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Ulises Lara López

La confirmación, por parte de autoridades mexicanas y del magnate Elon Musk, de que la nueva planta de Tesla, estará en Nuevo León, es un ejemplo de decisión del mismo empresario que señaló que es por la “oferta profesional de ingeniería de alta calidad”.

Así, la semana pasada, los mexicanos nos enteramos de un hecho que, tras una labor de 14 meses, se hace palpable el impulso de acciones y proyectos tendientes a transformar la realidad nacional y que buscan generar mayores beneficios a la población.

Se trata de una decisión donde se estima, según la Subsecretaría para Asuntos Multilaterales de la Secretaría de Relaciones Exteriores, una inversión que ronda los 5 mil millones de dólares, que podría generar hasta 6 mil puestos de trabajo y para lo que será una de las plantas más grande de Tesla en el mundo, se proyecta producir un millón de vehículos eléctricos.

Este hecho permitirá que México se sume a Estados Unidos, Alemania y China como la cuarta nación con una Giga Factory, ello nos dará liderazgo y posicionará como el mayor fabricante de vehículos eléctricos en América Latina.

Cierto que esta decisión potenciará a nuestro país como líder en la producción de autos eléctricos, pero es una decisión que se suma otras acciones en las que otras marcas han orientado sus esfuerzos e inversiones; así lo hizo BMW con 800 millones de euros en para una armadora en San Luis Potosí; Ford Motor Co., tiene líneas de ensamblaje en su planta ubicada en Cuautitlán, Estado de México, donde produce el Mustang Mach-E, que dicho sea de paso, se trata del primer vehículo en el mundo fabricado por mujeres en su totalidad; General Motors también se unió a la fiebre por la electrificación de la movilidad, en enero pasado informó que su planta en Ramos Arizpe, Coahuila, producirá únicamente autos eléctricos para 2024. Junto a las grandes inversiones de empresas extranjeras en suelo mexicano, destaca la primera marca mexicana de autos eléctricos: Zacua, que tiene la característica de haber sido creado en su totalidad por mujeres.

Esta tendencia, donde los líderes en fabricación de vehículos le apuestan a México, tiene varias aristas, entre ellas, la cercanía que facilite el acceso a los consumidores de Estados Unidos, el segundo mayor mercado automotriz del mundo después de China; porque cuenta con un mercado ávido de autos eléctricos o híbridos, solo el año pasado se vendieron 45 mil autos de este tipo en el país, cifra que supera a los mercados de Brasil y Colombia.

Otra razón es, que al igual que Tesla, las empresas trasnacionales ven en México un gran proveedor de materias primas y recursos humanos, con lo que podrían multiplicar sus inversiones para atender otros nichos de mercado como el europeo, donde se prevé que se prohibirá la venta de coches gasolina y diésel en 2035, derivado de las tendencias y reglamentaciones de movilidad orientadas a dejar de usar y producir motores de combustión interna e impulsar tecnologías renovables y amigables con el medio ambiente y los recursos naturales, que serán, al igual que los recursos humanos, la piedra angular de la electro movilidad.

Frente a la multiplicación exponencial que tendrá el uso de autos eléctricos e híbridos en los siguientes años, en México habrá que generar desde ya, los perfiles profesionales capaces de atender la demanda de servicios que esta tecnología conlleva.

Al respecto, tanto en la Secretaría de Educación Pública (SEP), como en los diversos sistemas educativos, ya sea de nivel Medio Superior y Superior, hay una ausencia de acciones y estrategias que cubran las necesidades de la industria automotriz, hoy en específico de motores eléctricos.

De manera aislada algunas instituciones que ofrecen carreras afines al campo automotriz como UNAM, IPN, DGETI, Centros de Formación para el Trabajo, TecNM, algunas universidades estatales y universidades privadas, han visto la necesidad de actualizar planes de estudio y estrechar su vinculación con la industria a fin de dar respuesta a la gran demanda de trabajadores especializados y dejar de practicar, desde ahora, con los motores de gasolina.

Otros esfuerzos los están realizando empresas líderes de la industria, por ejemplo, Porsche México -que constituye la marca de autos de lujo del Grupo Volkswagen-, que desde 2019 comenzó con centro de capacitación y reclutamiento en el estado de Puebla para formar y certificar a técnicos automotrices con las habilidades básicas para trabajar en el mantenimiento y reparación de vehículos eléctricos y tecnología digital, dado que estos autos tienen más componentes de este tipo en sus sistemas.

El sector automotriz está experimentando grandes transformaciones a medida que la tecnología evoluciona y en pro de un medio ambiente más saludable que evite el cambio climático y para ello es mayor la especialización de capital humano que necesitan las fábricas de vehículos y las nuevas empresas tecnológicas.

En ese escenario, México cuenta con una trayectoria reconocida por lo que es indudable el potencial que tiene para la producción y ensamblaje de vehículos eléctricos y sus partes; al respecto, el sistema educativo nacional debe estar a la altura para garantizar la formación a los nuevos profesionales y técnicos que les permita acceder a las nuevas oportunidades laborales y de desarrollo. Sigamos apostando por el futuro.

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