El 35 por ciento de menores de entre cinco y 11 años de edad ya presentan esta condición, y este número se eleva al 40 por ciento entre los 11 a 19 años de edad
Marco Alvarado / Diario de Chiapas
Ante la tendencia de obesidad y sobrepeso que hay en el país entre la población menor de edad, es necesario reforzar en casa el consumo equilibrado y adecuado de nutrientes, pero hacer énfasis en las actividades físicas, comentó el investigador especializado en temas de nutrición y alimentos, Gilbert Vela Gutiérrez.
“Si bien es una cuestión multifactorial, necesitamos integrar una alimentación diversa, balanceada, que tenga los macronutrientes que necesitamos, y en las porciones que requiere cada integrante de la familia”, comentó.
Actualmente el 35 por ciento de menores de entre cinco y 11 años de edad ya presentan sobrepeso u obesidad, y este número se eleva al 40 por ciento entre los 11 a 19 años de edad.
Si bien hay en marcha estrategias para retirar o disminuir el consumo de bebidas azucaradas en los planteles escolares, en opinión del investigador, también en los hogares es importante aprender a comer bien, y acompañar esta alimentación con actividades diarias.
“Tenemos a los nutriólogos que nos pueden orientar en función de la edad, de los requerimientos de cada integrante de la familia, de tal forma que no haya exceso de consumo de algún alimento y carencia de otro”.
Esto, insistió, acompañado de un estilo de vida menos sedentario, con más actividades que favorezcan el gasto energético “si estamos comiendo más, entonces tenemos que aumentar la actividad física”.
México enfrenta desde hace 30 años una pandemia silenciosa: las enfermedades crónico-degenerativas como diabetes, hipertensión y obesidad, que son las principales causas de muerte.
Mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que en las últimas cuatro décadas se han multiplicado por 10 el número de niñas, niños y adolescentes con obesidad; hoy 340 millones de personas entre cinco y 19 años sufren esta condición en todo el mundo.
Vela advierte que, de hecho, el país entró en una transculturalización alimentaria, que favorece la comida ultraprocesada sobre aquellas elaboraciones tradicionales, a lo que se sumó el aumento de vida en entornos urbanos, con menos actividad física.
“El problema no es que estén disponibles los alimentos ultraprocesados, sino la frecuencia de consumo, la alta demanda y recurrencia; muchas veces optamos por alimentos altamente calóricos, y dejamos a un lado aquellos que tienen niveles elevados de nutrientes, que son los que sí necesitamos”, destacó.