‘En la literatura fue en donde encontré mi voz’, Paola Sarmiento Guzmán

Romeo Duvalier Peña Román
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas
Hace unos años decidí iniciar un proyecto social, en donde llevo un mensaje positivo, alzando mi voz, intentando abrazar incluso a través de la distancia. A través de las letras y literatura fue en donde encontré mi voz, mi proyecto de vida, así como en Facebook: Paola Sarguz e Instagram: @paoosarguz, busco que mis lectores vean el mundo desde otra perspectiva a través de mis escritos y textos, donde las artes visuales, fotografía y el gusto por mi deporte (Lucha olímpica) no pueden faltar, puedan cobrar vida y cautivar a quien me lee.
Hace varios años dejé las artes marciales (Tae Kwon Do) donde estuve ocho años, para ir por la Lucha Olímpica en el Instituto del Deporte, donde formé una nueva familia, un motor más para escribir.

CARTA A UN AMOR:
Hoy tengo ganas de escribir sobre ti, porque es un día donde mi consciencia y ansiedad están tranquilas.
Después de un mar de emociones al terminar de pintar una parte del lienzo y abrir nuestros corazones a Luna media, al abrazarnos, me sentí desnuda, estaba desnudando mi alma, para ti, a lo nuestro, nunca me había sentido más expuesta, que en ese momento.
Cada tipo de arte tiene una conexión dentro de mí, un enlace con cada órgano de mi cuerpo, cuando escribo, danzo, canto o escucho una buena canción, algo de mí se conecta con mi ser, creo que la pintura saca la parte más erógena de mí, es como tener un orgasmo de emociones, es algo que he aprendido junto a ti.
Puedo jurar que los orgasmos son bonitos, pero no tanto como las conversaciones que tenemos luego de alcanzarlos. Que nuestras pieles se llevan bien, pero nuestras mentes se entienden a la perfección. Puedo jurar que resignaría a ponerle cualquier tipo de título a lo que somos, que no me haría ilusiones contigo si sólo me permites vivir siempre, ese tiempo después.
Al terminar de plasmar nuestras almas con el óleo y acurrucarnos, me sentí tan cerca de ti, dentro de ti, tú estabas dentro de mí, me habías moldeado hasta los huesos en ese punto, es como al terminar de hacer el amor, a tu lado. Me atrevo a decir que el momento más glorioso es ese cuando te observo desnudo del todo, ya sabes, por fuera y también por dentro. Cuando no haces ni el más mínimo esfuerzo por agradar o desagradar, cuando eres espontáneo, pasional, carnal y te muestras sin vendas ni imposiciones. No sé si hay algo más excitante que adorarte vencido y en paz, el mundo podría arder allá afuera que no me importaría si estás junto a mí libre de tanto.
Quizás no comprendas mi manera de verte, mi desesperación por lograr que sonrías, la ansiedad de que me cuentes lo tedioso que estuvo tu día antes de que apareciera yo. Pero es que yo te disfruto de esa manera, sí. El éxtasis es sentir cómo te liberas en mí y también tener tu cuerpo a un costado del mío (sin promesas ni pendientes) hablar de lo primero que nos salga.
Recorrerte es bonito, sí, delimitar cada rincón de tu ser con el mío, calmar el deseo. Pero lo que viene luego… lo que viene luego es más orgásmico que todo lo anterior; es algo que va más allá del amor y de cualquier otra cosa. Todo ha terminado y aún sigues ahí, no te necesito, no me necesitas. No nos debemos nada, pero nos quedamos. Somos el oxígeno que no tenemos allá afuera, el único sitio donde de verdad existimos. El sexo ha sido una excusa, la conexión es el trasfondo. Saber que mañana en la calle serás uno más, pero que a mí me dejaste tu parte infinita.
Fundación
Armado Duvalier A.C.

Compartir:

Última hora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *