La red de extorsión de Uriel Estrada y Sergio Aguilar

Letras Desnudas

Mario Caballero

Se rompió el silencio.

Más tarde que temprano, alguien tenía que hablar.

Una de las muchas víctimas salió a declarar públicamente y señalar a sus verdugos. Se cumplió aquello de que “el valiente vive hasta que el cobarde quiere”.

Por tanto, no puedo más sino sólo felicitar al expresidente municipal de Huixtla, José Luis Laparra Calderón, quien tuvo los suficientes pantalones y la integridad para denunciar la red de extorsión encabezada por José Uriel Estrada Martínez y Sergio Alejandro Aguilar Rivera.

Laparra Calderón gobernó ese municipio enclavado en la región del soconusco durante el trienio 2018-2021. Los lugareños lo conocen por ser un hombre sencillo y humilde, siempre interesado por el desarrollo y el progreso de la tierra que lo vio nacer. Ahí nació, creció y vive con su familia.

También es conocido por ser un empresario modesto, cuya preocupación por la gente pobre y la falta de oportunidades en el municipio, lo llevaron a participar en la política.

Tuvo éxito gracias a que supo entender los tiempos y a que señaló la corrupción, la impunidad y los abusos de los que antes detentaron el poder en la localidad. Asimismo, su proyecto político representó una alternativa de cambio en el gobierno, que durante lustros fue indiferente a la miseria, ignorancia e inseguridad de los huixtlecos.

La frescura de sus ideas y propuestas le permitieron ganarse la confianza de la ciudadanía, que finalmente lo llevó a la presidencia municipal. Y durante los tres años de su gestión demostró capacidad y compromiso con el bienestar de la sociedad.

Hoy en día, existe un consenso casi generalizado de que el gobierno de José Luis Laparra logró un cambio importante a favor de la población y que su trabajo sentó las bases para el desarrollo. Por lo mismo, puede caminar por las calles de la ciudad con la frente en alto, con la dignidad intachable y sin temor a nada.

LA DENUNCIA

El día que Laparra Calderón decidió sacar a la luz lo que padeció en carne propia a manos de Uriel Estrada y Sergio Aguilar Rivera, dijo:

“La extorsión que se ha dado de hace muchos años en este gobierno, sobre todo en el caso del Órgano de Fiscalización en complicidad con este Sergio Aguilar, del Consejo de Seguridad Pública, que han hecho una dupla estos dos tipos, Uriel Estrada y Sergio Aguilar, han hecho una dupla en estar extorsionando a presidentes, a funcionarios, amenazándolos, intimidándolos, a sacar de cierta manera recursos, (y) eso no se vale”.

En este espacio, desde hace algún tiempo, he venido siguiendo el caso de Uriel Estrada Martínez, proporcionando datos acerca de las muchas ilegalidades que se le imputan durante su gestión como auditor superior del estado. He de aclarar que mucha de esa información proviene de filtraciones de colaboradores y trabajadores del mismo órgano fiscalizador, así como de las investigaciones periodísticas realizadas por el Diario de Chiapas.

Por ejemplo, los presuntos acuerdos que Uriel sostuvo con algunos hoy expresidentes municipales para intercambiar fuertes sumas de dinero por protección. Como Gilberto Martínez Andrade, de Simojovel, quien se dice es su compadre y al que nunca denunció ante las instancias correspondientes a pesar de que las auditorías detectaron que este funcionario había provocado un daño a la Hacienda Pública Municipal por más de 300 millones de pesos.

Fuentes a este autor revelaron que Uriel recibía en pago por no proceder en contra de este exalcalde dinero en efectivo y contratos de obra pública, que eran asignados por adjudicación directa a la empresa ESES Grupo Constructor, S.A. de C.V., operada por su hermano Óscar Estrada Martínez, su prestanombres.

Otra de las acusaciones aquí publicadas es su presunta implicación en el delito de lavado de dinero. Pues se cuenta que las cantinas, antros y bares de Uriel, ubicados en distintas zonas de Tuxtla Gutiérrez, son utilizados para ocultar el origen ilícito de los recursos obtenidos mediante la extorsión a los alcaldes y otras actividades ilegales.

Inclusive, hace poco publiqué sobre la procedencia del juicio político contra Uriel Estrada y mencioné una lista con más de 30 nombres de los trabajadores de la Auditoría Superior que podrían ser partícipes y cómplices de esta red de extorsión.

En cuanto a Sergio Aguilar Rivera, esta columna ha dado a conocer los supuestos fraudes que cometió como titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública.

Tal fue el caso de la compra de patrullas fantasmas. Sucede que la Auditoría Superior de la Federación, al revisar un paquete de facturas, descubrió que esa dependencia había adquirido varias unidades que según serían destinadas para el uso de patrullas en diferentes municipios del estado. Sin embargo, no encontró evidencias que constataran la existencia de los proveedores y sus domicilios fiscales correspondían a la ubicación de terrenos baldíos. Para mayor inri, no halló registros de dichos vehículos.

LOS DETALLES

Seguramente, muchos se preguntarán cómo operaron Uriel Estrada y Sergio Aguilar y por qué José Luis Laparra esperó tanto para salir a denunciarlos. Él mismo lo explica.

Cuenta que estos personajes se comunicaban directamente con los alcaldes y los citaban en sus oficinas en Tuxtla Gutiérrez. Una vez que los tenían frente a ellos, no les pedían, les exigían que desviaran recursos del erario, con la amenaza de que si no cooperaban les harían observaciones en la Cuenta Pública y de ahí los esperaba la cárcel.

“Se dedican a ver qué te sacan, pero hay problemas en las Cuentas Públicas que te imputan y son inexistentes. Ese es el problema”, dijo Laparra. Es decir, Uriel y Sergio fabricaban los delitos para reprimir a los alcaldes y orillarlos a entregarles esas sumas de dinero.

De acuerdo con sus declaraciones, podrían ser decenas de presidentes municipales los que pudieron ser víctimas del abuso de estos funcionarios.

Por tanto, si nadie antes había denunciado este delito fue por temor a las represalias. Temor por el que él mismo tuvo que pagarles.

Dice: “A mí me sacaron dinero, no te puedo decir más, pero me sacaron dinero y era una amenaza constante”.

Narra que lo comenzaron a hostigar al final de su trienio a través de llamadas y mensajes de WhatsApp, inclusive le enviaban fotos de Uriel Estrada para advertirle que lo estaba esperando para que “rindiera cuentas”.

“Yo no soy ningún delincuente y por eso estoy denunciando. Tengo mucha confianza que este nuevo gobierno va a poner orden”, menciona al asegurar que conserva los mensajes que le enviaban por WhatsApp.

Ojalá así sea. Hay grandes esperanzas de que en la Nueva ERA se inaugurará un periodo de desarrollo, seguridad y paz social, pero también de justicia, reparación de daños y legalidad.

Mientras tanto, ha quedado exhibido, no por un periodista, no por uno de sus muchos detractores, sino por una víctima misma de Uriel Estrada y Sergio Aguilar cómo se enriquecieron al amparo del poder y en detrimento del bienestar de los municipios.

Me sumo a la invitación de José Luis Laparra que les pide a los alcaldes y exalcaldes que denuncien, que no tengan miedo, porque estos dos sujetos deben ser castigados, ya que podrían ser cientos, quizá miles de millones de pesos los que defraudaron.

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