Un acto de respeto y amor hacia sus difuntos
Ramiro Gómez / Chicoasén
Chicoasén, Chiapas. – La comunidad tsotsil de la Ribera las Pilas de Chicoasén, celebra con gran fervor el Sk´ak´alil anima´etik, o Día de Muertos, durante los días 1, 2 y 3 de noviembre, una de las fiestas más esperadas del año y se prepara con meses de anticipación.
Los preparativos comienzan en los primeros días del mes de agosto con la siembra de las flores de cempasúchil, esenciales para las ofrendas, ya que su aroma ayuda a guiar a las almas hacia los altares familiares. Ocho días antes de la celebración, la comunidad se reúne para limpiar el panteón, un acto de respeto y amor hacia sus difuntos.
Una semana antes del primero de noviembre, un grupo de entre 15 y 20 personas se reúnen para llevar a cabo la “Ración”, donde se sacrifica una res, organizado por un miembro de la comunidad y se lleva a cabo el 31 de octubre.
Durante esta actividad, los hombres se encargan de sacrificar y procesar la carne, mientras que las mujeres preparan tortillas y otros alimentos. Esta convivencia es un momento de alegría y unión, y al final del día, cada familia regresa a casa con su porción de carne para preparar las ofrendas.
El 1 de noviembre, la comunidad inicia la preparación del altar desde la mañana. Este altar se elabora en una mesa y se decora con un arco de caña adornado con flores de cempasúchil, que simboliza la bienvenida a las almas. Además, se utilizan elementos como la juncia y las palmitas, que tienen un fuerte aroma y son esenciales para atraer a las almas y facilitar la comunicación de los vivos con sus difuntos.
Las velas son otro componente importante, ya que iluminan el camino de las almas desde el panteón hasta los hogares. En la madrugada del 1 y 2 de noviembre, muchos familiares visitan el panteón para encender velas, llevar flores y alimentos que los difuntos disfrutaban en vida, invitándolos a regresar a sus hogares.
El 1 de noviembre se ofrendan alimentos especialmente para las almas de los niños fallecidos. El agua es el primer elemento colocado en el altar, seguido de alimentos como pan, dulces y frutas. En la mañana del 2 de noviembre, los familiares esperan con amor y alegría la llegada de las almas, ofreciéndoles comidas que solían consumir, como café, tamales, caldo de res y frutas de la región.
Cada día de la celebración ofrece una variedad de alimentos, y en la parte inferior de la mesa se colocan mazorcas y frijoles, simbolizando la vida. También se preparan canastos para que las almas lleven consigo lo que desean.
A las 12 del día del 2 de noviembre, la familia se reúne para encender incienso y orar, creando un momento de conexión espiritual con sus seres queridos.
El 3 de noviembre es un día de despedida. Se cree que las almas permanecen hasta el mediodía, momento en el que las familias se reúnen para agradecer por la visita. En la tarde, los niños de la comunidad van de casa en casa pidiendo “almitas”, recibiendo ofrendas como tamales y dulces.
Ocho días después, se celebra la octava, donde se colocan alimentos que no pudieron ser ofrecidos anteriormente, se encienden velas y se decoran los altares. Este es un momento de despedida final, donde se invita a las almas a llevarse lo que no pudieron consumir y se les espera para el próximo año.
La celebración del Día de Muertos en la comunidad tsotsil de la Ribera las Pilas mantiene vivas las tradiciones y la memoria de quienes han fallecido.