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¿Dónde quedó el dineral que manoseó Juan Sabines?

Mario Caballero
La paternidad política de Pablo Salazar sobre el Frankenstein que el mismo creo llamado Juan Sabines Guerrero es indiscutible.
Primero lo impulsó para que fuera diputado local por el distrito uno de Tuxtla Gutiérrez. Luego lo acuerpó para que se convirtiera en presidente municipal de la capital chiapaneca y cuando no pudo sacarle la candidatura al PRD al Gobierno del Estado para Rubén Velázquez López, quien fue su fiel secretario de gobierno, cabildeó con la cúpula perredista para que Sabines fuera nombrado candidato. Finalmente, dispuso del aparato gubernamental para meterlo con argucias fraudulentas y calzador en la gubernatura.
¿Cómo negar entonces que Sabines es hechura de Pablo Salazar, independientemente de que éste lo haya enviado a la cárcel bajo acusaciones de peculado, fraude y asociación delictuosa?
Sin duda, las motivaciones de los políticos son insondables. Según el mismo Pablo, lo apoyó en agradecimiento a don Juan Sabines Gutiérrez, su “supuesto padre”, de quien recibió mucha ayuda en sus años de juventud. Esto a pesar de que don Juan nunca lo reconoció como su hijo y de que incluso el propio poeta Jaime Sabines negaba que fuera su sobrino.
Pero más allá de eso, así como un padre tiene autoridad moral para hablar de su hijo, Pablo Salazar la tiene para hablar y hasta para acusar a su hijo político. Por eso cobra relevancia que él mismo fue el que señaló públicamente a Sabines Guerrero de ser el causante del mayor descalabro financiero que haya tenido el estado en épocas recientes, y seguramente de toda la historia de Chiapas.
 
LA RESPUESTA
En el video que el exgobernador Pablo Salazar publicó en redes sociales la semana pasada y del que hablamos ayer en este mismo espacio, alega que hizo dicho señalamiento por respeto a la memoria histórica. La verdad, se le reconoce. Como dice el dicho: “para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo”.
Sin embargo, aparte de todo lo ya hablado hasta aquí, hay un punto todavía más destacable. Y es que Salazar asegura que, a diferencia del gobierno de Sabines Guerrero, hay una obra pública de su gobierno que está a la vista de todos, la cual realizó sin contratar nuevos créditos e incluso pagando la deuda que heredó de administraciones pasadas, y dijo tener pruebas de ello en caso de ser necesario aclararlo.
Efectivamente, el gobierno salazarista liquidó al 100% los adeudos que el estado arrastraba por décadas, logrando que Chiapas pasara en el 2006 al segundo lugar nacional entre las entidades menos endeudadas de México. Antes estábamos en el lugar 21.
Asimismo, durante su administración se construyó el Puerto Chiapas, el Aeropuerto Internacional Ángel Albino Corzo, el Puente Chiapas, las autopistas Tuxtla Gutiérrez-Las Choapas, Tuxtla Gutiérrez-San Cristóbal de las Casas y el primer tramo de la autopista Ocozocoautla-Arriaga. También realizó el Centro Ecoturístico Las Nubes, Las Guacamayas y El Chiflón; creó 105 preparatorias; construyó y equipó tres hospitales de alta especialidad con tecnología de punta y 11 unidades hospitalarias, entre otras obras.
Ante eso, ¿cuál fue la respuesta de Juan Sabines? Una nota en un medio local de que había recibido en el consulado de Orlando, Florida, a la alcaldesa de Acapulco, Guerrero. Es un insulto a la inteligencia. ¿A quién le interesa que haya recibido a una alcaldesa en el consulado? ¿Es de interés público? ¿Es de interés periodístico? No. Es cinismo.
Lo que los chipanecos quieren saber es dónde están los casi 20 mil millones de pesos de deuda pública que heredó. Porque si Pablo Salazar realizó un cúmulo de obras sin contratar un solo peso de deuda, ¿dónde está el dineral que él solicitó con la banca de desarrollo para la supuesta realización de inversiones públicas productivas?
 
EL DINERAL
Para dimensionar el nivel del fraude que se le imputa a Juan Sabines hay que empezar por saber que durante los seis años de su administración tuvo un presupuesto de 231 mil 887 millones de pesos, pero el monto del gasto al final de su sexenio fue de 250 mil 723 millones de pesos. Es decir, erogó alrededor de 18 mil 836 millones más de lo que recibió de la federación, que se traduce en deudas.
A esa diferencia hay que sumarle los casi 20 mil millones de pesos que contrató de créditos. Lo que da una cifra cercana a los 40 mil millones de pesos, de los que Sabines no ha comprobado nada y de los que no hay ni una sola obra visible.
Lo que sí hay son 500 empresas constructoras que participaban en 700 distintos proyectos a los que su gobierno les quedó debiendo más de 2 mil 500 millones de pesos. También hay 120 obras inconclusas, muchas de ellas con irregularidades, y el conocimiento de que los más de 100 mil millones de pesos que el expresidente Felipe Calderón le entregó para programas sociales y construcción de obras nunca llegó a su destino, pero sí llegaron a más de 100 de sus colaboradores más cercanos, según reportes de la Auditoría Superior de la Federación. Esto al cierre de su gestión en diciembre de 2012.
La ASF, además, detectó que el gobierno de Sabines Guerrero desvió mil millones de pesos de fondos federales de los ejercicios presupuestales de 2008 a 2011. De igual manera, que pagó obras que nunca se ejecutaron o que se entregaron fuera de los plazos convenidos, que nunca aplicó los 22.5 millones de pesos para la supuesta remodelación y ampliación del Mercado San Juan en Tuxtla Gutiérrez, mismo que se cae a pedazos.
No es todo, existen en poder de la Fiscalía General de la República 123 contratos por obra pública que no se realizó o que está inconclusa, y por los que se pagó una suma de más de mil 829 millones de pesos. Para el colmo, la auditoría practicada al Programa de Infraestructura Básica para la Atención de Pueblos Indígenas, reportó irregularidades por 195 millones de pesos.
A esto hay que agregarle un sinfín de fraudes y desvíos operados desde distintas secretarías y por diferentes exfuncionarios bajo el mando de Sabines. Como la bursatilización de 5 mil millones de pesos de recursos públicos ante la Bolsa Mexicana de Valores, operada a mediados de 2007 por la empresa “S&H Consultores”, de Carlos Jair Jiménez Bolaños Cacho, en complicidad con Mayda Guerrero, prima del exgobernador. De esta transacción, Carlos y Mayda obtuvieron una comisión de más de 88 millones de pesos y como pago, Sabines nombró a Carlos Jair secretario de Hacienda.
 
QUIERE VOLVER A CHIAPAS
Ante todo, esto, ¿de qué obra puede presumir Juan Sabines? ¿De la Torre Chiapas que es parte de una deuda? ¿De la carretera San Cristóbal-Palenque que nunca construyó? ¿De las Ciudades Rurales Sustentables que están abandonadas por inservibles y que sirvió para el desvío de recursos? ¿Del biodiesel que fue otro engaño?
Seguramente, nunca dé la cara para aclarar el destino de esos 40 mil millones de pesos con los que dejó hipotecada la vida de los chiapanecos. Pero aun así quiere volver a Chiapas. Dice que tiene su apuesta en un alto funcionario del gobierno federal que buscará la gubernatura en 2024, del que comenta que es su hechura y que le debe muchos favores.
No sabemos hasta cuándo se le acabará el manto de impunidad. Pero, mientras tanto, su padre político ya le dio una lección de congruencia y autoridad moral.
Advertimos que aun todavía hay más tela que cortar y abordar sobre el saqueo más grande de la historia cometido por la rata que despacha como cónsul en Florida, esto además de sus ya conocidas adicciones y perversiones mentales, así como también sexuales; continuará.
 
yomariocaballero@gmail.com
 

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