Ciudad del Vaticano, 7 de mayo de 2025 — La emoción, la esperanza y el silencio se entrelazaron en la Plaza de San Pedro la noche de este miércoles, cuando miles de fieles se congregaron frente a la Basílica Vaticana aguardando con expectativa el resultado del primer escrutinio del cónclave. Pero a las 9:00 de la noche, un denso humo negro emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, confirmando que, por ahora, no hay nuevo Papa.
La fumata negra —señal inequívoca de que ningún candidato alcanzó los votos necesarios— marca el inicio de un proceso que, aunque profundamente espiritual, también exige consensos complejos entre los 133 cardenales electores que desde esta tarde permanecen recluidos en el Vaticano.
El cónclave comenzó oficialmente a las 5:46 de la tarde, hora local, cuando los cardenales cruzaron solemnemente las puertas de la Capilla Sixtina y pronunciaron su juramento de secreto. Así arrancó una nueva página en la historia de la Iglesia católica, que busca al sucesor del papa emérito Francisco para guiar a más de 1,400 millones de fieles en todo el mundo.
Durante esta jornada, la votación no logró el mínimo de dos tercios requerido —es decir, 89 votos— por lo que el proceso continuará en los próximos días con hasta cuatro rondas de votación diarias: dos en la mañana y dos por la tarde. Mientras tanto, los cardenales se retiran por las noches a la residencia Santa Marta, dentro del Vaticano, en estricto aislamiento.
En la plaza, el ambiente era una mezcla de fe y nerviosismo. Algunos peregrinos rezaban en silencio, otros comentaban entre susurros. Velas encendidas y cánticos espontáneos llenaban el espacio, recordando al mundo que, más allá de la política eclesiástica, hay un pueblo que espera guía, renovación y esperanza.
La elección del próximo obispo de Roma sigue siendo incierta. Sin embargo, cada fumata —ya sea negra o blanca— continúa escribiendo el relato de una Iglesia que busca reconfigurar su rumbo en medio de los retos del siglo XXI.