El Hipsterbóreo
Luis Fernando Bolaños Gordillo
Dadas nuestras condiciones socioculturales y consumo mediático, los mexicanos somos capaces de reírnos de Dios, de la muerte, del diablo, de los políticos, de la familia o de cualquier personaje que se nos ponga enfrente; el sentido del humor es parte de nuestras identidades, usos, costumbres o valores, y determina la forma en que percibimos la existencia, así como las relaciones que establecemos con la sociedad y sus instituciones
Muchas cosas han cambiado en el memeverso mexicano en su entrelazamiento con las redes sociodigitales. Los xoloitzcuintles podrán descansar un rato en su papel de compañeros de los difuntos en su tránsito al más allá; ahora es el “Pirata” de Culiacán el encargado de trepar las almas a su troca y llevarlas a la eternidad al ritmo de narcocorridos. El meme que ilustra esta entrega muestra cómo tragedia y comedia van de la mano para atraer la atención a un mundo por demás conocido: el narcotráfico.
En este capitalismo de la imagen es improbable que un personaje público y más si es de talla mundial escape al encuadre de un meme; el Papa Francisco I no fue la excepción, y desde nuestro peculiar memeverso bañado de humor negro alguien lo sentó en la parte trasera de la troca para que se despidiera con una enorme sonrisa de sus millones de feligreses quienes seguramente no esperaban que Juan Luis Lagunas Rosales tuviese el honor de ser el chofer.
Más allá de la hilaridad, el meme motiva cuestionamientos sobre qué factores motivaron al autor relacionar al primer Papa franciscano con un personaje que no tuvo empacho alguno de mostrar su relación con el mundo del narcotráfico, sus incongruencias y un estilo de vida lleno de excesos que finalmente lo llevaron a ser ultimado en un bar de Zapopan. El “Pirata” se había hecho viral por publicar en las redes sociodigitales fotografías y videos tomando alcohol, consumiendo drogas y reproducir un discurso simpatizante con la narcocultura. Se estima que Lagunas Rosales llegó a tener aproximadamente 790 mil seguidores en Facebook, 37 mil en X y unos 323 mil en Instagram, lo que le garantizaba una considerable monetización. El “Pirata” materializó el aspiracionismo de millones de jóvenes en nuestro país que lamentablemente sigue siendo presa de la narcocultura y sus distintas manifestaciones.
¿Qué sentido tenía entonces poner al “Pirata” como chofer del Papa al constituirse como un significante representativo del declive de la legalidad y la prevalencia del crimen organizado en México? Probablemente una respuesta sea que, a pesar de estar en un marco lleno de atrocidades, crímenes y venganzas, los narcotraficantes y sus pregoneros no han perdido su condición místico-religiosa y quien editó esta imagen quiso hacerla en un marco de protagonismo para el chofer, una especie de homenaje.
El sarcasmo que acompaña a este meme complementa una microlectura que no solamente pretende generar una experiencia chistosa, sino instituir un posicionamiento ante los personajes que lo protagonizan; Lagunas Rosales es instalado en una posición de privilegio propia de las estructuras del poder en el crimen organizado; y el pontífice fue puesto de buen humor sin mostrar incomodidad por ser llevado a la eternidad de una manera, por así decirlo, a la mexicana.
Esta manifestación humorística es síntoma de los intercambios semióticos culturales y económicos que tiene el mundo del narcotráfico con los jóvenes a través de las redes sociodigitales, canales de videos, industrias musicales, influencers y, por supuesto, los memes. En su carácter global, el narcotráfico ha permeado el consumo cultural y en este caso, el sentido del humor de este meme relativiza lo sagrado al poner al Papa como parte de una estructura que muestra que los pregoneros del crimen organizado también tienen su “lado amable”.
Sin embargo, Cunjama y García (2014) advierten que “Esta nueva modalidad de exhibición de la violencia se encuentra conforme a las propias posibilidades de la Sociedad Red, de las posibilidades de lo virtual, que sin duda llevan lo materialmente conocido de la violencia brutal al plano de lo intangible. De este modo, las nuevas representaciones de la violencia ejercida por las organizaciones criminales obedecen a las necesidades de una era digital”.
La vida del “Pirata” y sus memes póstumos -cada que muere algún famoso él lo lleva al cielo en su troca- explica cómo el uso de las redes sociodigitales promueve discursos e imágenes de pregoneros identificados con distintos grupos criminales para posicionar a este ámbito como un producto deseable y atractivo, apostando por despertar emociones asociadas a ese afán de salir de la pobreza a costa de lo que sea.
El enunciador de esta imagen relativiza que el “Pirata” es parte de una generación precarizada que también fue víctima de un Estado que tiene muchos retos pendientes en la materia; su vida, precoz, acostumbrada a los entornos violentos, fue puesta como un ejemplo para millones de jóvenes y no como síntoma de una sociedad decadente.