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Uniformados, los victimarios de las mujeres migrantes

Jeny Pascacio/ Diario de Chiapas

El 72.5 por ciento de las mujeres migrantes que ingresaron en 2020 reportaron haber sufrido agresiones físicas, en el país de origen y en México a manos de integrantes de pandillas y delincuencia organizada, familia, compañeros de trabajo y principalmente autoridades.

Lo anterior es parte del recién publicado ‘Análisis de la violencia de género: mujeres solicitantes de protección internacional en México’ realizado por Instituto para las Mujeres en la Migración A.C. (Imumi).

El estudio destacó que la violencia psicológica muestra también una frecuencia en 82.5 por ciento de los casos atendidos por el equipo de la Clínica Jurídica, “algunas de las manifestaciones identificadas en torno a este tipo de violencia incluyen amenazas, intimidaciones, insultos, humillaciones y marginación, lo que desencadenó graves consecuencias para la persona afectada”.

Las mujeres que participaron en el reporte son en su mayoría de Honduras, quienes representan 45 por ciento de la población total estudiada para el periodo de 2020. Siguen las mujeres originarias de Venezuela, que registraron 35 por ciento, mientras que el resto se distribuye entre las originarias de distintas regiones de Guatemala (7.5), El Salvador (7.5) y Cuba (5.0).

Del total de la submuestra analizada, 64.1 por ciento de las mujeres reportaron haber sido o ser víctimas de persecución en el país de origen y constituye el primer motivo para dejar el hogar y solicitar asilo en México.

En el desglose, la frecuencia de la violencia patrimonial asciende a 57.5 por ciento, pues engloba aquellos actos que perjudican a las mujeres en términos de adquisición de bienes, destrucción de estos, sustracción de documentos y pertenencias.

“Esto quiere decir que seis de cada diez mujeres reportaron haber sido víctimas de este tipo de violencia, a partir de las experiencias de robo, desalojo y despojo tanto en el país de origen como en el de acogida”. 

La violencia sexual resultó en 17.5 por ciento de los casos, pero la afectación se potencializa al estar fuertemente relacionada con la violencia psicológica y física. Estas agresiones sexuales fueron cometidas por agentes policiacos y familiares.

En el análisis ejemplificaron con el caso de una mujer originaria de Cuba que reportó haber sido violada por policías en su país y sufrió el mismo tipo de violencia en México. Lo mismo sucedió a una hondureña víctima de abuso sexual y físico al momento de llegar a Chiapas, México.

“De igual forma, las usuarias reportaron sufrir violencia a partir de actos de discriminación en su contra perpetrados por empleadores, arrendatarios, agentes de policías municipales, INM, Guardia Nacional; también por parte de autoridades de salud, educativas y, en general, por la población mexicana”.

El Instituto de las Mujeres en la Migración concluyó que la violencia que sufren las mujeres que solicitaron apoyo a la Clínica Jurídica no finalizó con el hecho de salir de su lugar de origen, debido a que en ocasiones fueron perseguidas incluso más allá de las fronteras.

“Si bien llegar a México representó un respiro ante las agresiones recibidas, este solo duró el tiempo que tardaron los victimarios en localizar otra vez a sus víctimas, lo que representa una clara extensión de la violencia vivida en el lugar de origen, pero ahora recrudecida por las condiciones de inseguridad que se vive en distintas zonas de México”.

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