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Edén Gómez Bernal / Diario de Chiapas
El coco, para muchos, es un alimento rico, refrescante y hasta curativo, por lo que muchos lo consumen de diversas formas, sin embargo, para Leticia Mendoza Díaz, el coco ha sido toda su vida.
No solo como un negocio, sino como una manera de vivir y salir adelante, ya que ella y su hermana Susana son las que se encargan del puesto de venta de coco ubicado a un costado de la Calzada de los Hombres Ilustres, en la 5ª Norte Oriente y esquina Faustino Miranda.
Este negocio tiene más de 40 años que se ha mantenido con la venta de coco y sus diversas modalidades, agua de coco, horchata de coco, coco con chile y cocadas, los 365 días del año, ya que no descansan en días festivos, es más, ni el 25 de diciembre o 1 de enero, ya que afirman, la gente necesita el coco.
Doña Leticia dijo que estos negocios les fueron heredados por su papá que inició con la venta de coco, posterior a su muerte su mamá fue la encargada, pero al fallecer poco tiempo después, fueron sus hermanos y ella los que se hicieron cargo, aunque en la actualidad también sobrinos y nietos la apoyan.
La venta de coco les ha servido para salir adelante, estudiar para muchos de ellos, y para otros integrantes de la familia para tener una fuente de ingresos, todos se benefician del coco.
Este punto, dijo doña Leticia, es ya una tradición la venta del coco, la gente los busca, pregunta por ellos, llega y compra, pues es así que llegan a vender hasta 130 cocos al día, y no se diga de diciembre llegan a superar los 150 cocos diarios.
El coco es curativo, se pueden tratar enfermedades del hígado, riñón, e incluso puede ayudar a personas con cáncer, “viene gente del seguro solo con la venta del coco, para todo tipo de enfermos, y creo que se curan porque ya ni vuelven, incluso para el dengue ayuda, sube las plaquetas, por eso la gente viene y hasta 10 cocos se llevan de un jalón”, dijo.
Incluso durante la pandemia, se armaron de valor y no cerraron en comparación con otros negocios, pero esto se debe a que el agua de coco era de gran ayuda para los enfermos de COVID-19. Los cocos que se venden en este punto de la capital del estado son traídos desde Arriaga, Tapachula e incluso desde Acapulco, depende de cómo esté la temporada y el producto, afirmó doña Leticia.
Ella ha podido subsistir a través de la venta del coco durante más de 40 años, ya que dijo, desde los 14 años acompañaba a su papá a la venta de este producto, y en octubre de este 2022 cumplirá 55 años, ha podido mantener a sus seis hijos y apoyar a más de 20 nietos que tiene.

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