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Aunque los pueblos descansaron de esta actividad durante la pandemia, los acuerdos entre países y México acordaron reanudar la minería.

Jeny Pascacio / Diario de Chiapas
De junio de 2020 a diciembre de 2021, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) autorizó docenas de permisos ambientales para actividades mineras en, por lo menos, 14 entidades de la República, denunció la Red Mexicana de Afectadas/os por la Minería (REMA).
Se trata de Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, y Zacatecas, por mencionar algunos. Esto sin incluir los proyectos de extracción de materiales pétreos.
Durante la pandemia la actividad minera en México logró una posición privilegiada al ser incluida dentro de las actividades “esenciales”, por lo que se echó mano de su poder político y jurídico instalado y reforzado con la entrada en vigor, en julio de 2020, del ahora llamado Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
A pesar de la insistencia de la administración actual de no otorgar más concesiones mineras, en los trámites para permisos ambientales para la exploración y explotación minera, solo hubo una breve pausa de dos meses en 2020, señala la REMA en el informe titulado “La Lucha por Lo Esencial: la Pandemia Minera en México en Tiempos de covid-19”.
“Visibilizamos la asimetría que durante esta pandemia se profundizó entre los actores que promueven lo que llamamos modelo extractivo minero y las comunidades que se oponen a éste”.
A dos años de la pandemia, los territorios en resistencia a la minería se recuperan y es importante volver a plantear lo que consideró realmente como esencial ante los tremendos impactos que este sistema capitalista depredador genera en el bienestar de los pueblos y la salud colectiva.
Durante el poco tiempo que la industria minera quedó fuera de la lista de las actividades esenciales, las empresas mineras no pudieron contar con el trámite de nuevos permisos, sin embargo, una vez que lograron esta categorización privilegiada, las ventanillas institucionales les fueron abiertas nuevamente, aseveró.
Para la Red, la incertidumbre y el cierre económico que se generó por la pandemia, favoreció el aumento de los precios de metales como el oro y plata en el mercado internacional.
“Luego, con la reactivación económica, también hubo un importante aumento en el precio de cobre y, en paralelo, con la especulación alrededor del ‘oro blanco’ –el litio– en el contexto de la transición energética. Este crecimiento acelerado de precios permitió que -pese a la crisis- el sector minero se recompusiera rápidamente, hasta obtener ganancias históricas en varios casos”.
Asimismo, las medidas de contingencia decididas por los gobiernos privilegiaron a las grandes empresas y lograron, al mismo tiempo, obstaculizar los esfuerzos comunitarios tan necesarios para la salud, la alimentación y el medio ambiente.
“El encierro, la generación de miedo a enfermarse y la imposición del distanciamiento social, medidas impulsadas para prevenir los contagios a través de la campaña de la ‘Sana distancia’ y ‘Quédate en casa’, generaron condiciones aún más asimétricas para defender la salud comunitaria y el territorio, mientras las empresas continuaban operando”.

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