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Marco Alvarado/ Diario de Chiapas

Pese a que hay una placa donde se le reconoce como un héroe tuxtleco, en el espacio dedicado a la memoria del general Joaquín Miguel Gutiérrez abundan la basura y los orines.

En estas condiciones están los alrededores de la Catedral de San Marcos, un lugar dejado a su suerte donde los indigentes y personas con problemas de adicción incluso defecan, sin que la autoridad municipal ponga orden o realice una limpieza que permita reactivar los restaurantes y cafeterías que había en la zona.

Las jardineras evidencian el uso que se les da por las noches. Las paredes de la Catedral están vandalizadas al igual que varias de las lámparas, haciendo que este sitio esté lejos de considerarse un bonito recuerdo para los visitantes.

Resulta vergonzoso que parte de la historia de la capital chiapaneca tenga que ser mostrada así, cuando se pretende atraer visitantes a los espacios públicos, cada vez más deteriorados, y en los que esta administración municipal no ha puesto interés.

El lugar donde está la placa en memoria de Joaquín Miguel Gutiérrez solo es un síntoma de la decadencia. El atrio de la Catedral también carece de mantenimiento, y tampoco cuenta con la señalética que los visitantes necesitan para entender el contexto histórico en el que se desarrolló Tuxtla Gutiérrez.

En una situación así resulta un burla querer posicionar a la capital de Chiapas como referente turístico, cuando en sus calles no hay referencia ni de los edificios del poder Legislativo, Ejecutivo y del Ayuntamiento.

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