Alto Mando
Miguel Ángel Godínez
En la mañanera del pasado 19 de abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador aceptó que la inseguridad es uno de los mayores problemas que enfrenta su administración. La seguridad, dijo, es fundamental para vivir en paz, sin ella no es posible nada. Mientras persista la inseguridad no se podrá avanzar en lo económico, incluso en lo social. Si no hay paz, no hay tranquilidad, subrayó.
Esta preocupación del presidente no es nueva, ya antes, en julio de 2021, López Obrador afirmaba que con la inseguridad no habría Cuarta Transformación. “Si no terminamos de pacificar a México, por más que hagamos, no vamos a poder acreditar históricamente a nuestro gobierno”, dijo en una conferencia de prensa.
AMLO sabe que su obligación es bajar los niveles de violencia para acreditar su gobierno y con ello lograr la aceptación de millones de escépticos que giran en torno a la estrategia de “abrazos, no balazos”.
Pero las cosas para el presidente no son tan fáciles. Las últimas cifras de homicidios dados a conocer por la secretaria de Seguridad Ciudadana, Rosa Ícela Rodríguez, destacan que marzo ha sido el mes más sangriento del año, 3 mil 632 personas han sido asesinadas y a estas cifras se suman también los más de 4 mil desaparecidos que se han registrado de enero esa fecha.
El panorama se complica aún más con los casos recientes, uno es el de Debahni Escobar, donde la ineficiencia de la Fiscalía de Nuevo León, primero para localizarla y segundo, para esclarecer su asesinato, ha generado una presión extra a la estrategia de seguridad del gobierno federal.
Otro es el de Leobardo Ramos Lázaro, alcalde del municipio de Chahuites, Oaxaca, víctima de un brutal asesinato mientras iba a bordo de su camioneta.
En esta lucha, que no guerra, los gobiernos de los estados también han evadido su responsabilidad y dejado solas a las FA y a la GN, escudándose en la falta de presupuesto.
El mismo reporte de la SSC refiere que la inseguridad está presente en todo el territorio nacional, aunque con mayor presencia en seis entidades, donde se concentra el 50 por ciento de los homicidios dolosos: Guanajuato, Michoacán, Edomex., BC, Jalisco y Sonora.
Los altos índices de inseguridad son muestra palpable de que los estados tampoco están haciendo bien su trabajo. 82 homicidios diariamente, refiere Rosa Ícela.
López Obrador reconoce que falta mucho para llegar a la meta, y como dice, el camino es todavía largo, pero el tiempo es corto, más aún si su intención es dejar a su sucesor, un país pacificado.
Las cifras del sexenio de Enrique Peña Nieto, en cuanto a homicidios dolosos, parece aplicarle otra presión. Hoy existe un registro de más de 120 mil víctimas, mientras que en el de su antecesor se contabilizaron 156 mil.
Lo que declaró el presidente en julio de 2021 parece darle la razón. “Con inseguridad no habrá Cuarta Transformación”.
Por otra parte. El gobierno federal confirmó la disolución de una de las Unidades de Investigaciones Especiales de la DEA, al considerar que había infiltrados. Se trataba de una selecta unidad antinarcóticos que trabajó desde 1997 con México. Compartía excelente información. Ahora se pone en riesgo la relación y la cooperación entre ambos países.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, abrió otro flanco para AMLO. Impuso la inspección a camiones mexicanos que cruzan la frontera norte, lo que provocó la pérdida de 600 mdp en un solo día.
El mandatario texano culpó a México de no frenar la migración, además de encabezar a un grupo de 26 gobernadores de EU para prohibir a sus compatriotas transitar por carreteras mexicanas bajo el argumento de la inseguridad. AMLO respondió diciendo que lo que Abbott busca es la Casa Blanca. Se tensa la relación con esa guerra de palabras.
Por si algo faltaba, el ex presidente Donald Trump se jactó y presumió, en campaña del Partido Republicano, haber doblegado al gobierno de AMLO para destinar más de 25 mil soldados y elementos de la GN en las fronteras norte y sur además de acceder al programa “Quédate en México”, con el solo amago de imponer mayores aranceles a productos mexicanos.
Lo que fue visto en su momento como parte de la cooperación entre ambos países, Trump lo utiliza para promover el voto antimexicano. El presidente López Obrador hizo un exhorto a no utilizar a México como “piñata”, en los debates electorales en Estados Unidos.
El caso Julio Scherer y Gertz Manero parecía haber sido enfriado por el presidente y se mencionaba un pacto de no agresión contra el ex consejero jurídico y sus abogados, sin embargo, Scherer desenterró el hacha de guerra y acusó al titular de la FGR de tráfico de influencias, coalición de servidores públicos y asociación delictuosa.
Los opinólogos dicen que, derivado de este pleito y el presunto conflicto de intereses, el ministro Arturo Zaldívar sustituirá a Gertz en la FGR ¿Será? Lo que se avizora son más problemas para el presidente, quien deberá elegir a quien apoya: Gertz, Scherer o Saldívar.
Una estrella más a la Sedena. En coordinación con la GN y la FGR, detuvo a Juan Miguel “N”, El Johnny, uno de los más importantes capos que operan en Michoacán, Morelos, Puebla y Edomex.
También, la Defensa Nacional recibió un presupuesto especial de 300 millones de pesos para programas de equinoterapias en beneficio la población civil.
A dos años de ser tomadas las instalaciones de la CNDH, fueron desalojadas y detenidas tres mujeres por el grupo femenino Atenea, de la SSC, CDMX.
