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·       Es una actividad agotadora, sin prestaciones laborales; no hay de otra, hay que trabajar, dice don Cirilo, con 30 años de experiencia
 
Ainer González / Diario de Chiapas
Antes de que cante el gallo, él ya está viendo qué hacer. Aunque su jornada laboral inicia alrededor de las 9 de la mañana, don Cirilo tiene que estar antes de la 6 de la mañana en la casa de su patrón —un adulto mayor adinerado— para recibir indicaciones de las “chambas” del día; trabajos que le permiten llevar algo para su hogar.
Sin documentos que avalen y reconozcan sus conocimientos en ingeniería civil, ni en arquitectura, Cirilo Hernández, es un chiapaneco de 50 años, que se ha dedicado por tres décadas a la edificación, construcción y remodelación de viviendas.
Ser albañil, peón u obrero de tiempo completo es una actividad agotadora, confiesa don Cirilo, porque implica desgastar y forzar el cuerpo a todo lo que da, día tras día, aunque su labor no sea remunerada por el esfuerzo y dedicación que le pone a cada trabajo.
El maestro albañil para un momento el repello, y narra —para este reportero— desde una estructura de un metro y medio, que trabajar en el sector de la construcción de manera informal no es la mejor opción, aunque tampoco la peor de ellas, ya que argumenta, quienes son empleados para obras son “negreados” por empresas que ponen en desventaja y en riesgo a quienes se dedican al “arte” de la construcción.
“Aquí como nos pagan mil 600 (a la semana), como 260 viene saliendo el día. Hasta las cinco o cuatro y media, es todo el día”, señala.
Aunque el trabajador percibe al día poco más del salario mínimo, este señala que no cuenta con seguridad social, pese a que los empleadores (patrones) están obligados a inscribir a los trabajadores al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), desde el primer día de labores y cuentan con un plazo límite de hasta cinco días hábiles para hacerlo, de lo contrario podrían ser sancionados.
 
INFORMALIDAD POR ARRIBA DEL 70%
De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hasta el último trimestre de 2021, Chiapas registraba una Población Económicamente Activa (PEA) de 2 millones 158 mil 405 personas de 15 años y más, de los cuales, 1 millón 584 mil 269 personas (73.4 por ciento) dijo trabajar en el sector de la informalidad, mientras, que 932 mil 431 personas indicaron tener un trabajo asalariado.
Además, el Inegi expone que Tuxtla Gutiérrez reportó a finales de 2021 una PEA de 282 mil 103 personas de 15 años y más, de las cuales 145 mil 847 (51.7 por ciento) mencionó trabajar de forma informal, mientras que 182 mil 802 (64.8 por ciento) mencionó tener un trabajo asalariado.
 
NUEVOS AJUSTES SALARIALES
Cabe recordar que, durante esta semana, el presidente Andrés Manuel López Obrador, informó que habrá un aumento salarial en México, pero para los integrantes de las Fuerzas Armadas y policíasaaa como parte de su política para incrementar el bienestar de los trabajadores que prestan sus servicios al Estado.
Asimismo, el mandatario planteó un aumento salarial a los médicos y enfermeras del sistema de salud pública que forma parte de una renovación y federalización de los servicios a través del IMSS-Bienestar. Esto se suma al anuncio del incremento a los sueldos de los maestros que perciben menos de 12 mil pesos al mes, quienes recibirán a partir de junio de este año un 7.5 por ciento más en sus ingresos, es decir, que ganarán en promedio alrededor de 14 mil pesos.
“Ya empezamos con los maestros (con el aumento salarial) vamos a continuar con los soldados, marinos, policías. Luego van a ser médicos, enfermeras, porque todo tiene una explicación, si no, imagínense, nuestros adversarios, (dirán) que dejamos a médicos y enfermeras al final y ponemos por delante a soldados y marinos, se trata de terminar la contratación y de que funcione el sistema de salud pública”, dijo.
 
UN SECTOR DESPROTEGIDO
Sin embargo, este anuncio de la Federación no prevé políticas de seguridad social, ni apoyos salariales para el sector de la construcción, uno de los más abandonados y desprotegidos del país.
Además, de ser mal pagados, intimidados y hasta despedidos injustamente por accidentarse en su trabajo, quienes se dedican a la albañilería, terminan aceptando este tipo de prácticas abusivas de contratistas o de empresas para mantener y sacar adelante a cientos de familias.
De acuerdo con el Sindicato de Trabajadores, Obreros y Empleados de la Industria de la Construcción, el 90 por ciento de los accidentes laborales no se informan a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS), debido a que los encargados de las obras prefieren darle una pequeña indemnización y correr al albañil, que hacerse cargo de sus gastos médicos, para no ser sancionados por las autoridades.

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