El nuevo complejo militar-industrial de EEUU

El nuevo complejo militar-industrial de EEUU

II PARTE

Michael T. Klare

…La iniciativa Replicator

Junto con su éxito en atraer grandes contratos de defensa e inyecciones de capital, Anduril ha logrado convencer a muchos altos funcionarios del Pentágono de la necesidad de reformar sus operaciones de contratación para hacer más espacio para las nuevas empresas de defensa y de tecnología. El 28 de agosto de 2023, la subsecretaria de Defensa, Kathleen Hicks, número dos del departamento, anunció la entrada en vigor de la iniciativa «Replicador», diseñada para acelerar la entrega de armamento avanzado a las fuerzas armadas.

«[Nuestros] procesos presupuestarios y burocráticos son lentos, engorrosos y bizantinos», reconoció. Para superar tales obstáculos, indicó, la iniciativa Replicator recortaría la burocracia y otorgaría contratos directamente a nuevas empresas para el rápido desarrollo y entrega de armamento de vanguardia. «Nuestro objetivo», declaró, «es sembrar, encender y avivar las llamas de la innovación».

Como sugirió Hicks, los contratos de Replicator se otorgarían en lotes sucesivos, o «tramos». El primer tramo, anunciado en mayo pasado, incluyó aviones no tripulados de AeroVironment Switchblade 600 (llamados así porque se supone que se estrellan contra sus objetivos previstos, explotando al contacto). Anduril fue triple ganador en el segundo tramo, anunciado el 13 de noviembre. Según el Departamento de Defensa, ese lote incluyó financiación para la compra por parte del Ejército de drones de vigilancia Ghost-X, la adquisición por parte del Cuerpo de Marines de drones kamikaze Altius-600 y el desarrollo del Vehículo de Prueba Enterprise de la Fuerza Aérea, del cual Anduril es uno de los cuatro proveedores participantes.

Tal vez fuera igual de importante el apoyo de Hicks al plan de Palmer Luckey para reformar las compras del Pentágono. «La iniciativa Replicator está reduciendo demostrablemente las barreras a la innovación y entregando capacidades a los combatientes a un ritmo rápido», afirmó en noviembre. «Estamos creando oportunidades para una amplia gama de empresas de defensa y tecnología tradicionales y no tradicionales… y estamos construyendo la capacidad de hacerlo una y otra vez».

Aparecen los Trumpianos

Kathleen Hicks renunció como subsecretaria de Defensa el 20 de enero cuando Donald Trump volvió a la Casa Blanca, al igual que muchos de sus principales ayudantes. Queda por ver exactamente cómo la administración entrante abordará el tema de las adquisiciones militares, pero muchos en el círculo íntimo de Trump, incluidos Elon Musk y el vicepresidente J.D. Vance, tiene fuertes vínculos con Silicon Valley y, por lo tanto, es probable que favorezcan políticas similares al programa Replicator.

Pete Hegseth, el ex presentador de Fox News que recientemente fue confirmado como secretario de defensa, no tiene experiencia en el desarrollo de armas y ha dicho poco sobre el tema. Sin embargo, el subsecretario (y reemplazo de Hick) nominado por Trump es el inversor multimillonario Stephen A. Feinberg, quien, como director de inversiones de Cerberus Capital Management, adquirió la startup militar Stratolaunch, lo que sugiere que podría favorecer la ampliación de programas como Replicator.

En cierto sentido, el cronograma de Trump se ajusta a los patrones de Washington cuando se trata del Pentágono, ya que el presidente y sus aliados republicanos en el Congreso sin duda presionarán por un aumento masivo en el gasto militar, a pesar de que el presupuesto militar ya está en un asombroso máximo histórico. Es probable que todos los productores de armas se beneficien de tal movimiento, ya sean contratistas tradicionales de primer orden o empresas emergentes de Silicon Valley. Sin embargo, si el gasto en defensa se mantiene en los niveles actuales, con el fin de financiar los recortes de impuestos y otras medidas costosas favorecidas por Trump y los republicanos, la feroz competencia entre las dos versiones del complejo militar-industrial podría surgir fácilmente de nuevo. Eso, a su vez, podría desencadenar divisiones dentro del círculo íntimo de Trump, enfrentando a los socios leales al antiguo MIC contra los defensores del nuevo.

La mayoría de los legisladores republicanos, que generalmente dependen de las contribuciones de las antiguas empresas MIC para financiar sus campañas, están obligados a apoyar a los principales contratistas en esta liza. Pero dos de los asesores clave de Trump, J.D. Vance y Elon Musk, podrían empujar en la dirección opuesta. Es probable que Vance, un exfuncionario de Silicon Valley que, según se informa, se convirtió en el compañero de fórmula de Trump solo después de un fuerte cabildeo de Peter Thiel y otros multimillonarios de la tecnología, sea alentado por sus antiguos aliados a dirigir más contratos del Pentágono a Anduril, Palantir y empresas relacionadas. Y eso no sería sorprendente, ya que el fondo de riesgo privado de Vance, Narya Capital (¡sí, otro nombre derivado de El Señor de los Anillos!), ha invertido en Anduril y otras empresas militares/espaciales.

Nombrado por Trump para dirigir el Departamento de Eficiencia Gubernamental, Elon Musk, al igual que Palmer Luckey de Anduril, luchó contra el Departamento de Defensa para obtener contratos para una de sus empresas, SpaceX, y ha expresado un profundo desprecio por la forma tradicional de hacer las cosas del Pentágono. En particular, ha denigrado el caro y poco eficaz caza a reacción F-35 fabricado por Lockheed en un momento en que los drones gobernados por IA se están volviendo cada vez más capaces. A pesar de ese progreso, como escribió en X, la plataforma de redes sociales que ahora posee, «algunos idiotas todavía están construyendo aviones de combate tripulados como el F-35». En una publicación posterior, agregó que «los aviones de combate tripulados están obsoletos en la era de los drones de todos modos».

Su crítica al F-35 levantó ampollas en la Fuerza Aérea y provocó que las acciones de Lockheed cayeran en más de un 3%. «Estamos comprometidos con el gobierno y nuestros socios de la industria a entregar el avión más avanzado del mundo, el F-35, con sus capacidades inigualables», declaró Lockheed en respuesta a los tuits de Musk. En el Pentágono, el Secretario de la Fuerza Aérea Frank Kendall declaró: «Tengo mucho respeto por Elon Musk como ingeniero. No es un combatiente, y necesita aprender un poco más sobre el negocio, creo, antes de hacer anuncios tan grandiosos como el que hizo». Luego agregó: «No creo que el F-35 pueda ser reemplazado. Deberíamos seguir comprándolo, y también deberíamos seguir actualizándolo».

El presidente Trump aún no ha indicado su postura sobre el F-35 y otros sistemas de armas muy caros en la revisión presupuestaria del Pentágono. Puede (o no) pedir una desaceleración en las compras de ese avión y buscar una mayor inversión en otros proyectos. Aun así, la alternativa expuesta por Musk, entre las costosas armas tripuladas fabricadas por contratistas de defensa tradicionales y los sistemas no tripulados más asequibles desarrolladas por Anduril, General Atomics y AeroVironment, se hará más evidente en los próximos años a medida que la nueva versión del complejo militar-industrial crezca en riqueza y poder. Queda por ver cómo el antiguo MIC abordará tal amenaza a su primacía, pero no es probable que las empresas de armas multimillonarias se hagan a un lado sin luchar. Y esa lucha probablemente dividirá al universo trumpiano.

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