Las últimas palabras de Carlota

Soycarmin.com / Nadxiely Guadalupe Niño Chavez

Una de las figuras más relevantes pero a la vez trágicas de la historia de México es Carlota de Bélgica, la última emperatriz del país azteca y esposa de Maximiliano de Habsburgo. Ahora, varios historiadores han señalado cuáles fueron sus últimas palabras.
La Emperatriz Carlota, cuyo destino estuvo intrínsecamente ligado al fallido Segundo Imperio de México, murió en Bélgica el 19 de enero de 1927, marcando el fin de una existencia signada por la locura y el aislamiento. Esta soberana, consorte del Emperador Maximiliano de Habsburgo, pronunció al final de sus días unas palabras que resonaron con la desolación de su reinado: “Todo aquello terminó sin haber alcanzado el éxito”.
Sorprendentemente, vivió 60 años más que su esposo, quien fue fusilado en 1867, y pasó más de dos tercios de su vida en la oscuridad de su enfermedad mental.

¿Cómo fueron los últimos años de Carlota de México?
El inicio del trastorno mental de la Emperatriz Carlota se gestó meses antes de la trágica ejecución de Maximiliano. En un desesperado intento por salvar el Segundo Imperio de México, Carlota viajó a Europa en busca de apoyo.
Acudió a Napoleón III, quien originalmente había enviado a la pareja a gobernar México, y al Papa Pío IX, rogando por su respaldo en América. Sin embargo, sus súplicas no fueron escuchadas, y la rotunda negativa de ambos fue el catalizador de su colapso psicológico.
A partir de ese momento, la emperatriz comenzó a manifestar comportamientos inusuales y repetitivos. Entre ellos se destacaban el constante mordisqueo de pañuelos y uñas, y el mesarse el pelo. Su paranoia se agudizó, llevándola a beber exclusivamente de fuentes públicas por temor a ser envenenada con las bebidas que le ofrecían.
Además, sufría de insomnio severo y una creciente desconfianza hacia las personas a su alrededor. Dada la complejidad de su condición, fue recluida en un cuarto con barrotes en el Castillo de Miramar, en Trieste, Italia -el mismo lugar donde había residido con Maximiliano antes de su aventura mexicana-, donde fue sometida a un tratamiento de aislamiento total, agua helada e inmovilización.
El sueño imperial de Maximiliano y Carlota en México fue efímero. Su reinado como emperadores concluyó abruptamente en 1867, cuando Maximiliano fue capturado por las fuerzas de Benito Juárez y, posteriormente, fusilado en el Cerro de las Campanas en Querétaro.
Se cuenta que las últimas palabras de Maximiliano fueron un grito por su nueva patria y su causa: “Moriré por una causa justa, la independencia y la libertad de México. Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria, ¡Viva México!”. Este evento sellaría no solo el destino del emperador, sino también el triste y prolongado ocaso de la vida de la Emperatriz Carlota.

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