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Juan Manuel Asai

Códice
En turismo, conectividad es el nombre del juego. Por eso, cuando una aerolínea inaugura una nueva ruta se descorcha una botella de champaña. Es ocasión para celebrar. Si eso es con una nueva ruta imagínense el amable lector con un nuevo aeropuerto. Es como para que la comunidad turística de la localidad organice un carnaval.
Uno de los aspectos peculiares de la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, construido en la antigua base militar de Santa Lucía en Zumpango, Estado de México, es que el turismo no fue invitado. Es inadmisible. Incluso hoy, varios días después, es claro que se ha hablado mucho más de la señora que vendió tlayudas que de la actividad turística, que es la principal generadora de empleos para mujeres y jóvenes en el país, atenúa la pobreza, brinda estabilidad social y genera divisas frescas todos los días y todas las noches.
El turismo estuvo ausente de los discursos inaugurales. El evento fue un mitin. Quienes hablaron tocaron muchos temas, incluso algunos esotéricos como ese de la secreta esencia de la 4T, pero de turismo nada, o muy poco. En redes sociales, además de las tlayudas se habló mucho del intento de chiste que hizo la señora Gutiérrez y que le provocó un entripado a su marido, pero de turismo, repito, casi nada, como si fuera algo menor, prescindible, frente a lo único importante que era sacar raja política.
La pregunta pertinente sigue siendo la original: ¿El AIFA resuelve el problema de conectividad aérea en el Valle de México? ¿Será un detonante para la actividad comercial y turística? ¿Dentro de cuánto tiempo comenzarán a sentirse los beneficios concretos? La gente se pregunta si con la inauguración se completa la infraestructura del Sistema Aeroportuario Metropolitano, o no. Son temas de fondo que se dejaron para después.
La batalla política levanta tal cantidad de polvo que impide ver con claridad que los políticos van y vienen y el país permanece. ¿Hay un plan maestro, con visión de Estado, sobre el transporte aéreo o todo está sujeto a los intereses políticos de coyuntura? ¿Si en las elecciones del 2024, que no están nada lejos, triunfa un partido diferente a Morena se revivirá el proyecto del aeropuerto de Texcoco y se dejará el AIFA para honrar la memoria los mamuts?
Parece una mala broma, lo asumo, pero es una posibilidad real ante el hecho de que no se toman decisiones torales con la suficiente seriedad. La verdadera nota sobre el AIFA no son las tlayudas, ni los mamuts, ni los chistes, es lo que comenzó a ocurrir al día siguiente del mitin inaugural, en la operación del día a con día.
Sobre los constructores. – No regateo un reconocimiento amplio a los ingenieros militares que se hicieron cargo del proyecto y que cumplieron en tiempo y forma, algo inédito entre nosotros. Eso, sin embargo, no cierra el debate sobre si el instituto armado, noten el nombre, a la mitad de una crisis de seguridad como la que padece el país, puede distraerse en atender asuntos que no le competen. Hay zonas donde el mando real lo ejercen las bandas del crimen organizado. Las masacres se normalizan. Que el Ejército se engolosine en tareas ajenas a las que le marca la Constitución, pero que le dan manejo de dinero e influencia política, encierra múltiples riesgos para su solvencia moral. Lo que le toca a la Sedena es defender la integridad, la independencia, la soberanía de la nación y garantizar la paz interior. Lo demás, hay que decirlo, es grilla.

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