• Spotify
  • Mapa Covid19

Muerte de Rosario Castellanos

Roque Gil Marín Vassallo
Comitán, Chiapas
“’Chayito’, es el nombre cariñoso con que penetró en el sentimiento del pueblo, con el que conquistó los aplausos de la Eternidad”, así la describe el maestro Edgar Robledo Santiago, en su obra titulada “Valores Humanos de Chiapas” (pág. 116), la califica de “Mujer entrañable de gran valor en la literatura universal” y con claridad meridiana afirma que: “Rosario Castellanos Figueroa, nació el 25 de mayo de 1925 en la Ciudad de México, D.F., hecho del que la maestra se sentía muy orgullosa de ser “’chilanga”.
Entre los años 1943 y 1948, logró graduarse como Maestra en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Entre sus condiscípulos tuvo a Jaime Sabines, Augusto Monterrosa, Dolores Castro y Ernesto Cardenal. A invitación de Sabines, Chayito regresa a Chiapas con el nombramiento de Promotora Cultural del Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas (ICACH) en Tuxtla Gutiérrez, donde se une al grandioso grupo de intelectuales que encabezaba el distinguido maestro, poeta y escritor Armando Duvalier Reyes y los inolvidables mentores de la juventud chiapaneca, como Eduardo Javier Albores, Jesús Agripino Gutiérrez, Mauro Calderón, José Cano Ríos y Daniel Robles Sasso, de los que Chayito abrevó los métodos académicos, las técnicas de interpretación paleológicas, así como el ejemplar amor que a Chiapas le deparaban sus compañeros de trabajo.
El Instituto Nacional Indigenista (INI), la nombró Directora del Centro Coordinador Tzeltal-Tzotzil, por lo que se traslada a San Cristóbal de Las Casas, lugar donde realizó una obra de enseñanza de teatro guiñol y aprendió los dialectos de estas etnias, con la valiosa ayuda que le brindaron otros grandiosos maestros como Prudencio Moscoso Pastrana, Hermilo López Sánchez y Francisco Gutiérrez, que entregaron a Chayito, además de su respeto y aprecio, sus conocimientos valiosos de las costumbres, tradiciones, leyendas y mitos de los pueblos indianos de Los Altos de Chiapas y de la meseta comiteca, limítrofe con Guatemala.
Así, en 1949, con este valioso e inaudito cúmulo de datos históricos, la maestra Chayito regresó a su tierra natal: la Ciudad de México, continuó sus estudios en la Universidad de Madrid, España, y a su regreso ocupó la Cátedra de Letras Españolas en la UNAM y otras universidades del extranjero.
Su primera novela se titula “De la vigilia estéril” publicada en 1950. Luego publicó “El rescate del mundo” en 1952. Su grandiosa novela titulada “Balún Canán” publicada en 1957, es muy parecida a la que escribieron otros intelectuales chiapanecos, como el maestro Armando Duvalier Reyes y el maestro Mauro Calderón. En 1960 publicó el cuento titulado “Ciudad Real” y regresó a la novela con su valiosa obra titulada “Oficio de Tinieblas”, que es una obra que contiene datos que han sido utilizados por otros maestros, como Jesús Agripino Gutiérrez.
Rosario Castellanos dedicó gran parte de su obra a la defensa de los Derechos de las Mujeres, lo que le valió ser reconocida como “Feminista de América Latina”. También enalteció el pasado grandioso de los indios de Chiapas, fue reconocida como Defensora de los Indios y estas acciones la colocaron como una luchadora social del grupo de la Izquierda mexicana.
Su entrañable amiga y colega periodista, Margarita López Portillo, la propuso ante el Secretario de Relaciones Exteriores Lic. Santiago Roel García, para ocupar el cargo de Embajadora de México en Israel, es así como en 1971 es enviada a la ciudad de Tel Aviv, capital de Israel, donde fue Embajadora Extraordinaria Plenipotenciaria de nuestro país, hasta que el día 7 de agosto de 1974, encuentra la muerte de forma violenta.
Lo que se dijo en los medios informativos internacionales fue que, debido a que ella se había identificado con los agentes del servicio secreto de la Unión Soviética (URSS) a quienes les enviaba información privada, ya había sido descubierta por los israelitas, por lo que los rusos, a quienes servía de “espía” la ejecutaron, prefabricándole un corto-circuito al tratar de encender su lámpara de buró, para impedir que los judíos le pudieran quitar todo lo que delataría el espionaje soviético a su país.
DEP.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *