Letras Desnudas
Mario Caballero
El “¡ya basta!” De Yamil
Lo que pasó en la sesión de ayer en el Congreso del Estado no fue un asunto menor. El diputado Yamil Melgar Bravo, de Morena, subió a tribuna y exigió, con las agallas y determinación que debe asumir todo buen representante popular, especialmente en asuntos de esta naturaleza, que el Instituto Nacional de Migración rinda cuentas a la sociedad sobre lo que ha venido haciendo respecto al tema migratorio en la frontera sur, y que se coordine con otras dependencias para trazar la mejor estrategia para atención del fenómeno de la migración en México.
Eso era lo que desde hace tiempo necesitábamos: que alguien investido de autoridad tomara el toro por los cuernos. Y que mejor que haya sido un diputado, cuya misión principal es la de defender y velar por los intereses de sus representados, en este caso los chiapanecos residentes en los municipios que hacen frontera con el país de Guatemala y que son los que más padecen los estragos de la crisis migratoria en el país.
Esta acción del diputado Yamil es de una innegable responsabilidad y se trata de un gesto de gran humanismo que a más de un chiapaneco debió hacernos sentir orgullosos.
La petición del morenista empata con el planteamiento que hace unos días les hiciera el presidente Andrés Manuel López Obrador a sus similares de Estados Unidos y Canadá, Joe Biden y Justin Trudeau. Les pidió hacer un lado los mitos y prejuicios, y que dejaran de rechazar a los migrantes, pues su mano de obra es clave para enfrentar la guerra comercial con China.
Pero, sin lugar a dudas, la exigencia de Yamil Melgar ha puesto el dedo en la llaga. El tema del fenómeno migratorio ha estado en la agenda nacional desde hace varios años, pero no ha sido tratado con la debida seriedad. Ahí está, por ejemplo, el hecho de que el Inami no tenga registros confiables sobre el número de migrantes que han solicitado permiso para transitar por el territorio mexicano, y de no ser por los medios de comunicación, que han estado muy atentos a lo que sucede en torno a este asunto, no sabríamos que en estos últimos años han sido seis las caravanas migrantes las que han llegado a nuestro país.
Por eso hablaba de que la solicitud del legislador chiapaneco, oriundo de Tapachula, de que el Inami entregue cuentas claras a la sociedad, es de una innegable responsabilidad. Porque más allá de lo meramente político, es indignante la persecución de migrantes, las forma con que las autoridades migratorias mexicanas están tratando a los indocumentados centroamericanos y caribeños que están entrando a México con la intención de cruzar el país para llegar a Estados Unidos.
A la verdad, indigna ver cómo los humillan, cómo les pegan, cómo los someten y los siguen aporreando con alevosía y ventaja, cómo se van con toletes en mano contra padres que van cargando a sus hijos.
Son escenas vomitivas que nos hacen ver a los mexicanos como unos verdaderos salvajes.
EL FONDO DEL PROBLEMA
Y todo por qué. Porque al país de los billetes verdes no se le pega la gana recibir a inmigrantes, cuyas autoridades pasadas y actuales han utilizado este tema con fines electoreros.
Lo vimos con el expresidente Trump, por ejemplo, quien, sin ninguna evidencia y con el fin de fortalecer a los candidatos republicanos en la elección legislativa de 2018, dijo que había miembros de grupos terroristas de Oriente Medio viajando en la caravana migrante centroamericana. Pura manipulación política. Lo que estaba explotando era el miedo de los residentes a que llegara gente de otros países a una nación donde todos, a excepción de los indígenas norteamericanos, son descendientes de migrantes.
Recordemos que a Estados Unidos llegaron los ingleses protestantes y se dedicaron a matar a la población local. Luego arribaron los irlandeses católicos, que en su momento se consideraron como una amenaza a la primera ola migrante. Los africanos, que llegaron como esclavos, siempre fueron considerados como infrahumanos que no merecían los mismos derechos. Posteriormente vinieron los italianos y judíos, a los que se consideraron, también, como un riesgo para las “buenas costumbres” del país en ese entonces en ciernes.
Y así podemos llegar hasta Trump, de origen anglosajón, nada menos que inmigrante alemán, que odia a los migrantes. Le causa salpullido y cólera que los morenos católicos lleguen a territorio que debería ser exclusivo de blancos protestantes.
Muchas de las acciones que Trump impuso para impedir que más migrantes centroamericanos llegaran a Estados Unidos ya fueron eliminadas, pero aún persiste la negativa del gobierno de Biden a recibirlos. Lo peor del caso es que México es el que está pagando los platos rotos.
BIEN
Esta situación no puede seguir así. Por eso la importancia de la propuesta del diputado Yamil Melgar a que el Instituto Nacional de Migración se coordine con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y que emprenda acciones conjuntas con otras dependencias, organismos e instituciones federales que fortalezcan la atención, el servicio y la ayuda a los migrantes, quienes por tener el sueño de tener una mejor vida para sus familias no merecen ser maltratados y humillados.
Ahí el gesto humanitario de Yamil, que desde el Congreso del Estado ha sabido lanzar de manera respetuosa el exhorto a que las autoridades chiapanecas y mexicanas sean hospitalarias y se hagan responsables de la vida de esta gente.
Es cierto, a los diputados se les pide que cumplan con su deber. Pero Yamil pudo haberse quedado callado, no hacer nada, voltear a ver para otro lado, tal como han hecho muchos de sus antecesores en el Congreso local y otras autoridades.
Sin embargo, prefirió alzar la voz desde la máxima tribuna de Chiapas para decir “¡ya basta!” a los abusos contra estas personas y de que sus derechos humanos sean transgredidos. Por eso, siendo integrante de la Comisión de Población y Asuntos Migratorios, pidió acciones a favor de estas personas, que han llegado a México huyendo de la violencia y la pobreza que viven en sus países, buscando una oportunidad de vida, un poco de tolerancia y de apoyo que les permita llegar a su destino.
Con ello, asimismo, Yamil revive la tradición mexicana de otorgar refugio a los migrantes y perseguidos políticos. Pues México siempre ha sido una nación hospitalaria y amiga de los extranjeros, y debe seguirla siendo, tal como la propuso el presidente AMLO, que comenzó su gestión con una visión humanitaria del tema.
Bien, en suma, por el diputado Yamil Melgar, por su humanismo, responsabilidad y sus reflejos políticos.
No podemos dejar de lado que con esto ha quedado bien por muchos lados. Con los tapachultecos, que son sus representados y a los que con su petición de emprender acciones en atención al fenómeno migratorio está contribuyendo a la seguridad del municipio. Con los chiapanecos, a los que con esta y otras decisiones les ha dicho que tienen en el Congreso local a un legislador comprometido con las causas más sentidas de la sociedad.
Con la opinión pública por un gesto de indiscutible generosidad humana. Con su partido y con los gobiernos del gobernador Rutilio Escandón Cadenas y del presidente López Obrador, por mostrarse como un aliado en asuntos de prioridad nacional.
@_MarioCaballero