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No se debe retroceder en la lucha contra el SIDA

Saúl Arellano*

EL Virus de la Inmunodeficiencia Humana es altamente prevenible. Dado que sus principales formas de transmisión son el contacto sexual no protegido y las transfusiones sanguíneas, existen los métodos y los recursos suficientes en México para reducir significativamente el número de contagios anuales.

En el mismo sentido es posible afirmar que el Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), que produce el VIH, puede controlarse adecuadamente si se dispone de los fármacos que les permiten a las personas llegar a niveles de lo que comúnmente se llama la “indetectabilidad” del virus, y con ello tener una mayor esperanza y calidad de vida.

Lamentablemente en los últimos años, dado que se han tenido severos problemas de compra y distribución de medicamentos en todo el sector salud, hay numerosas organizaciones que han denunciado la falta de medicamentos, y también la precarización de la atención y del acceso a los servicios de salud que requieren las personas portadoras del VIH o que han desarrollado el SIDA.

Un grupo de jóvenes portadores de VIH y activistas se manifestaron al exterior se la Fiscalía General de Justicia de la capital

Un grupo de jóvenes portadores de VIH y activistas se manifestaron al exterior se la Fiscalía General de Justicia de la capital Cuartoscuro

Los datos de que disponemos muestran que, en el periodo de la pandemia y el confinamiento obligado, las detecciones disminuyeron sensiblemente; y que una vez que se han ido reestableciendo los servicios de salud, el número de casos registrados ha presentado incrementos preocupantes.

De acuerdo con el Anuario de Morbilidad de la Secretaría de Salud, en el año 2018, la Tasa de Incidencia del Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) fue de 4.93 casos por cada 100 mil habitantes. Para el año 2019 la tasa se ubicó en 5 por cada 100 mil; mientras que para los años 2020 y 2021, por razones que desconozco, dejó de reportarse la tasa de incidencia del Síndrome, en los citados Anuarios.

Por otro lado, la Infección por Virus de la Inmunodeficiencia Humana registró en el 2018 una tasa de 8.44 por cada 100 mil habitantes. En el 2019 se ubicó en 8.43; en el 2020 descendió a 7.12; mientras que en el 2021 la tasa creció a 11.79. Este crecimiento revela la escasa atención que se dio a las estrategias de detección en los dos años previos con la fase más aguda de la pandemia.

Esa hipótesis se refuerza considerando los datos del Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud, donde se documenta que, en los cuatro estadios de la Infección por el Virus de la Inmunodeficiencia humana, ha habido en 2022 incrementos significativos respecto de los datos registrados en 2021. En efecto, en el “Estadio 1” se registraron, hasta la semana 46 epidemiológica número 46 de este año, 6,875 casos de hombres y 1,195 casos de mujeres; en el “Estadio 2” se registraron 1,458 casos de hombres y 179 casos de mujeres; en el “Estadio 3” se contabilizaron 2,505 casos de hombres y 346 casos de mujeres; mientras que en el “Estadio 4” hubo 1,659 casos de hombres, y 357 de mujeres. En total se trata de 14,521 casos frente a la suma de 12,226 que se habían registrado hasta la misma semana en el año 2021; es decir, entre ambos periodos hubo un incremento de 18.77% en un solo año.

Por su parte, las estadísticas de mortalidad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía muestran que, en las dos décadas que van del año 2002 al 2021, han fallecido por enfermedad por Virus de la Inmunodeficiencia Humana, un total de 97,205 personas, es decir, un promedio anual de 4,860 defunciones. Considerando sólo los últimos cinco años, es decir, del 2017 al 2021, las cifras son de: 4,720 para el primero de ellos; 5,043 en el 2018; 5,323 en 2019, cifra que es la más alta registrada en la historia en México; 4,573 en el 2020; y un nuevo incremento a 4,662 en el 2021.

Asimismo, según el propio Instituto, en términos de tasas de mortalidad, en el 2018 se tuvo un registro de 4 defunciones por cada 100 mil habitantes; en el 2019 se llegó a 4.2; en el 2020 se redujo a 3.6; mientras que en el año 2021 la tasa fue de 3.7 decesos por cada 100 mil habitantes.

Es importante señalar que las tasas de defunción por esta causa son mucho más elevadas entre los hombres que entre las mujeres, pues mientras que entre los años 2018 y 2021 las tasas para ellos fueron de 6.8, 7.1, 6.2 y 6.3 decesos por cada 100 mil varones, para ellas el registro fue de 1.4, 1.5, 1.2 y 1.2 defunciones por cada 100 mil mujeres.

La distribución territorial de las defunciones no es uniforme en el país. El INEGI da a conocer que, en el 2021, la entidad con mayor número de decesos por VIH fue Veracruz, con 605 casos, cifra que representa al 13% del total nacional. En segundo lugar, se encuentra la Ciudad de México, con 444 (9.5% del total nacional); en tercer lugar, se ubica Jalisco, con 371 decesos (8% del total); y en cuarto sitio el Estado de México con 323 muertes que representan el 6.9% del total del país.

Un dato a destacar es que, del total de personas fallecidas por esta causa en el 2021, el 40.3% no contaba con afiliación a ninguna institución de salud del país; lo cual podría ser resultado de la drástica caída de cobertura de los servicios públicos debido al fracaso monumental que se tuvo en el intento de crear al INSABI, lo cual sigue costando vida en prácticamente todos los rubros de la salud en el país.

Investigador del PUED-UNAM*

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