Alto Mando
Miguel Ángel Godínez García
Si bien la pausa arancelaria lograda por Sheinbaum ha sido interpretada como un triunfo diplomático, la amenaza de Donald Trump sigue latente.
Y no se trata de una especulación. Las declaraciones de Pete Hegseth, secretario de Defensa de EU, no dejan lugar a dudas: se avecinan cambios en la seguridad fronteriza con México y no se descarta una intervención militar para combatir a los cárteles tan pronto como Trump lo ordene.
En este escenario, Sheinbaum y su gabinete no pueden lanzar las campanas al vuelo. Como lo anticipé en este mismo espacio, la negociación para pausar el incremento del 25% en los aranceles a cambio de efectivos militares, que si bien no fueron 25 mil, como en el sexenio anterior, y sí 10 mil en el norte para contener el ingreso ilegal de migrantes, combatir las actividades de los cárteles y frenar el trasiego de fentanilo, no ha sido más que un respiro temporal, y nada garantiza que Trump no volverá a la carga.
Su estilo es predecible: presionar, mentir y atacar. Y en este juego, la acusación de que el gobierno mexicano mantiene vínculos con los cárteles es una carta poderosa que puede usar en cualquier momento, sobre todo si Sheinbaum decide no acatar alguna de sus exigencias. Aquí cabe preguntarse: ¿a qué teme más la presidenta Sheinbaum, a los aranceles o a que salgan a la luz nombres de funcionarios de su administración o políticos de su partido que están siendo investigados en EU?
Porque, guste o no, las acusaciones están sobre la mesa. Varios funcionarios, gobernadores, legisladores y otros actores de la 4T han sido señalados en repetidas ocasiones de tener nexos con el crimen organizado. Y si a esto se suman las declaraciones o listas –ciertas o falsas– vertidas por narcotraficantes como Joaquín «El Chapo» Guzmán, sus hijos Ovidio y Joaquín, o Ismael «El Mayo» Zambada, el panorama se complica. No sería la primera vez que ya como testigos protegidos intenten reducir sus condenas a cambio de información que convenga a Washington.
Ahora bien, si Trump mantiene la decisión de etiquetar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, la situación se volvería aún más delicada, ya que se abrirán investigaciones formales contra todos aquellos que se sospecha han brindado apoyo político o policial a estos grupos.
A diferencia de la administración anterior, donde Marcelo Ebrard encabezó las negociaciones con Washington, en esta ocasión ha sido la propia Sheinbaum quien ha tomado la batuta ante las nuevas amenazas de Trump. Pese a ello, ha insistido en que no hemos cedido soberanía y que las operaciones militares en Baja California y Sinaloa, incluido el sobrevuelo de un avión especializado en inteligencia sobre el Mar de Cortés, así como la presencia de barcos de la Armada de EU en aguas internacionales, no tienen relación con la llamada que sostuvo con el presidente norteamericano. Sin embargo, la coincidencia de eventos resulta más que sospechosa. El avión espía sobrevoló a baja altura en un espacio aéreo controlado por las autoridades mexicanas, lo que fue reportado por el Cenavi, bajo el mando de la SDN y los navíos navegaron las costas de Baja California.
Por eso también las instrucciones precisas a Omar García Harfuch para coordinar la nueva estrategia de seguridad, que ha mostrado una mayor efectividad que los «abrazos, no balazos» promovida por López Obrador.
En esta nueva estrategia la responsabilidad última recae en el secretario de la Defensa, Gral. Ricardo Trevilla y García Harfuch lo ha reconocido públicamente. Trevilla es fundamental en la táctica de contención e inteligencia contra grupos criminales, así como en el fortalecimiento de la GN. Otro hombre clave, es el almirante Raymundo Pedro Morales, secretario de Marina. El reto para el gabinete de seguridad es mayor. Trump tiene en sus manos una poderosa arma de presión y no dudará en utilizarla cuando más le convenga, Sheinbaum deberá actuar con mayor inteligencia y estar preparada. Deberá apoyarse en sus piezas clave, de ello depende el futuro del país.
De Imaginaria. El general de brigada Miguel Ángel López Martínez tomó protesta como comandante de la 30 Zona Militar con sede en Villahermosa. Dijo que la Sedena seguirá trabajando para lograr la paz en el estado.