre terrible el 7 de julio de 1952 de más de 500 ciudadanos mexicanos que se manifestaban en forma pacífica, y lo único que pretendían era que se respetara el derecho al voto, y hubo fraude electoral. Eso no puede seguir pasando en este país”.
En aquel tiempo el que organizaba las elecciones era el gobierno federal a través de la Secretaría de Gobernación, quien, a su vez, las encargaba a la Comisión Federal Electoral. Justo es esto que ya no se quiere, que el gobierno las organice o las manipule, y por lo que se registró la multitudinaria marcha bajo el lema “el INE no se toca”.
Por lo tanto, no hay lógica en lo que dice la señora. Eso de que la CNDH es el contrapeso a lo que hace el INE no tiene razón de ser y no se sabe de dónde sacó semejante atrocidad. Eso de que se requiere un organismo que cuente bien los votos es una falacia, pues las autoridades en el poder, incluidos los 22 gobernadores y gobernadoras de Morena en los últimos años, fueron elegidos porque justamente se contaron bien los votos y fueron estos los que legalizaron el triunfo de sus candidatos.
Más de cincuenta años han pasado del hecho que justifica la acción de la CNDH contra la reforma electoral que ahora defienden a capa y espada los partidos opositores. En 2014, en el gobierno de Enrique Peña Nieto, se dio el gran salto a la creación del IFE.
Un argumento inverosímil, sin validez y como sucede en el futbol, en completo fuera de lugar, la de la señora Piedra Ibarra. Así ni cómo defenderla, debieron reconocer los legisladores de Morena, mientras los de oposición se divertían vapuleando a la presidenta de los Derechos Humanos.
“Su apellido la define a la perfección” le expresó la senadora Lilly Téllez, tras comparar a “Piedra” con la falta de acción de la CNDH sobre la reforma a la Guardia Nacional. La felicitó por ser congruente “entre el ser y el parecer”, le dijo en tono de burla.
Téllez también aprovechó este tropiezo de Piedra Ibarra para arremeter en su contra y comentó que “ella vive en la frivolidad; ojalá trabajara con la eficacia que combina el color de su cabello con su saco. Tenemos que echar a morena del poder para que la CNDH sea una institución seria y autónoma”, dijo.

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