LA IMPORTANCIA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA EN ADULTOS MAYORES

German Guerra /Nutricionista/Psicólogo/IFBBPRO

Cuando pensamos en el envejecimiento, muchas veces lo asociamos con pérdida de movilidad, enfermedades y limitaciones. Sin embargo, la actividad física es una herramienta poderosa para mantener la independencia, la fuerza y la calidad de vida. Mantenerse activo no solo es posible, sino esencial para un envejecimiento saludable.
He trabajado con adultos mayores que, gracias al ejercicio, han mejorado su energía, equilibrio y bienestar general. No importa la edad, siempre es un buen momento para empezar a moverse y disfrutar de los beneficios.
¿Por qué es esencial la actividad física en la vejez?
A medida que pasan los años, el cuerpo experimenta cambios como la pérdida de masa muscular y densidad ósea, lo que aumenta el riesgo de caídas y fracturas. Además, el metabolismo se vuelve más lento, y pueden aparecer problemas como la hipertensión, la diabetes y la artritis.
El ejercicio regular ayuda a:

  • Fortalecer músculos y huesos, redu-ciendo el riesgo de osteoporosis y lesiones.
  • Mejorar la movilidad y flexibilidad, manteniendo las articulaciones en buen estado.
  • Cuidar la salud del corazón, dismi-nuyendo la presión arterial y el colesterol.
  • Controlar el peso corporal, favoreciendo un metabolismo más activo.
  • Prevenir el deterioro cognitivo, reduciendo el riesgo de demencia y me-jorando la memoria.
  • Mejorar el estado de ánimo, reduciendo el estrés, la ansiedad y los síntomas de depresión.
    Tipos de ejercicio recomendados
    Para obtener estos beneficios, es im- portante combinar distintos tipos de actividad física:
  • Ejercicio aeróbico: Caminar, nadar o bailar mejora la resistencia y la salud cardiovascular.
  • Entrenamiento de fuerza: Usar pesas ligeras, bandas de resistencia o ejercicios con el propio peso ayuda a mantener la masa muscular y prevenir la sarcopenia.
  • Ejercicios de equilibrio y coordinación: El yoga y el tai chi ayudan a reducir el riesgo de caídas y mejoran la postura.
  • Movilidad y flexibilidad: Estiramientos suaves mantienen las articulaciones en buen estado y previenen la rigidez.
    Cuidando la seguridad
    Antes de iniciar cualquier rutina, es fundamental consultar con un médico o especialista para adaptar el ejercicio a las necesidades individuales. También se recomienda:
  • Empezar con ejercicios de baja in-tensidad y aumentar progresivamente.
  • Usar calzado adecuado para evitar res- balones o lesiones.
  • Mantenerse hidratado y escuchar al cuerpo para evitar el agotamiento.
  • Realizar ejercicios en un entorno se-guro, libre de obstáculos.
    Conclusión
    Nunca es tarde para empezar a moverse. La actividad física en adultos mayores no solo prolonga la independencia, sino que mejora el bienestar físico, mental y emocional. Un cuerpo activo es un cuerpo fuerte y una mente saludable. ¡Muévete, disfruta y vive con calidad!
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