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Alto Mando

Miguel Ángel Godínez García

Mucho se ha especulado sobre la caída del helicóptero “Halcón Negro”, de la Armada de México, en la que fallecieron 14 elementos de la Marina y otro más resultó herido, minutos después de haber participado en la captura de Rafael Caro Quintero.

Sin embargo, los primeros peritajes, realizados por una comisión de investigación, arrojan que no hay indicios de un posible ataque por parte de algún grupo armado, en represalia por la detención del narcotraficante.

El helicóptero no fue derribado, tampoco explotó ni hubo llamas. No hay huellas en los fuselajes de alguna penetración de proyectiles y sí pudo, ser consecuencia de un error humano o una falla mecánica. 

Lo que sí es muy probable también, es que el piloto se haya confiado, pues estaba a solo tres millas del aeropuerto de Los Mochis y se preparaba para aterrizar; es factible que se hubiera quedado sin combustible. 

Enfatizar en la hipótesis de un ataque es absurdo, ¿qué grupo iba a derribar un helicóptero Black Hawk si en la detención de Caro Quintero no había nadie que lo defendiera?, lo hallaron solo, sin armas, sin drogas y muy enfermo. 

Él ya había declarado en una entrevista, tras su liberación en 2013, que se había retirado del narcotráfico y lo único que quería era vivir en paz y tomar sus medicamentos a tiempo.

El Black Hawk no es un helicóptero cualquiera, está diseñado tecnológicamente para enfrentar condiciones extremas, tiene un alto blindaje y puede perder incluso alguna de sus partes y seguir funcionando sin desplomarse, incendiarse o explotar. Por eso es que se debe hacer la investigación a fondo, para determinar qué fue lo que realmente sucedió.

Pero lo verdaderamente cierto es que México pagó un costo muy alto por la captura de Caro Quintero, la muerte de 14 elementos del Grupo de Operaciones Especiales de la Marina, entrenados en Israel, Estados Unidos, Colombia y otros países. Ya habían participado en otras misiones de alto nivel, como en la captura del Chapo Guzmán. Era un grupo de héroes, cuya confianza, tanto del gobierno mexicano como del de EU, la DEA y el FBI, era plena.

14 héroes que murieron justo cuando Caro Quintero ya no es ni la sombra de lo que era antes de su primera detención, en abril de 1985. Hoy es un hombre acabado, sin salud, dinero, incluso se dice que vivía en la pobreza, pero que sigue siendo reclamado por EU, señalado por el asesinato de Enrique “Kiki” Camarena, agente de la DEA. 

La captura. El narcotraficante ya había sido ubicado en Sinaloa; intentó huir al escuchar los tres helicópteros tácticos y ver el descenso de las fuerzas especiales. Quiso escabullirse, pero sus piernas ya no eran las mismas de aquel poderoso, la leyenda y el todo terreno de los años 80, fue localizado por un perro de caza. 

Aquí lo interesante es saber si participó o no la DEA. El embajador Ken Salazar y AMLO dicen que no; la Marina lo niega categóricamente, pero acepta que hubo comunicación e intercambio de información. Como lo cité en mi columna anterior, el restablecimiento de la cooperación con la DEA fue de los puntos más importantes en la reunión Biden-AMLO. Como sea, la captura de Caro Quintero es más una medalla para EU, que no olvida agravios. 

Mucho se ha especulado también que se le extraditará, pero ya le fue concedido un amparo y pueden presentarse tres escenarios: que le dicten auto de formal prisión y termine su condena en México; que agilicen su extradición o que le den prisión domiciliaria. No olvidemos que la DEA lo requiere por sobornos hasta el 2020, y eso alcanzaría a autoridades de esta administración. 

 En el sepelio de los 14 marinos, a los familiares les hubiera gustado que el presidente hiciera acto de presencia como comandante supremo de la FA. Solo mandó sus condolencias. 

Hay también un marino desconocido, el sobreviviente de este fatal accidente, quien busca salvar su vida en el hospital naval.

Por estas acciones nuestras FA son dignas de respeto y reconocimiento. Son instituciones plagadas de héroes.   

De Imaginaria: 

El Ejército Mexicano sigue dando golpes certeros al narcotráfico. Desmanteló otros ocho narcolaboratorios en Sinaloa y Durango. 

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