- Seis años desde que fue promulgada sin resultados favorables; en 2019, Chiapas generó 500 toneladas diarias de basura plástica; 2 mil toneladas diarias es el consumo actual estimado de este producto
arco Alvarado / Ainer González / Carlos Rosales / Francisco Mendoza
Edición: Francisco Mendoza
Diseño: Luis Méndez / Diario de Chiapas
En el 2019, Chiapas se convirtió en uno de los primeros estados del país en aprobar la Ley de Residuos Sólidos del Estado, esta ley impulsa una estrategia integral para reducir el uso de plásticos de un solo uso en el Gobierno del Estado y las escuelas de Chiapas, principalmente, así como el manejo adecuado de los residuos sólidos, uno de los más grandes desafíos de todos los gobiernos.
La Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (Semahn), y la Fiscalía Ambiental son las instancias que deben hacer valer el texto aprobado por la 67 Legislatura local, que presentó el legislador, Juan Salvador Camacho Velasco, quien actualmente es vicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente, Ecología y Cambio Climático, de la 69 Legislatura.
La ley planteó reducir al mínimo el uso del plástico en utensilios desechables, vasos, envoltorios, y otras tantas presentaciones, que duran en las manos del consumidor unos minutos, y luego pasan a formar parte de la basura por cientos de años.
“Por supuesto hay que trabajar en un marco mucho más amplio de la concientización ciudadana, de la promoción de la ley porque mucha gente no sabe que existe esta ley; de la difusión y algo que es fundamental, de la aplicación de la misma. Ante todo, la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural, también la Fiscalía Ambiental, no todos los estados contamos con esa figura de Fiscalías Ambientales, en Chiapas sí”, dijo el legislador local.
Algo que claramente no está sucediendo, ya que esta ley se presentó poco antes de la declaratoria de pandemia por Covid-19, periodo en el que nuevamente el plástico en sus variadas presentaciones se hizo omnipresente.
De acuerdo con los datos presentados, Chiapas generaba en 2019 hasta 500 toneladas de basura plástica, la gran mayoría en forma de envases de bebidas y bolsas de supermercado, las cuales pueden tardar en degradarse unos 150 años, y las botellas de refresco pueden tardar mil años, según comentó en aquel momento el subsecretario de Medio Ambiente y Cambio Climático de la Semahn, Manuel de Jesús Ortiz Suárez.
Hacer valer la ley, la súplica
Seis años después de haber impulsado la ley, es el propio Juan Salvador Camacho Velasco quien pide a las instancias encargadas hacer difusión de esta normativa “ya tenemos la ley, el Congreso hizo su trabajo, ahora toca aplicarla, hacerla valer”, comentó.
Hoy hay opciones; bolsas compostables elaboradas con fécula de maíz o diversas cáscaras, algo que en un principio se usó como pretexto para no cumplir la nueva norma, especialmente por parte de las empresas que venden productos plásticos.
Camacho Velasco comentó que la ley si logró una reducción en el consumo de productos plásticos, al pasar de tres mil 500 toneladas diarias, a unas dos mil, y que “sorprendentemente las cadenas de supermercados se unieron a la propuesta y dieron opciones, así como las tiendas de conveniencia; hace falta incidir en la conciencia para que este uso se reduzca”, agregó.
De acuerdo con los datos presentados por el legislador, Chiapas generaba en 2019 hasta 500 mil toneladas de basura plástica al año, la gran mayoría en forma de envases de bebidas y bolsas de supermercado; actualmente esta cifra se ha reducido en un 20%.
Triste que no se aplique la ley: Asociaciones civiles
Sin embargo, no todos están de acuerdo con estas cifras, Cyntia Reyes Hartmann, directora de Tierra Verde Naturaleza y Cultura, comentó que, lamentablemente, esta ley ha quedado en el olvido y no se ha aplicado acciones como es la regulación del plástico de un solo uso.
Desde que entró en vigor la ley antiplásticos en el estado de Chiapas, no se ha visto realmente la disminución de este contaminante en los supermercados o entre otros establecimientos, ya que aún lo promocionan.
“Es un instrumento que no se ha aplicado correctamente y por alguna u otra razón, la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (Semahn) a través de los ayuntamientos deberían de estar vigilando su cumplimiento y haciendo acciones no solo de visibilización, sino acciones que permitan la disminución del plástico”, acotó.
Recalcó que, aún las personas utilizan productos de plástico de un solo uso como son las bolsas, productos de unicel, popotes, cucharas, botellas, entre otros más que impactan al medio ambiente y la salud.
“El impacto es bastante grande y es muy triste saber que, una simple cucharita o un traste que simplemente duró cerca de 10 minutos de uso, tardará más de 500 años para degradarse y ni se degrada en su totalidad y es extremadamente decepcionante que no haya conciencia”, apuntó Cyntia Reyes Hartmann.
Aseguró que, se ha vuelto un negocio esta ley antiplástico en el estado de Chiapas, porque muchas cadenas de supermercados venden la bolsa de plástico al momento de que los consumidores pagan por sus artículos.
“Esta ley no se aplicado correctamente, ya que en otros países, los supermercados tienen prohibido darte una bolsa de plástico o la compra de alguna, aunque sea biodegradable. Realmente, como sociedad, debemos de acostumbrarnos a ya no hacer uso de la bolsa y no es tan difícil, simplemente, hay que hacer conciencia”, dijo.
Hizo una invitación a la ciudadanía a que, evite comprar estos artículos hechos de plástico de un solo uso, porque para erradicar esta problemática, primero debe de comenzarse con uno mismo al hacer conciencia de todo esto y a acostumbrarnos.
Impacta al Cañón del
Sumidero
A casi seis años de la aprobación de la ley, los chiapanecos aún utilizan productos de plástico de un solo uso como son las bolsas, productos de unicel, popotes, cucharas, botellas, entre otros más que impactan con daños fuertes al medio ambiente y a la salud.
El impacto del uso de estos plásticos se puede ver de forma tangible en uno de los hitos naturales más importantes de la entidad como lo es el Parque Nacional Cañón del Sumidero.
Javier Díaz, responsable del programa Conservación y Manejo de Humedales Parque Nacional Cañón del Sumidero explicó que son 16 municipios los que impactan directamente en el ecosistema del Cañón del Sumidero, al menos 224 comunidades tienen una injerencia directa con esta cuenca media.
Como consecuencia, todas las actividades que se realicen en estas comunidades y municipios tienen un impacto en el Cañón del Sumidero; como una alternativa para contrarrestar estos efectos que provocan estos residuos, el parque nacional cuenta con el programa Conservación y Manejo de Humedales en donde se trabaja con los residuos sólidos que llegan hasta el área.
“Básicamente la actividad de la brigada es retirar todos estos residuos que llegan hasta el área navegable y zonas aledañas, playas, pequeñas ensenadas dentro del parque”.
Para tener una estadística y conocer los números y la cantidad de residuos que están llegando al Cañón del Sumidero, la brigada clasifica los residuos en tres categorías que son: Madera, ripio (plantas invasoras como lirio acuático, lechuguilla) y plásticos.
En el caso de los plásticos están incluidos los de un solo uso y de manejo peligroso como son los agroquímicos o pesticidas.
Las cifras de 2024 fueron cercanas a dos mil toneladas de residuos sólidos, para ser exactos 1 mil 924.7 toneladas y de estas 1 mil 102 toneladas corresponden a madera, son el 52.6% aproximadamente de todo lo extraído, 813.5 toneladas fueron ripio, representan el 42.26% de todo lo extraído y 9.2 toneladas fueron plásticos.
“Todo este universo de plásticos de un solo uso, los domésticos como son las bolsas plásticas y este universo de los llamados plásticos peligrosos como son los agroquímicos y pesticidas que dicho sea de paso hay toda una legislación por aparte para manejar este tipo de residuos precisamente por la categoría”.
Municipios “cooperan”
con toneladas de plástico
sobre el Cañón
Este año en especial se tuvo el arribo de mucho plástico, es un poco más de lo que se extrajo en el 2023, siendo ese año 8.9 toneladas las que se recogieron en la limpieza del Cañón del Sumidero.
“A pesar de que es un número engañoso, el 0.98% de todo lo extraído corresponde a este tipo de residuos, si bien es cierto que 9.2 toneladas todavía es muy grande en tamaño de residuos, si hemos notado al menos que ha ido a la baja con algunas acciones, algunas alternativas que se han estado trabajando con los municipios”.
Como un ejemplo de éxito, precisó la postura de los contenedores de basura en Tuxtla Gutiérrez, la cual ha ayudado a que la gente ponga su basura plástica en estos lugares y no terminen en las causes del río Grijalva.
El funcionario federal dijo que el reducir los plásticos o dejar de usar los plásticos, los llamados de un solo uso, impactan positivamente en las áreas naturales protegidas, no solo el Cañón del Sumidero, muchos sitios que están sufriendo esta problemática con los residuos plásticos.
“Los plásticos están causando un impacto severo en nuestras áreas naturales protegidas, están dañando estos ecosistemas y los servicios ecosistémicos que disfrutamos de estos sitios, pero están impactando a las especies que tienen su hogar en el parque nacional y en estas áreas naturales protegidas”.
No todos los esfuerzos han sido malos, como un ejemplo se encuentra la postura de los contenedores de basura en Tuxtla Gutiérrez, la cual ha ayudado a que la gente ponga su basura plástica en estos lugares y no terminen en las causes del río Grijalva.
Ciencias Genómicas
Científicos e investigadores trabajan para darle solución a la gran cantidad de plásticos que hay en el mundo. Por décadas, los mares y afluentes chiapanecos han sufrido el impacto de miles de toneladas de plásticos que se acumulan y forman en islas flotantes de desechos. Sin embargo, desde la ciencia y la academia se han buscado alternativas que ayuden a mitigar y resarcir este problema que invaden y amenazan los ecosistemas naturales
Un proyecto para resarcir este mal se ha impulsado desde el Centro de Ciencias Genómicas (CCG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que propone una solución innovadora: diseñar bacterias que, no sólo sobrevivan en estos ambientes contaminados, sino que utilicen el plástico como fuente de energía para producir compuestos útiles.
El proyecto del CCG es impulsado por el investigador José Utrilla, quien refiere que en la naturaleza hay ciertas bacterias que funcionan como “biofábricas”, como por ejemplo sustratos de azúcares o polímeros y los transforman en productos de interés biotecnológico, como insulina, vacunas o incluso bioplásticos.
Este principio, que es la base del trabajo de José Utrilla, utiliza la ingeniería genética para modificar bacterias como “Escherichia coli” y convertirlas en herramientas más eficientes. Su objetivo es optimizar lo que se conoce como “fenotipos sintéticos”, es decir, características diseñadas artificialmente que permiten a las bacterias realizar tareas que no harían de manera natural, como descomponer plásticos.
El proceso es complejo, expone el investigador, ya que es a través de modelos computacionales que representan el genoma y las reacciones bioquímicas de las bacterias, el equipo diseña intervenciones genéticas que son posteriormente probadas en laboratorio. De esta manera, menciona que logran, por ejemplo, que las bacterias consuman sustratos no convencionales, como residuos agroindustriales o compuestos derivados del plástico.
“Hacemos ingeniería genética donde le metemos a una bacteria un plásmido, que es un elemento circular de DNA que la bacteria va a replicar y que va a producir entonces el fenotipo que nosotros le llamamos silvestre. O sea, una bacteria como fue aislada de la naturaleza, pues puede hacer un cierto nivel de ese plásmido, digamos que puede hacer 100, y nosotros queremos ingeniería para que pueda ser 200 y ese plasma. Entonces eso es interesante industrialmente, porque duplicamos la cantidad de plásmido obtenido. Pues como nosotros utilizamos a las bacterias como biofábrica, como microfábrica, la bacteria lo que hace es que consume un sustrato”, detalló el investigador.
Plástico como biocombustibles o bioplásticos, la opción
En colaboración con otros científicos, como el doctor Sergio Revah de la UAM Cuajimalpa, Utrilla también trabaja con consorcios bacterianos que degradan gases como el metano, lo que podría abrir la puerta a estrategias para mitigar tanto la contaminación atmosférica como la ambiental.
En Chiapas, donde se generan miles de toneladas de basura plástica anualmente, este tipo de proyectos tiene un enorme potencial. Aunque, la falta de infraestructura adecuada para el reciclaje y el manejo de residuos ha llevado a que gran parte de estos desechos terminen en ríos y océanos, agravando la crisis ambiental.
Si las bacterias diseñadas por el equipo de Utrilla logran adaptarse para descomponer el plástico de manera eficiente, podrían convertirse en aliadas clave en la limpieza de estos ecosistemas. Además, y de acuerdo con el investigador, al transformar el plástico en productos útiles, como biocombustibles o bioplásticos, se crearía un modelo de economía circular que beneficiaría tanto al medio ambiente como a las comunidades locales.
A pesar de los avances, el camino hacia la degradación bacteriana del plástico a escala industrial aún es largo. Según Utrilla, uno de los mayores desafíos es hacer que estos procesos sean económicamente viables, pues actualmente no existe suficiente interés para invertir en su desarrollo a gran escala. Sin embargo, proyectos como este representan un paso crucial hacia la solución de una de las crisis ambientales más apremiantes del siglo XXI.
El trabajo del doctor José Utrilla y su equipo en el Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM, dan un botón de muestra que la biotecnología puede ser una herramienta a explorar para enfrentar los problemas locales, desde la contaminación plástica hasta el cambio climático, esto a partir de biofábricas microbianas que podrían marcar la diferencia y ofrecer ecosistemas y sociedades más sostenibles.