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Saúl Arellano

En varios textos he dado seguimiento al fenómeno de la nupcialidad en México, con el propósito de mostrar que, los cambios en las estructuras en las familias, son reflejo, pero a la vez detonantes de profundos cambios en las estructuras sociales, económicas y culturales. En efecto, la modificación de la dinámica de las relaciones de pareja implica importantes cambios para la dinámica de las relaciones sociales en general.

De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a partir del año 2000 comenzó una acelerada transformación de las tendencias de nupcialidad en el país. En efecto, a partir de ese año, comenzó un notorio y continuado descenso en el número anual de matrimonios, frente a un aceleradamente creciente número anual de divorcios. Lo cual llevó también a un rápido cambio en las tasas de divorcio respecto de los matrimonios que se celebran en el país.

Debe decirse que en el año 2020 se registraron las cifras más bajas de matrimonios y divorcios en la historia del país, lo cual obedeció a varias razones, entre las más relevantes, al cierre de salones de fiestas y a la limitación de reunirse, en el caso de los matrimonios, pero también al cierre de juzgados del registro civil. Para el caso de los divorcios, igualmente el confinamiento obligado, pero sobre todo el cierre de los juzgados de lo familiar, limitó las posibilidades de acceder a este trámite a decenas de miles de personas.

Las cifras absolutas permiten tener una primera aproximación a la magnitud de los cambios que se están dando. Así, mientras que en el año 2012 se tuvo registro de 585,434 matrimonios, para el año 2015 se tuvo un descenso a 558,022; para el 2019 la cifra había bajado a 504,923, mientras que en 2020 se llegó al límite inferior histórico, con 335,563 matrimonios. El dato actualizado por el INEGI para el año 2021, es de 453,085 uniones ante el registro civil, cifra mayor a la del año previo, pero muy inferior a la del último año previo a la pandemia.

Por su parte, respecto de los divorcios, el INEGI cuenta con el dato de 99,509 casos para el año 2021; 123,883 en el 2015; y un máximo histórico en el año 2019, de 160,107 casos, lo que implica que, en poco menos de una década, hubo un incremento de 60.1% entre los años referidos.

En el 2020, durante el periodo pandémico y del confinamiento obligado, se tuvo un registro de únicamente 92,739 casos de divorcio en todo el país, pero en el 2021, el INEGI tiene una cifra de 149,675, es decir, 61.4% más que en el año previo, aunque no se llegó a un nivel absoluto similar al del año previo al inicio de la pandemia de la COVID19.

Es interesante observar que aún con estos cambios, la relación “Matrimonio-divorcios” sigue creciendo, es decir, cada vez hay más divorcios por cada 100 matrimonios que se realizan. Así, mientras que en el año 2000 ese indicador era de alrededor de 7.5 divorcios por cada 100 matrimonios, en el 2012 creció a 17. En el 2021 era ya de 22.2 divorcios por cada 100 matrimonios, llegando al máximo histórico en ese momento, a 31.7 divorcios por cada 100 matrimonios en 2019.

En el año de la pandemia, aún con la reducción en ambos datos, la relación fue de 27.6; mientras que en el año 2021 se llegó a un nuevo récord, con 33 divorcios por cada 100 matrimonios, lo que indica que los análisis que se han realizado previamente estaban en lo correcto al señalar que, una vez superado el periodo pandémico, los datos regresarían a su tendencia histórica.

Es interesante observar que, en el 2021, las entidades con mayor relación divorcios-matrimonio registraron fueron: Campeche, con 61 por cada 100 matrimonios; Tamaulipas 57.2; Coahuila, 55.6; Sinaloa, 54.6; Aguascalientes, 52.4 y Baja California Sur con 51.1. Por su parte, en el sentido opuesto, los estados con la relación citada más bajas son: Durango, 25.5; Puebla, 25.2; Estado de México, 22.9; Guerrero, 20.2; Oaxaca, 18.7; Jalisco, 18.6; y Veracruz, 15.5 divorcios por cada 100 matrimonios.

Como se observa, el estado que tuvo la relación más baja en el 2020, registra un indicador que es superior al promedio nacional que se tenía en el país en el año 2010, lo cual también permite dimensionar la magnitud de los cambios que se están dando en esta materia.

Dadas las tendencias actuales, en el año 2050 podrían registrarse alrededor de 250 mil divorcios anuales, mientras que la cifra anual de matrimonios podría oscilar entre 260 mil y 599 mil casos anuales, es decir, estaríamos en tasas se ubicarían entre 70 y 100 divorcios por cada 100 matrimonios.

Cuándo, con qué propósito y dónde las personas deciden que formarán pareja es una de las decisiones más importantes de la vida. Se trata de una relación que implica desde cuestiones relativas a la vivienda, la capacidad y estructura d ellos ingresos y los gastos en el hogar, la decisión de tener o no hijos o hijas; así como cuestiones como la distribución del trabajo doméstico no remunerado y la participación económica de las personas.

El asunto pues no tiene nada de trivial y rebasa con mucho el interés anecdótico, y por ello es relevante que estas cifras sean elementos medulares en el diseño de políticas públicas trascendentales para el desarrollo.

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