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Jeny Pascacio / Diario de Chiapas

Más de 8 millones de niños de entre 5 y 17 años trabajan en América Latina y el Caribe, el 33% son niñas y más del 50% de los niños realizan trabajos peligrosos, es decir, peligrosos para su salud, educación y bienestar. El trabajo infantil es una triste realidad para demasiados niños en esta región.

El nuevo informe OIT-UNICEF estima que el 48,7% se realiza en el sector agrícola y poco menos del 50% de los que participan en el trabajo infantil lo hacen en el ámbito familiar.

“La combinación de la pérdida de empleo, el aumento de la pobreza y el cierre de escuelas es una tormenta perfecta para la proliferación del trabajo infantil. Abandonar la escuela y entrar prematuramente en el mercado laboral reduce las posibilidades de conseguir mejores empleos en el futuro, perpetuando la trampa de la pobreza”, dijo Vinícius Pinheiro, Director Regional de la OIT para América Latina y el Caribe.

El número de niños y niñas en hogares con pocos ingresos aumentó como consecuencia de la pérdida de empleo e ingresos de las familias, y estas pueden recurrir al trabajo infantil como mecanismo de supervivencia.

Según la OIT y la CEPAL, esta práctica podría aumentar entre 1 y 3 puntos porcentuales, es decir, entre 100.000 y 326.000 niños más.

“Es cierto que ha habido avances en las últimas dos décadas en la región, pero las cifras siguen siendo demasiado altas, y la crisis social y económica provocada por la pandemia podría causar un retroceso dramático si no se actúa pronto”.

A pesar de la disminución del trabajo infantil en la región de América Latina y el Caribe en 2,3 millones entre 2016 y 2020, se estima que la crisis provocada por la pandemia podría revertir esta tendencia positiva.

“Dado que muchas escuelas siguen cerradas, y que las familias empobrecidas en situación de confinamiento han perdido ingresos durante meses y meses, estamos viendo que más niños y niñas latinoamericanos y caribeños abandonan la escuela y se incorporan al trabajo infantil. Los que corren más riesgo son los de las familias que perdieron sus ingresos y medios de vida”, advirtió Jean Gough, Directora Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.

Para las organizaciones, el trabajo infantil compromete la educación, restringiendo sus derechos y limitando sus oportunidades futuras, lo que conduce a círculos viciosos intergeneracionales de pobreza y trabajo infantil.

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