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Letras Desnudas

Mario Caballero

Cada vez que los mexicanos le aconsejamos a un amigo si quiere ser tomado en cuenta para cualquier cosa, le recitamos la frase “santo que no es visto, no es adorado”. En la política existe la variante: el que se mueve, no sale en la foto. Es decir, debe tener presencia.

En ese sentido, si un político no es cuestionado o criticado en función de sus responsabilidades públicas es irrelevante. Esto me ha quedado claro durante los años que llevo ejerciendo el periodismo. Para qué perder el tiempo en alguien que no vale la pena.

Hago este introito para tratar de explicar la campaña de descrédito en contra del diputado Yamil Melgar Bravo, quien desde que se desempeña como presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado ha sido blanco de críticas y descalificaciones. Aunque, en honor a la verdad, todo esto en nada lo afecta. Todo lo contrario, es indicativo de que a muchos les incomoda que el joven legislador esté avanzando en el camino.

¿DESACREDITADO?

Existe un episodio que no forma parte de la excelsa obra El ingenioso hidalgo El Quijote de la Mancha, pero que es una lección de vida, en la que Sancho, atemorizado por el ladrido de los perros, le pregunta a su amo por qué ladraban. El Quijote, flemático, le respondió: “Deja que los perros ladren, Sancho, es señal de que avanzamos”.

Así, las críticas al diputado Yamil son eso: ladridos que anuncian la buena marcha de sus proyectos políticos.

Y si antes habíamos dicho que éstas no lo afectan, es por dos razones incontrovertibles.

La primera, los señalamientos en su contra carecen de todo fundamento. Los embates de los panfletistas carecen de todo rigor periodístico. Por decir lo menos.

Por ejemplo, ¿qué importancia tiene para la opinión pública descalificarlo con que es un fifí, un “hijo de papi” que le debe todo lo que es al legado político de su padre? Pues de cuando acá es pecado ser político porque el papá fue político. Es como decir que está prohibido ser abogado porque el papá es abogado o médico porque el progenitor también lo es. ¡Hágame usted el favor!

Lo cierto es que Yamil ha honrado la herencia política de don Antonio Melgar (q.e.p.d.), quien fue un personaje respetado por la clase política local y nacional, y muy querido por los tapachultecos a los que gobernó con inteligencia, honradez e integridad.

Fue él un gobernante que sentó las bases del desarrollo y la paz social de Tapachula, cuyo gobierno fue de puertas abiertas, cercano a la gente y realizó las obras con las ideas y propuestas de las personas. Cuentan que, sentado en la banqueta de las colonias que visitaba cotidianamente, atendía las necesidades de los ciudadanos y planeaba con ellos las posibles soluciones.

A la sazón, para cuestionar a cualquier actor político se requieren pruebas. Afirmar que la burra es parda es porque se tienen los pelos en la mano.

Señalar, por ejemplo, que Yamil Melgar está abusando de su autoridad para acomodar a su parentela en espacios laborales en el Congreso del Estado, hay que decir quiénes son y qué funciones ejercen. Y no lo hacen. Absurdamente sus detractores se basan en que en el recinto parlamentario hay varias personas de apellido Melgar, con los que el diputado no tiene ningún parentesco y como si este apellido fuera exclusivo de una sola familia.

CALUMNIAR POR TEMOR

La segunda razón estriba en el evidente temor de los que están detrás de la campaña de odio en contra de Yamil Melgar. Si lo atacan y calumnian es porque buscan descarrilarlo, obstaculizar sus aspiraciones políticas y minimizar sus logros.

Hoy por hoy, el morenista goza de la confianza y aprobación de la gente que representa.

Yamil no es un diputado de escritorio. Así como lo hizo su señor padre, él recorre las colonias de su distrito electoral, platica con la gente, recoge sus necesidades y hace las gestiones que tienen que hacerse. Se reúne con los empresarios de Tapachula, con los artesanos, con los locatarios, con los grupos indígenas, con los estudiantes, adultos mayores y jóvenes. En pocas palabras, ha respondido con acciones concretas a la confianza que los electores le depositaron.

Esto puede constatarse en las muchas veces que ha subido a la tribuna del Congreso para exigir seguridad para la población de la frontera sur, atención a las necesidades de las personas con discapacidad, certeza jurídica para los damnificados del huracán Stan, quienes fueron abandonados durante varios sexenios.

Asimismo, para pedirle cuentas a los funcionarios de migración por las muchas denuncias en su contra; para exhortar a los presidentes municipales a regirse bajo los principios de transparencia y rendición de cuentas; para convocar a las distintas autoridades estatales y municipales a coordinar acciones que pongan fin a los conflictos sociales y faciliten el acceso a un clima de seguridad y estabilidad en las localidades.

Mejor todavía, sin ningún tipo de protagonismos, Yamil ha logrado que el Poder Legislativo sea un aliado del Ejecutivo, respaldando las políticas y estrategias del gobernador, pero no en el sentido de subordinación, sino con colaboración y gestión en un marco de respeto mutuo, legalidad y autonomía.

En estos años, ha tejido con un eficaz trabajo parlamentario los acuerdos que hicieron posibles las reformas que buscan fortalecer a las policías municipales, la eficiencia en el cumplimiento de las obligaciones de los Ayuntamientos, proteger y restaurar nuestras reservas naturales y la salvaguarda de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, quienes se merecen un desarrollo integral, seguro y con oportunidades de desarrollo.

También ha logrado conjuntar a los diputados del partido gobernante con los de la oposición en una agenda legislativa que lleva por delante proteger y velar los intereses de los chiapanecos.

Ahí la razón de que la mayoría de los congresistas sostengan reuniones para revisar los avances en materia de derechos humanos, salud, combate a la violencia de género, migración, y sean vigilantes de la rendición de cuentas, de la transparencia en el ejercicio de los recursos públicos y fomenten los derechos de las mujeres y una educación de calidad para la niñez y la juventud.

Algo más. Al abrir el espacio para el debate, para la aportación de ideas y la negociación con las distintas fracciones partidistas en el parlamento, Yamil ha creado un nuevo entendimiento político y propugna por dar cumplimiento a la responsabilidad que tiene todo legislador para con la sociedad.

DEJAD QUE LOS PERROS LADREN

Todo esto es lo que los difamadores de Yamil Melgar quieren minimizar, ocultar. Y por eso lo calumnian y acusan sin fundamento. Pero si el sol no puede taparse con un dedo, menos todavía estas acciones que tienen un efecto importante y visible en el bienestar de la ciudadanía.

Dejad que los perros ladren, dijo el Quijote. Yamil seguro sabe que todo se enriquece con la polémica. Las críticas hacia su persona, cuyo valor se equipara al de un chisme, en lugar de afectarlo, no hacen más que resaltar su trabajo desde el importante quehacer parlamentario.

Y si los perros ladran, es porque saben que su desempeño es relevante. Si no lo fuera, estarían callados. Así de simple.

Twitter: @_MarioCaballero

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