Dan de comer a por lo menos 150 personas al día
Ainer González / Diario de Chiapas
Los que menos tienen, son los que más dan. Este es el caso de la señora Beatriz Carrillo, quien de lunes a sábado ocupa gran parte de su día, junto con otras mujeres para preparar alimentos y brindárselos a personas en situación de calle, migrantes o con problemas económicos, de personas que no pueden adquirir sus alimentos de forma diaria y ordinaria.
Doña Beatriz, coordina los Comedores Guadalupanos perteneciente a la Parroquia de Guadalupe de Tuxtla Gutiérrez; sin embargo, está designada en el Templo de Santo Domingo, en el corazón de la capital chiapaneca.
Desde las nueve de la mañana, ella junto a un grupo de —bondadosas e increíbles— mujeres comienza la preparación de comida, que la distribuyen a cerca de 150 personas, aunque, han llegado a ofrecer más de 250 alimentos, en meses atrás donde había aún más presencia de personas migrantes en el Parque de Santo Domingo, que se ubica sobre la 2 norte y 1 poniente.
“En este momento estamos dando entre 150, 160 alimentos diarios, de lunes a sábado… se les da alimentos a todos los hermanos… brindamos un plato de comida, el lunes que fue día de reyes se les dio su rosca, a todos, como chiapanecos como migrantes, se les da todo”.
La cocinera indica que, el 80 por ciento de los alimentos se proporciona a personas migrantes, un panorama que ha ido en aumentos desde los últimos tres años, mientras que, el 20 por ciento restante es para personas en situación de calle o enfermos alcohólicos.
Destaca que esta acción se puede llevar a cabo, gracias a la donación de la ciudadanía, empresas locales y personas que apoyan con alimentos o económicamente.
“Me hablan, o nuestros padres de Parroquia de Guadalupe apoyan en dar o comprar las cosas o las comunidades que tenemos, ellos nos hablan y dan el apoyo, arroz, frijol, aceite, carne, lo que se puede, nosotros compramos lo que haga falta”.
Asimismo, la señora María Esther Díaz de la Cruz, quien también destina su tiempo para ayudar a elaborar los alimentos, apunta que lo que ellas preparan y otorgan a las personas, a veces suele ser la única comida que pueden tener en un día, por lo que invita a tener más empatía con este núcleo de la sociedad.
“Nos la hemos visto dura, a veces comemos gracias a Dios y a los hermanos de las iglesias, toda esta gente come por ellos, porque de ahí va a comprar un pedazo de pollo, son 60, 80 pesos, está caro”.
Para doña Beatriz y doña María Esther, el poder ayudar a quienes más lo requieren, significa una satisfacción personal, pues sabe que, más de una centena de personas tienen -gracias al trabajo de un grupo de personas que coordina- al menos un alimento al día.
“Es una bendición y para nosotros compartir esa alegría con la familia, lo transmite, y ya los hijos ven en otra familia, es una cadenita, pero estamos muy felices y muy contentos en poder apoyar a nuestros hermanos”, reflexionaron.