Organizaciones sociales piden políticas de prevención

Tania Selvas Ruiz / Diario de Chiapas
Debido a que durante el 2024, entre las 10 principales causas de muerte entre los mexicanos fueron enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol, azucares y tabaco, la organización El Poder del Consumidor, Salud Justa Mx, Red de Acción Sobre Alcohol (RASA) y el Comité Interinstitucional para la Lucha contra el Tabaco, solicitaron al gobierno federal que se incluyan en el Programa Sectorial de Salud 2025-2030 las políticas públicas sobre el tabaco, el alcohol y los alimentos ultraprocesados.
Erick Antonio Ochoa, de Salud Justa Mx, indicó que, “sino no se establecen compromisos claros para reducir el consumo de tabaco, alcohol, bebidas azucaradas y productos ultraprocesados en el Programa Sectorial de Salud, no se podrán contener las 63 mil 233 muertes estimadas directamente por consumo de tabaco, las 40 mil 842 muertes por consumo de bebidas azucaradas y las casi 42,000 muertes relacionadas con el consumo de alcohol”.
Con un diagnóstico nacional, que revela que México es uno de los países con los mayores consumos de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas en el mundo, el panorama a corto plazo es crítico para los mexicanos, que se reflejará con un sistema de salud sobresaturado por la demanda de servicios de atención de enfermedades que podrían prevenirse, señaló Paulina Magaña, de El Poder del Consumidor.
“En promedio, el 30 por ciento de las calorías diarias provienen de estos productos, situación que pone en riesgo la salud y cobra la vida de miles de personas cada año. 14.9 por ciento (22 mil 502) de las muertes por diabetes y 9.2 (23 mil 527) de las muertes por enfermedad cardiovascular en nuestro país, se deben al consumo de bebidas azucaradas. Es necesario que, dentro del Programa Sectorial de Salud, se prioricen políticas enfocadas a disminuir el consumo de estos productos.
Para ello, enfatizó que es necesario garantizar la correcta implementación de los lineamientos de alimentación escolar, una regulación efectiva de la publicidad dirigida a la infancia y adolescencia, la permanencia de un etiquetado frontal de advertencia y la implementación de impuestos saludables que desincentiven su consumo.

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