La 4T y sus arguendes distractores
El mundo está al revés pues no basta con tomar como referencia el populismo de Venezuela, donde la mayor parte del mundo está en desacuerdo con la forma de gobernar de Nicolás Maduro, que este viernes tomó protesta, contra viento y marea, en su tercer periodo de gobierno. La dictadura no tiene límites cuando de poseer el poder se trata y esas conductas, parece que se quieren replicar en México, cuyo destino parece que se encamina a perpetuarse.
O no es populismo lo que intenta hacer la alcaldesa del municipio de Tultitlán, en el Estado de México, que para consagrarse con la Cuarta Transformación desde finales del año pasado mandó a cambiar la nomenclatura de las calles y avenidas de dicho municipio, sin el consentimiento de la población.
La medida por demás arbitraria ha sido tomada como chascarrillo por la mayoría de los mexicanos, incluidos los simpatizantes del gobierno en el poder, porque de la noche a la mañana no se puede tergiversar con las políticas establecidas en la carta urbana del municipio.
Sobre todo, si es porque así lo dispuso la alcaldesa Elena García Martínez, de Morena, que, en noviembre del año pasado, promovió el cambio de nombre de varias colonias a Cuarta Transformación, y bautizó sus calles con frases o programas del ex presidente Andrés Manuel López Obrador.
Quería quedar bien o llamar la atención y hoy lo ha conseguido, no por la acción realizada, sino porque los mexicanos ahora conocen la pobreza en que vive la población de las colonias El Paraje, Fimesa 1, 2 y 3, a las cuales ahora se les llama colonia Cuarta Transformación.
Bajó qué parámetros o en base con qué ley la presidenta municipal decidió cambiar nombres a las calles y avenidas de estas poblaciones. En realidad no se sabe, pero lo que sí se interpreta es que doña Elena quiso quedar bien con el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, dejando para la posterioridad nombres de la periferia como “Me canso ganso”, “Internet para Todos”, “IMSS Bienestar”, “Becas Benito Juárez”, “abrazos no balazos”, “Tren Maya”, “Revolución de las Conciencias”, “Tianguis Bienestar”, “Reforma Judicial” y “Madres Trabajadoras”, entre otros, situación que generó inconformidad por la serie de complicaciones legales y burocráticas que enfrentarían sus habitantes.
El tema se salió de control como era de esperarse, pues los colonos denuncian que tienen problemas para pagar el predial y demás servicios urbanos, pues las notificaciones no les llegan a sus domicilios porque el mapa no está actualizado.
Un problema que se genera por la falta de comunicación entre autoridades y la población, pero, ante todo, por la imposición del Ayuntamiento de Tultitlán Izcalli. A media semana, los pobladores se cansaron de la política de oídos sordos de la alcaldesa y decidieron retirar los nuevos señalamientos -nombres de las calles que impuso la autoridad-, lo que ocasionó un enfrentamiento con las autoridades policiacas, con el lanzamiento de gas lacrimógeno y varias personas heridas, entre ellos, algunos niños.
A raíz de este conflicto, se decidió que la semana entrante se realice una consulta pública sobre la nomenclatura de calles y avenidas de esa comunidad y se defina qué cartografía queda.
La consulta será a mano alzada y parece que se enfila a un choque de trenes en miniatura, porque la presidenta municipal estaría moviendo gente de otras latitudes para que llegue a votar. ¿En verdad vale la pena llegar a estos extremos?
Qué necesidad de generar conflicto donde no lo hay o será que la alcaldesa recibió la orden de armar este alboroto para distraer la atención ciudadana a los problemas que enfrenta el Estado de México o quizás por la relación belicosa entre Estados Unidos, vía Donald Trump, y la presidencia de México, por el tema de la migración.
Todo puede pasar, porque ahora no hay jurisprudencia que defienda a los colonos de los amparos colectivos y particulares contra la imposición de la nomenclatura de la Cuarta Transformación. El Poder Judicial ha quedado atado de manos y la ciudadanía no podrá interponer querellas, simplemente porque éstas ya no existen, dejaron de ser procedentes legalmente.
El tema también tiene un giro político porque desde el año pasado se han estado realizando desalojos de familias que supuestamente están invadiendo terrenos. Lo cierto es que el caso ya traspasó fronteras y, por tanto, los medios de comunicación están al tanto del giro que dé esta novela digna para formar parte de un capítulo en Casos de la Vida Real.