El Cristalazo

Rafael Cardona

Cuando alguien relate la historia de cómo fue recuperada por el supremo gobierno, la más antigua compañía de la aviación nacional (quien sabe por cuánto tiempo y cuántos millones a fondo perdido), podrá decir de sus actuales rescatistas: no le atinaban ni a la marca de los aviones.

Y eso se lo digo a usted después de ver con cierto detenimiento y la ayuda de un compa apodado Lawrence de Arabia, el anuncio oficial en el dominio de internet gob.mx, en la cual dice: MÉXICANA DE AVIACIÓN (logotipo) DESPUES DE 13 AÑOS, VUELVE A LOS CIELOS.

Pero si la empresa aeronáutica vuelve a los cielos, empeño por el cual los cielos deberían estar agradecidos, los redactores de la propaganda del supremo gobierno deben volver (si alguna vez acudieron) a la escuela secundaria. Aunque sea oficial.

–¿Por qué?

Porque en el detalle de su flota (INICIA –sic– CON CINCO AVIONES) describe, Boing 737 y Embraer ERJ 145.

Y está bien recordar a otra antigua empresa nacional, la compañía de refrescos Pascual (devenida en cooperativa ejemplar y combativa), que como sabe era un pato, ahora cuando se hace una línea aeronáutica “patito”, pero los aviones no son –como las bebidas de fruta– BOING; son “Boeing”.

Boing era una presentación del jugo de fruta (en lejanos tiempos costaba un pesito), cuya venta se hacía en un envase de cartón; no de vidrio. Era una pequeña pirámide plastificada con un barniz especial en la cara interna, para conservar el líquido; con un agujero sellado para insertar un popote (antes de conocerse su malignidad oceánica) basada en el diseño industrial de aquel famoso ingeniero sueco, Rubén Rausing, quien junto con Erik Wallenberg fundó a mediados del siglo pasado. –quince años antes del primer Boeing 727– una empresa especializada en envases llamados “Tetrapack” y luego “Tetrabrick”.

Pues así se vendía el Pascual Boing. Y a pesar de ser un pato, no volaba; lo cual debe haber sido ignorado por el redactor de la pieza publicitaria lo cual debe ser comprendido cabalmente porque el afán de hacer la línea a la trompa talega y sin aviones fue por el imperativo disciplinario del me canso ganso.

Total, entre un ganso y un pato, sólo hay una gansada de distancia.

Boeing, la empresa fabricante de los escasos 737, encontró en este modelo y sus variantes futuras, desde 1964 (todavía gobernaba el PRI), 737-100; 737-200; 737-200 Advanced; 737-300; 737-400; 737-500, y la serie Next Generation (NG) 600,700,800 y 900, todavía en producción, el avión más comercial de la historia.

Según datos disponibles, hay más de quince mil aviones de este tipo, ahora mismo, en vuelo en distintas partes del mundo. Es como los viejos Chevrolet.

Pero a pesar de eso, la nueva empresa nacional –RECUPERAMOS LA LÍNEA AÉREA DEL PUEBLO (chale), dice la propaganda–, no tienen ninguno. La Sedena le prestó dos de medio cachete muy pintaditos de verde y una empresa de extrañísima trayectoria ofrece rentarle –algún día–, el resto del equipo.

Total, en sus primeros días al juguete volador de la IV-T le pasan todos los contratiempos. Se le nubla el cielo, se derrama el combustible, se retrasan las salidas y por consecuencia los aterrizajes y etc,etc.

Glu, glu, glu… con Boing de uva.

BLINKEN

“…Esperamos tener conversaciones sólidas con nuestros socios mexicanos para discutir formas de continuar gestionando humanamente nuestra frontera compartida mientras hacemos cumplir nuestras leyes, para abordar las causas fundamentales de la migración y para aumentar los esfuerzos conjuntos para promover los objetivos de la Declaración de Los Ángeles para la Migración y la Protección”.

Eso dijo el portavoz de Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional antes de reunirse, junto con el jefe del Departamento de Estado, Anthony Blinken, y la Asesora de Seguridad Nacional, Liz Sherwood-Randall, con el presidente de México.

–¿Y qué dijeron? ¿A qué imposiciones llegaron? Nadie sabe nada, por ahora.

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