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El Machete: un año de control, violencia e incertidumbre

Jeny Pascacio/Diario de Chiapas
En unas semanas se cumplirá un año de que el grupo armado El Machete tomó el control de Pantelhó con el argumento de regresar la paz al municipio, pero su cometido se transformó en otra lucha violenta de poder que mantiene a 21 personas desaparecidas y a cientos de habitantes desplazados.
Las amenazas continúan, las personas siguen abandonando sus hogares, mientras las mujeres y la niñez que se ven obligadas a quedarse, son las más afectadas en este conflicto.
La violencia en Pantelhó inició hace años. La abogada feminista, Martha Figueroa Mier recordó el caso de Enriqueta López que fue asesinada tras la denuncia que hizo contra Austreberto Herrera por amenazas de muerte, “eso habla de la complicidad incluso de las autoridades y de la impunidad”.
Austreberto tenía el control de Pantelhó cuando fue encarcelado en 2019. A pesar de ello, Figueroa Mier recuerda un acumulado de seis muertes más relacionadas directamente con la familia de Enriqueta cada fin de año, “documenté 22 homicidios, incluido el de Enriqueta”.
Los hijos de Austreberto tomaron el control y entraron en las disputas políticas para continuar en el poder. Mientras más denuncias se acumulaban contra Austreberto, incluso de sus propios sicarios y familia directa.
De acuerdo con pobladores de Pantelhó que pidieron anonimato, varios de los machetes fueron integrantes de bandas delincuenciales lideradas por “el cartel del Verde Ecologista” y los Herrera.
Para Marta Figueroa por el uso y el tamaño de las armas pareciera que están desde la masacre de Acteal en 1992. Si bien estos grupos se originan desde un conflicto social, “rápidamente recorren el camino para convertirse en criminales”.
En medio de este contexto las mujeres tienen que callar, vivir en el secuestro en su propia casa o son desplazadas a otro municipio donde no tienen un techo propio ni empleo ni seguridad.
“Qué mujer se atreve a denunciar cuando hay historias de altísima violencia”, cuestionó Figueroa Mier, “no tienen casas a dónde regresar a vivir, dañaron las cosechas, las mujeres que no pueden salir de ahí y se vuelven motín de territorio de guerra”.

DESPLAZADOS
Eran las 9:00 horas del 8 de julio de 2021. Anita cocía el frijol recién desenvainado para el almuerzo de su familia cuando escuchó disparos y se percató que varios vehículos comenzaron a recorrer la cabecera municipal de Pantelhó.
Un día antes irrumpió en el municipio el grupo de autodefensa El Machete, que surgió con el argumento de expulsar al narco del sitio. La llegada derivó en enfrentamientos con el crimen organizado y las fuerzas federales y estatales.
El 7 y 8 de julio más de dos mil indígenas tzotziles y tzeltales se vieron obligados a abandonar sus hogares en la pequeña ciudad de los Altos de Chiapas. Anita recuerda a su mamá decir “vámonos”; tomó su monedero y con Miriam, su bebé de seis meses, a cuestas decidieron dejar su vivienda.
Se internó por una vereda sin pertenencias y caminaron por más de seis horas bajo el sol y sin agua hasta llegar a San Juan Cancuc, donde una persona les ofreció trasladarlos a un refugio en San Cristóbal de Las Casas.
Los sobrevivientes de Acteal también albergaron a cientos de personas en Chenalhó. Las 21 familias de los desaparecidos también siguen desplazadas.
“Hay miedo de hablar porque tenemos hijos y siempre son los que sufren más”, los testimonios recuerdan que en las elecciones del 6 de junio de 2021 fueron amenazados por grupos criminales para votar por el PRD, por eso creen que, Raquel Trujillo, el ex presidente electo también “es narco” y por ello la disputa del territorio.

Los 21
El 26 de julio “Nadie podía salir”, recuerda Enrique, como será llamado para proteger su identidad. El joven defendió a su madre y a su hermana de 14 años de edad, de ser violadas por los machetes. Pero a su hermano lo alcanzaron y lo desaparecieron junto a sus tíos.
Enrique puso a salvo a su hermana y a su mamá y se escondió durante tres días en el drenaje, “tuve que beber agua sucia”. Cuando escuchó un poco de calma, caminó por el desagüe hasta encontrar una salida.
Se escondió durante diez días más con su familia y luego su madre pidió permiso para que salieran de la ciudad. El permiso fue concedido, pero en el segundo retén detuvieron el vehículo, bajaron a Enrique, lo golpearon y se lo llevaron.
Cuando Enrique despertó vio a los machetes estaban reunidos, identificó el lugar como Chixté. Estaban acompañados del sacerdote y mediador del conflicto, Marcelo Pérez Pérez, “también tenían todos los carros que se robaron”.
Los encapuchados pidieron a la familia de Enrique 10 mil pesos a cambio de su vida, monto que su madre reunió en un día y tras su liberación, suplicaron a la Guardia Nacional que les ayudaran a salir del municipio.
Ahora no pueden dormir por las noches, entre los recuerdos de su secuestro y la desaparición de sus familiares. Enrique recuerda que la última llamada de su hermano, “se despidió de mí, me dijo que me cuidara”.
Después del 26 de julio de 2021 las amenazas de muerte no se detuvieron por parte de presuntos integrantes de El Machete. Las familias viven en la incertidumbre.

La búsqueda
Desde la desaparición de los 21 hombres que fueron expuestos en kiosko de la plaza central de Pantelhó el 26 de julio, las familias han protestado de manera pacífica para exigir justicia y presentación con vida.
Hace unos meses se quedaron sin asesoría jurídica por la complejidad del caso y las constantes amenazas, pues el tema vincula al crimen organizado, a políticos y funcionarios de las pasadas y la actual administración gubernamental; incluso del Congreso del Estado y la Fiscalía General del Estado.
Este 2022, las familias se reunieron con el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas Rodríguez, y de la comisionada Nacional de Búsqueda, Karla Quintana.
La Comisión Nacional de Búsqueda entró al municipio en febrero, pero dirigida por el grupo armado El Machete. Encontraron cuerpos en los límites con San Juan Cancuc pero no pertenecían a los 21.
Ese mismo día, el Machete difundió un video en el que negó tener conocimiento del paradero de los 21, después de que el 26 de julio los expuso amarrados de las manos y señalándolos por presuntos vínculos con el crimen organizado.
Karla Quintana y el equipo de búsqueda no regresaron. La Comisión ha dicho a los familiares que no existen las condiciones para ingresar al municipio.
“No nos permiten acompañarlos porque dicen que es muy riesgoso también para ellos. Nos dicen que no quieren exponer al personal”.
Hace unos días las familias volvieron a bloquear la avenida principal de Tuxtla Gutiérrez, frente al Palacio de Gobierno, donde expusieron que tienen nuevas pistas de que los 21 continúan con vida, encerrados en una cueva de las montañas de los Altos de Chiapas.
A principios de junio de este año, el concejo municipal denunció que fueron obligados por el grupo armado El Machete para firmar la renuncia de los cargos para representar al municipio.
La denuncia fue firmada por el presidente concejal de Pantelhó, Pedro Cortés, quien es señalado por los familiares de haber participado en la privación ilegal de la libertad de las 21 personas. El Machete ahora es enemigo de quienes antes era aliado.
El 11 de junio, los familiares de los 21 declararon nuevamente en las instalaciones de la Fiscalía General de Chiapas en Tuxtla Gutiérrez, “no hacen nada, pero vamos a descansar hasta que nos devuelvan a nuestros familiares desaparecidos”.

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