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Exploran zona Arqueológica de Palenque

  • Forma parte del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas, vinculado al proyecto prioritario Tren Maya

Ainer González / Diario de Chiapas

Durante años, la exploración de los núcleos palaciegos y ceremoniales de diversas zonas arqueológicas de México ha brindado información sobre cómo vivían los gobernantes, sacerdotes y dinastías en la época prehispánica; sin embargo, en comparación, poco se conoce de la dieta, la dinámica poblacional, las prácticas mortuorias y aspectos cotidianos de los ciudadanos de antaño.

Encaminado a ese objetivo, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a cargo del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la Universidad Nacional Autónoma de México, dio a conocer que retomó en 2022 la exploración del Grupo IV de la Zona Arqueológica de Palenque; iniciativa que actualmente forma parte del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), vinculado al proyecto prioritario Tren Maya.

Impulsada por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, el INAH, explicó que Promeza es una iniciativa federal encaminada a la conservación e investigación, incluida la optimización de áreas de servicio, de 26 sitios arqueológicos del sureste mexicano, cuya visita se verá incrementada con la operación de la obra ferroviaria.

“En Palenque, un conjunto arquitectónico de especial notoriedad para las y los arqueólogos es el Grupo IV, ubicado 300 metros al noroeste del área nuclear de la antigua ciudad maya, el cual se compone de más de 270 estructuras agrupadas en unidades habitacionales y plazas”.

A mediados del año pasado, bajo la coordinación del investigador del IIA, Rodrigo Liendo Stuardo, el INAH dijo que se indagó la plaza central y el monumento denominado J6.

Refirió que debido a que en los costados sur y oeste de la estructura J6 se habían ubicado entierros humanos con anterioridad, el enfoque de los arqueólogos fue explorar el flanco este, a fin de indagar si tal uso continuaba en ese sector.

“Aunque en esta ocasión no encontramos entierros, esa evidencia negativa es igualmente importante porque nos indica que, fundamentalmente, estos adoratorios fueron usados con propósitos funerarios”, explicó.

Así, destacó que el hallazgo más relevante de la temporada de campo fue un conjunto de tiestos cerámicos que sobrepasa las 10 mil unidades, el cual permite establecer una cronología que retrocede del siglo IX al VII de nuestra era.

“La mayoría de los elementos recuperados son diagnósticos, es decir, son bordes, fondos de platos o de vasijas, vasos y fragmentos de otros utensilios que nos permiten identificar formas, decoraciones, modas e, incluso, saber si era cerámica utilitaria o estaba reservada para ciertas ocasiones o ceremonias”, señaló.

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