Papel, tinta y verso…

Enrique Flores Amastal Ciudad de México

El pasado
La matanza del 10 de junio de 1971
tampoco se olvida.
La palabra es el arma de los desposeídos.
Enrique Flores Amastal

¿Por qué se recuerda el pasado?
¿Acaso porque ahí se encuentran
las semillas de lo que somos?
¡El presente es eterno, siempre presente!
Aquellas tardes, en las bolsas del pantalón,
en el lugar de monedas,
encontrabas nuevos sueños.
Hay nostalgia cuando se deja un lugar,
cuando se toma la maleta y se inicia la marcha,
aunque las calles son transitadas
el sendero lo creamos con emociones.
Una rosa no es el mar, anuncia bellezas,
tus lágrimas no son oleadas oceánicas
pero son saladas como el agua de mar.
El universo está en nuestras manos,
la piel anuncia el lugar de las estrellas.
Un pez sueña con el agua,
la flor emite su perfume
y no pregunta por el viento.
Y aquí, contrito, dando vueltas,
buscando la ruta de tus sueños
para encontrarte y caminar juntos.

Es tiempo del silencio
Para atraparte, les falta aliento
a las palabras, destreza, ser suaves,
pero contundentes,
que lleguen a tu alma.
Sí tu corazón es de roca, lo ablanden,
y que surja de tu interior esa voz
que el poeta espera de ti.
Las palabras siempre encierran misterios,
encantos, lo que importa
es la cosa nombrada.
Busca significados, pero no
la colección de trucos,
herramientas de trabajo de los magos,
de titiriteros.
Los gesticuladores son expertos
mentirosos y no buscan significados,
por eso a las palabras les falta ser genuinas,
recuperar su inocencia primera, en silencio
para nombrarte.

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