- Importante que se conozca cómo la niñez está cultivando habilidades clave que los convertirán en líderes, emprendedores y ciudadanos responsables.
- Más allá de fabricar objetos, el proyecto les enseña a gestionar un negocio desde cero. “Nos gusta emprender porque aprendemos muchas cosas sobre cómo funciona una empresa”.
José Salazar
Diseño: Luis Méndez
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El Día del Niño es una oportunidad para reflexionar sobre el futuro de quienes, más que nunca, se preparan para enfrentar un mundo en constante cambio. En este contexto, resulta esencial hablar sobre cómo las niñas y los niños están cultivando habilidades clave que los convertirán en líderes, emprendedores y ciudadanos responsables.
En la escuela Genki School, ubicada en Tuxtla Gutiérrez, un grupo de estudiantes del 5º grado, a través de “Dragon Ball” ha comenzado a explorar el mundo del emprendimiento a través de un proyecto educativo único: “Drahome: Magia para el hogar”. Concebido por Victoria, Bárbara, Mateo, José María, Maximiliano, Humberto, Megan, Samantha, Cristian Gael, Francisco, Dylan e Hilich, este emprendimiento se basa en la reutilización de materiales reciclados para crear productos funcionales y decorativos, como macetas y jaboneras.
El entusiasmo y la creatividad de los pequeños es palpable: “fue una lluvia de ideas en clase, donde todos participamos para decidir qué productos elaboraríamos. Luego, presentamos el proyecto a nuestros papás, quienes ya estaban preparados, pues en años anteriores hemos trabajado en otras iniciativas similares”, cuenta Bárbara.
Aprender a emprender desde la infancia
Más allá de fabricar objetos, el proyecto les enseña a gestionar un negocio desde cero. “Nos gusta emprender porque aprendemos muchas cosas sobre cómo funciona una empresa”, comenta Victoria. Los niños disfrutan tanto el proceso creativo como la promoción y venta de sus productos, y entienden que los recursos generados se reparten entre los integrantes, cubriendo los gastos y, en algunos casos, obteniendo un pequeño incentivo.
El involucramiento de las familias ha sido clave. Raúl Sánchez Calderón, padre de Victoria, comparte su experiencia: “al principio fue complicado, pero al final trabajamos como un equipo. Los niños están orgullosos de lo que hacen y nosotros, como padres, les damos todo el apoyo. Este proyecto les permite entender el valor del trabajo, del esfuerzo y de generar ingresos por cuenta propia”.
El impacto de las experiencias educativas en el desarrollo personal
El profesor Maury Olinsser Flores López, responsable del grupo de quinto grado, impulsa el proyecto con una visión clara: “Estas actividades fomentan el liderazgo, la organización y el trabajo en equipo. Los niños aprenden a coordinarse, a tomar decisiones y a asumir responsabilidades. Además, fortalecen su carácter y se preparan para enfrentar los retos del futuro”.
Para el profesor, el objetivo no es solo enseñar sobre emprendimiento, sino formar personas capaces de administrar recursos, negociar y aprender de sus errores. “No se trata únicamente de aprender a ser empresarios, sino de formar individuos con una mentalidad abierta, resiliente y con valores sólidos. La educación debe ir acompañada de experiencias reales que preparen a los estudiantes para la vida”.
Una experiencia compartida en familia
El respaldo familiar no se limita al acompañamiento: los padres se integran activamente en el desarrollo del proyecto. “Lo más valioso es que las familias se han convertido en parte del equipo. No se trata solo de que los niños trabajen, sino de que aprendamos juntos”, afirma Raúl Sánchez.
Drahome no solo prepara a los estudiantes para el futuro; les muestra que el trabajo, la dedicación y la creatividad son pilares del éxito. Además, siembra en ellos la idea de que el emprendimiento no es solo una opción profesional, sino una forma de vida que fomenta la autonomía y la innovación.
Emprender con visión y propósito
Con el avance del proyecto, los niños continúan desarrollando ideas nuevas y ampliando su perspectiva sobre lo que significa emprender. Mateo, por ejemplo, ha integrado sus pasiones al negocio: “Me gusta dibujar y el anime, así que decidí unirme para vender mis ilustraciones. Esta experiencia me ha enseñado cómo llevar un producto desde su creación hasta la venta”.
Por su parte, Maximiliano y Megan, encargados de elaborar macetas, coinciden en que esta ha sido una vivencia enriquecedora. “Nunca habíamos hecho algo así, pero ahora nos gusta mucho. Es divertido y aprendemos mucho”, comentan.
Sembrar hoy para cosechar mañana
El emprendimiento desde temprana edad es una herramienta educativa poderosa: desarrolla habilidades prácticas, fortalece el carácter y prepara a las niñas y niños para los desafíos de la vida. Cuando padres y docentes trabajan en conjunto, se crea un entorno propicio para formar ciudadanos responsables, creativos y comprometidos.
Este Día del Niño, vale la pena recordar que el aprendizaje no se limita a los libros. También se encuentra en las experiencias que despiertan la curiosidad, el trabajo en equipo y la voluntad de construir algo propio. Como bien lo demuestran los pequeños de Drahome, la semilla del emprendimiento, sembrada a tiempo, puede dar frutos sorprendentes en el futuro.