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Escuelas normales rurales. Una aproximación

(2ª parte y última)

Ulises Lara López

Hace unos días, el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció prioritaria la reapertura de la Normal Rural de El Mexe, Hidalgo, ya que es uno de sus compromisos pendientes y, por tanto, una prioridad para los últimos años de su sexenio; desde luego ello implica que la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Leticia Ramírez, apresure los procedimientos para concretar esta tarea.

Sobre el tema, anteriormente el exgobernador de Hidalgo, Omar Fayad, y ex responsable de la SEP, Delfina Gómez, se reunieron e instalaron una mesa de diálogo para la reapertura de la Normal Rural Nacional, Luis Villareal, del Mexe en Francisco I. Madero, sin embargo, aún hay asuntos por resolverse, ya que las instalaciones están ocupadas actualmente por la Universidad Tecnológica de Francisco I. Madero.

Respecto de ello, cabe señalar que ya hubo manifestaciones entre ellas una donde participó el alcalde de San Salvador, Hidalgo, Armando Azpeitia, la cual tuvo lugar en el Congreso del estado para presionar la salida de la universidad y regresar todo el sitio a la Normal Superior.

Derivado de la mesa de diálogo, parece que se perfila, por fin, el regreso del Mexe a la formación de maestros. Se trata, pues, de una opción más de educación para beneficio de muchos jóvenes ávidos de contribuir con su formación al desarrollo de sus familias y sus comunidades.

Hasta antes de su cierre, el Mexe, como la escuela más grande del sistema de normales rurales en el país, con una matrícula de 700 alumnos en promedio, representó la única oportunidad de superación para los hijos de campesinos, “es decir para la población más pobre”.

Fue en 2003, siendo gobernador del estado, Miguel Ángel Osorio Chong, y tras una serie de conflictos entre estudiantes y autoridades, que duró por lo menos tres años, y donde se incluyó secuestro de autobuses, actos vandálicos y otras acciones, cuando se anuncia un recorte y se decide el cierre total de la escuela, aunado a ello, se generó un impulso a las universidades tecnológicas, por lo que en el espacio de la Normal se instaló la Universidad Politécnica de Francisco I. Madero.

Con la llegada del nuevo gobierno en Hidalgo, ahora Julio Menchaca, junto con Leticia Ramírez y Natividad Castrejón, secretario de Educación en la entidad, se han retomado pláticas para acordar el asunto del Mexe.

Para el caso de Guerrero, hace ocho años, el gobernador en funciones era Ángel Aguirre Rivero, quién se había pasado del PRI al PRD, en una estrategia que puso en duda su compromiso con el pueblo guerrerense y evidencio una mayor disposición de estar servicio de intereses particulares de los cacicazgos de la entidad en diversos municipios, entre ellos Iguala. Luego de los lamentables acontecimientos de la noche del 26 de septiembre de 2014 en el que sufrieron desaparición forzada 43 estudiantes de la Escuela Normal de Isidro Burgos conocida también como Normal de Ayotzinapa, asunto del que ya se han logrado avances significativos en el esclarecimiento de los hechos, debemos entrar al análisis de la situación de dicho establecimiento desde la perspectiva de su oferta y orientación educativa.

Hoy sabemos qué a ocho años de aquella tragedia, la actual gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, ha desestimado la posibilidad de cerrar la Normal Rural de Ayotzinapa y ha refrendado una política de no represión, puertas abiertas y diálogo permanente; apostando siempre a la conciliación, la concordia y la resolución por la vía pacífica de los conflictos.

Con esa misma vehemencia, el Presidente de la República en sus intervenciones ante la prensa y en acuerdo con su gabinete han refrendado su compromiso con estudiantes, padres de familia, profesores y autoridades de mantener las normales rurales, en especial con la comunidad de Ayotzinapa.

Por ello es necesario recuperar de la agenda pública Normales Rurales y priorizar su fortalecimiento bajo un esquema donde se mantenga la esencia de la formación de docentes y el apoyo a los estudiantes de escasos recursos con presupuesto suficiente para que no tengan que salir a buscar ayuda a las comunidades o a utilizar formas de lucha como el cierre de carreteras, toma de camiones, boteos y otras menos legitimadas como el decomiso de mercancías o hidrocarburos para el abasto de los internados pero también para el enfrenamiento con las diferentes fuerzas del estado mexicano.

No podemos permitir que vuelva a presentarse en el futuro una situación de desaparición forzada, ni sugerir la desaparición de las normales mediante asfixia financiera que no ha logrado otra cosa que una historia de marginación, mucho menos podemos seguir alimentado cualquier forma de confrontación con ellos. Estamos en el momento justo para iniciar una nueva etapa en la historia de las Normales Rurales. Tomemos la iniciativa y cambiemos la historia

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