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Luis David Fernández Araya

La corrupción es la principal lacra que sufren las democracias, pero se puede luchar contra ella como está demostrando «gente que está consiguiendo cosas increíbles», afirmó Lara Carrasco, presidenta de Corruptil, organización sin ánimo de lucro que organiza las jornadas en colaboración con diversos entes contra la misma, la Fundación Hay Derecho, la plataforma de participación Quorum, el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa y la propia UCM.

Una de esas personas «increíbles» que ha demostrado que se puede luchar contra la corrupción es, sin duda Herve Falciani.

Para Falciani tan importante es cercar a corruptos y corrompidos como actuar contra los intermediarios, «bancos y offshores, que tienen un papel muy importante en el proceso de corrupción». También animó Falciani a no pararse en esa lucha en el cómo, es decir en la corrupción, y llegar también al por qué, que no es otro que el fraude. «El fraude -recalcó Falciani- es el motivo de la corrupción; es el nervio de la guerra». Según explicó, en pos del fraude, de la codicia, se han desarrollado mecanismos sofisticados, algunos muy elegantes, prácticamente artísticos, que hay que desenmascarar. El crear una nueva Ley Integral contra la Corrupción y educación serían contenidos profundos a las diversas propuestas de Ley Integral contra la Corrupción Política que existen en el mundo.

Son muchos los aspectos, como aseguró Lara Carrasco, en los que hay que trabajar para acabar con la corrupción y uno de ellos, quizá el más importante a largo plazo, es la educación.

Es aquí, como recordó el rector de la UCM, Carlos Andradas, donde entra en juego la Universidad, «que no puede permanecer al margen de este problema». El rector recordó que aunque se suela escuchar que la corrupción es un problema que afecta a todos los países, no en todos ellos se da de igual manera. En nuestro país, por desgracia, la corrupción se ha manifestado de múltiples formas: cobro de comisiones, fraudes en expedientes y contrataciones, prevaricación, cohecho, tráfico de influencias… «Y eso solo es la punta del iceberg».

Para Andradas lo positivo es que esta «disfunción tiene solución» y entre todos hay que trabajar para alcanzarla. Como ejemplo, el rector señaló el caso de Singapur, que a comienzos de los años 50 era uno de los lugares más corruptos del mundo y que tan solo una generación después pasó a estar considerado uno de los más limpios.

La transformación se alcanzó reconociendo el problema y tomando medidas como la subida de los sueldos de los funcionarios y el endurecimiento de las penas por corrupción. Endurecimiento de las penas. Para el abogado Mariano Benítez de Lugo, un histórico en la lucha contra la corrupción, como le presentó Lara Carrasco, personado en los casos Gurtel o Fondos Buitre, con la corrupción puede acabarse, aunque no va a ser sencillo. «Soy bastante más pesimista que quienes han hablado antes sobre la extirpación de esta lacra», señaló. De acuerdo con Benítez de Lugo, en España hay una «cleptocracia» instaurada, cuya única preocupación a día de hoy es evitar que les descubran. «La única solución que tenemos es mejorar los sistemas de sanción contra los cleptócratas o corruptos. No bastan los grandes discursos -aseguró- sin acompañarlos de las adecuadas sanciones y también ver el papel que tienen los jueces, en concreto los jueces-amigos, a quienes los corruptos saben utilizar de forma sutil cuando lo necesitan», concluyó el abogado, citando el caso Ausbank como paradigma de sus palabras.

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