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Emprendió el vuelo

En abril del 2019, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el inicio de la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles, nombre que lleva del militar fusilado el 26 de noviembre de 1919 en la ciudad de Chihuahua. “Se hará por los servicios prestados a la patria en la defensa de la democracia por quien considero ser el mejor artillero de México”, dijo en aquella ocasión. El militar hidalguense participó en la Guerra México-Estados Unidos (1846-1848) y en la Intervención Francesa (de 1862 a 1867).

Fuera del contexto histórico de esta majestuosa obra, durante casi tres años, el tema fue objeto de miles de litros de tinta que se regaron en los medios impresos y de comentarios y análisis en los medios digitales.

Los grupos adversarios del Presidente, los que él llama conservadores, se adelantaron a decir que era una obra faraónica, que sólo se hizo por lo caprichos presidenciales y que derramó una millonada de pesos que bien pudo destinarse para solventar las causas sociales. Otros comentarios más señalan que es un aeropuerto militarizado pues se construyó en la base militar aérea Santa Lucía, en el municipio de Zumpango, en el Estado de México.

Un aeropuerto que se validó bajo la forma de operar del Presidente, a través de una consulta popular y que los grupos adversarios dijeron que era una “encuesta patito”. A ello habría que agregar que las denuncias de impacto ambiental estuvieron a la orden del día.

El nuevo aeropuerto tiene tres pistas, dos de ellas civiles y una militar. Lo interesante es que el gobierno mexicano quiere impulsar la ampliación del Tren Suburbano para enlazar la estación Lechería, en el Estado de México, con el aeropuerto, esto conforme el nuevo plan de infraestructura presentado en octubre de 2020.

La majestuosa obra no sólo contempla los trenes de aterrizaje, las salas de espera, también le fue incluido espacios para deleite de visitantes y usuarios que tiene que ver con vestigios naturales, vehículos históricos.

El corredor turístico contempla que en los baños hay imágenes del Chavo del 8, personaje creado por Roberto Gómez Bolaños y que se hizo popular no sólo en México, sino en el continente americano, otros más tienen ilustraciones de luchadores legendarios como el Santo y Blue Demon, como una forma de honrar al espectáculo deportivo más emblemático del país. O bien un museo de vagones históricos de Ferrocarriles Mexicanos: este medio de transporte fue útil para la conformación del país y habrá vagones que den cuenta de la utilidad que han tenido para México.

Además, un museo de Aviación Militar, el cual exhibe fotografías y aeronaves que han sido parte de la historia de las Fuerzas Armadas de México. Se destaca también un museo Paleontológico de Santa Lucía Quinametzin, conocido como el Museo del Mamut: tiene restos y réplicas de estos animales. Hay que recordar que durante la construcción de AIFA, se encontraron fósiles de esta especie.

El aeropuerto, para concretarse, tuvo que resolver más de 140 amparos y remontar más de cuatro meses de retraso en las obras, y adecuaciones a su presupuesto. Para acelerar la llegada al recinto se amplió la autopista de la Ciudad de México a Pachuca a ocho carriles.

Desde ayer iniciaron apenas 20 operaciones aéreas a cargo de Aeroméxico (cuatro), Volaris (seis), Viva Aerobus (seis), Conviasa (dos), de carga (dos) y vuelos particulares de Estados Unidos (dos). El total de pasajeros fueron estimados en 2022. Para el cierre de 2022 se prevé que el nuevo complejo aeroportuario alcance a 2.4 millones de pasajeros y para 2023 alrededor de 5 millones; y los vuelos desde y hacia Estados Unidos, comenzarán a operar en el segundo semestre de 2022.

Todos estos datos técnicos no son irrelevantes porque responden a una exigencia política de que no se harían bien las cosas. Y habría que decirlo, este es el inicio, sólo el tiempo le dará la razón a una de las partes. Por lo pronto, desde ayer el Presidente anda como niño con juguete nuevo: presumiendo su magna obra, pero insistimos, sólo el tiempo pondrá a cada uno en su lugar por aquello, por ejemplo, de que desde el palacio nacional hasta el nuevo aeropuerto se hacen 40 minutos. Para los que viven en aquella latitud lo harán saber más temprano que tarde. En Fin, enhorabuena por la obra, ya era tiempo que se tuviera una buena noticia. Ahora falta ver si a los chiapanecos les conviene volar hasta esta zona.

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