Comer sano no es comer menos: claves para una nutrición sostenible sin culpa

Por [GERMAN GUERRA]
Nutricionista/ Coach/ Psicólogo/ IFBBPRO
Durante años, comer sano ha sido confundido con comer menos. Se nos ha enseñado que la restricción es virtud, que el hambre es sinónimo de progreso y que “portarse bien” es evitar un pan en la cena. Pero la verdad es otra, más amable y sostenible: comer sano no se trata de castigo, sino de respeto. No es menos comida, es mejor elección.
La culpa ha invadido nuestras mesas. Sentimos remordimiento por un antojo, contamos calorías como si fueran enemigos y celebramos pasar hambre como si fuera una medalla al mérito. Pero, ¿dónde queda el disfrute? ¿Dónde la paz con el cuerpo y con la comida?
El cuerpo no quiere menos comida. Quiere lo que necesita. Quiere energía, nutrientes, hidratación y momentos de placer consciente. Comer sano no es comer poco pollo hervido con lechuga. Es saber cuándo darle a tu cuerpo un buen desayuno, cuándo detenerte, cuándo escuchar un antojo sin convertirlo en atracón. Es construir una relación equilibrada con los alimentos.
La nutrición sostenible se basa en tres pilares: educación, autoconocimiento y consistencia.
Primero, entender. Saber qué nos aporta una fruta, una proteína o una grasa saludable. Saber que no hay “alimentos malos”, sino contextos desequilibrados.
Segundo, conocernos. ¿Comes por hambre real o por ansiedad? ¿Te castigas por una comida libre o la integras sin culpa a tu vida? La salud emocional también come, y muchas veces lo hace en silencio.
Y tercero, ser constantes. Comer sano no es hacerlo perfecto tres días y rendirse. Es encontrar una manera de comer que puedas mantener incluso en días difíciles, en celebraciones, en vacaciones.
No se trata de vivir a dieta. Se trata de vivir mejor. De que tu alimentación te dé energía para entrenar, para cuidar a tu familia, para reír, para pensar con claridad. Y sí, también para disfrutar de vez en cuando un postre sin drama ni castigo al día siguiente.
Educar en nutrición no es imponer reglas, es liberar de culpas. Cambiar la narrativa del “no puedes” al “elige lo que te hace bien”. Y si hoy no elegiste tan bien, mañana puedes hacerlo mejor, sin necesidad de compensar, sin autocastigo, sin miedo.
La verdadera salud no vive en la báscula, vive en la tranquilidad de saber que estás cuidando tu cuerpo sin maltratar tu mente.
Así que la próxima vez que pienses en comer sano, no pienses en comer menos. Piensa en comer con amor, con respeto y con inteligencia. Eso es lo que hace sostenible un estilo de vida. Eso es lo que, al final, te transforma.

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