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Razones

Jorge Fernández Menéndez

La inseguridad que vivimos permea todo. No se trata sólo de los homicidios u otros delitos graves, sino de un escenario en el cual muchas de las bases estratégicas del país son vulnerados con una pasmosa facilidad.

Octubre ha sido, a pesar de los discursos, el segundo mes más violento del año y uno de los más violentos del sexenio, no sólo por el incremento de homicidios, que llegaron a los casi 2 mil 800 en el mes, sino también porque otros 14 delitos graves se incrementaron, incluyendo la extorsión, los feminicidios, el robo de automóviles y los secuestros.

Pero la criminalidad y la vulnerabilidad de la seguridad va más allá y no incluye sólo la pública sino aspectos destacados de la seguridad interior y nacional. Un ejemplo es el hackeo de sus servidores de varias instancias públicas, que tuvieron su máxima expresión con el sufrido por la Defensa Nacional, más allá de quién sea el que lo haya provocado, Guacamayas o no. Luego sufrió un grave robo de información la secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes en una larga lista de vulnerabilidades cibernéticas del gobierno federal,

Lo cierto es que, por ejemplo, ese robo en la SCT ha obligado al cierre de todos los trámites que realiza esa secretaría incluyendo la entrega de licencias federales para conductores de autotransporte federal, los trámites de aeronáutica civil como permisos, programas, acreditaciones, expedición de licencias y certificados de capacidad. Esto ocurrió prácticamente al mismo tiempo en que fueron removidas las autoridades de aviación civil y se puso como objetivo el recuperar la categoría uno en ese ámbito, una calificación que sigue demorándose en el tiempo y que tiene ahorcadas a las aerolíneas nacionales y sin posibilidades de crecer, más allá de sus propias insuficiencias, a los aeropuertos de Toluca y sobre todo el Felipe Angeles.

La ciberseguridad sigue siendo uno de los capítulos más endebles de la seguridad nacional. La decisión de no renovar equipos, licencias, programas durante los dos primeros años de gobierno, una decisión en los hechos prolongada en muchos espacios de la administración federal hasta el día de hoy, ha dejado al descubierto la vulnerabilidad de nuestros servicios informáticos de todo tipo, en todas las dependencias. 

Pero ayer esa vulnerabilidad alcanzó nuevas cimas. Durante horas quedó inutilizado uno de los sistemas estratégicos del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el de migración, por donde queda registrada toda entrada o salida del país por nuestro principal aeropuerto, información que es compartida con varios sistemas globales de seguridad aérea. No fue por un hackeo o una falla en el sistema. Fue porque se robaron los cables de fibra óptica que sirven para comunicar esos sistemas. El comunicado oficial explica que los ladrones, unos simples delincuentes comunes, no unos terroristas ni nada parecido, se equivocaron y pensaban robar cableado de cobre y resultó ser de fibra óptica, como si eso sirviera de explicación plausible.

¿Se imagina usted un aeropuerto internacional de la magnitud del AICM, con sistemas estratégicos bloqueados no porque fueran hackeados o paralizados por una sofisticada operación sino porque unos delincuentes comunes se robaron los cables? No es un tema menor: eso pasa en una de las principales instalaciones estratégicas de la ciudad de México y del país. Se demuestra que, por ejemplo, el AICM no tiene una conectividad propia, autónoma, es parte de los mismos sistemas hogareños que utilizamos usted o yo.

Así está la seguridad y sus vulnerabilidades se exhiben cotidianamente. No hay la inversión necesaria en sistemas estratégicos, no estamos preservando la seguridad nacional como un país de la dimensión de México requiere. Y esa vulnerabilidad ya trasciende el robo de información o los crímenes relativamente sofisticados, sino que se exhibe incluso en los más sencillos crímenes cotidianos.

A muchos les parece una anécdota más de la inseguridad cotidiana, pero en realidad es un síntoma de la debilidad y vulnerabilidad del Estado en éste y en muchos otros ámbitos. Pero para fortalecer al Estado, no al gobierno, en terrenos estratégicos, no hay ni voluntad ni recursos

Polarización e inseguridad

Puede haber muchas causas para el incremento de la violencia y la inseguridad, pero un dato es duro: cuanto más aumenta la polarización, más crecen también la falta de control y, también, los índices delictivos.

Esquivel

Gerardo Esquivel, un hombre que acompañó durante mucho tiempo a López Obrador, fue primero subsecretario de Hacienda de la actual administración e incluso se dijo que él podría ser el titular cuando fue designado Carlos Urzúa. Pero poco después dejó ese cargo porque fue propuesto como vicegobernador del Banco de México. En el camino se fue Urzúa y llegó a Hacienda, Arturo Herrera, quien después dejó su cargo a Rogelio Ramírez de la O. Se pensó que Esquivel podría ser el gobernador de Banxico ante el retiro de Alejandro Díaz de León, pero en su lugar se designó a Victoria Rodríguez.

Repentinamente Esquivel fue propuesto para la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo, pero México obtuvo apenas el 8 por ciento de los votos. Esquivel concluye su periodo en Banxico el próximo 31 de diciembre y aseguran que no será propuesto para la reelección. ¿Un funcionario hacendario más que termina siendo desplazado en la actual administración porque demuestra autonomía en el manejo de la cosa pública?

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