- En las colonias muchos migrantes viven en situación de calle y hacen sus necesidades fisiológicas donde pueden
M de R / Diario de Chiapas
Tapachula, Chiapas. – Chiapanecos se quedaron atónitos con las cifras que el gobierno federal dio a conocer con respecto al tema migratorio, ya que los números que se ventilaron no van acorde a la realidad, mucho menos para los que viven en los municipios fronterizos con Guatemala.
Miguel “N”, de oficio taxista, explicó que en “La Mañanera” dieron a conocer que el flujo migratorio se ha reducido 75 por ciento.
“Qué bueno que esto fuera cierto, pero la realidad la vivimos los que estamos aquí, migrantes en calles y banquetas, pidiendo dinero en las esquinas, la inseguridad creciendo y muchas otras cosas de las cuales ya estamos hartos”, apuntó.
Y es que diariamente, ante la complacencia de la encargada del Inami en Chiapas, Farah Gertrudis Cerdio, centenares de migrantes se internan a territorio mexicano a través del río Suchiate ante la vista indiferente de los agentes migratorios, la Guardia Nacional y demás autoridades; mientras tanto, en las carreteras de Chiapas se puede observar grupos de migrantes formando caravanas, en busca de llegar a los Estados Unidos.
Por su parte, doña Lorena “N” resaltó que los servicios se han encarecido, porque a los migrantes les cobran más caro todo y los comerciantes prefieren venderles o prestarles un servicio a ellos y no a los mexicanos.
Por si esto fuera poco, denunciaron que en las colonias muchos migrantes viven en situación de calle y hacen sus necesidades fisiológicas donde pueden, causando graves problemas de contaminación y con ello la proliferación de enfermedades.
El cartel del Inami trabaja en contubernio con el crimen organizado y los migrantes son captados y resguardados en “La Gallera”, un predio ubicado en Suchiate, donde los migrantes pagan por el derecho a transitar por territorio mexicano.
Los extranjeros que pagan son marcados con un sello o pulseras, lo que indica hasta dónde tienen derecho a transitar libremente, mientras los que no pagan, permanecen en la gallera hasta que sus familiares o amigos les envían el dinero que les exigen.