La estrategia del buen comer en las aulas, representará un triunfo ante los embates de la comida chatarra
El programa “Vive saludable, vive feliz” implementada en las aulas educativas de los diferentes niveles educativos del país, es una estrategia que ya urgía: claro, existen detractores de éste, ya que representó un golpe económico a las colectas de las escuelas y a quienes comercian chucherías y comida chatarra en los planteles; pero, ante las cifras alarmantes de obesidad infantil, diabetes, problemas de alimentación y nutrición, esta medida era necesaria.
A casi más de dos semanas de su ejecución, al parecer comenzaron los problemas; desde luego, no tienen que ver con el programa, sino de la falta de una estrategia de salud en los hogares y en la sociedad, misma que no se acostumbra a realizar una dieta balanceada a los menores, ya sea por las prisas mañaneras para preparar el “lunch” o por cuestiones económicas.
Claro, en los recreos o en las horas libres, el consumo de productos ultraprocesados o comida chatarra, era común en las aulas y era aceptado dentro de nuestra cotidianidad; desde hace más de una década, se plantearon estrategias para mitigar las alarmantes estadísticas de obesidad y diabetes, que ya estaban afectando a sectores infantiles y juveniles: por ejemplo en el gobierno de Enrique Peña Nieto, se planteó como estrategia para reducir el consumo de estos alimentos, un aumento o impuesto que no incitará a consumirlos; lamentablemente, esta estrategia fracasó.
Otro factor a considerar, es que, durante los sexenios de Fox, Calderón y de Peña Nieto, los alimentos procesados eran adquiridos en las dependencias, siendo los desayunos del DIF en esos tiempos quienes distribuían esos productos, como eran las galletas y las leches procesadas.
Con la pandemia Covid y ante la mortalidad de esta a personas con problemas con obesidad o diabetes, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador implementó los denominados sellos, el cual era una advertencia para los consumidores acerca lo que estaban ingiriendo; por otro lado, se retiraron de los productos dirigidos a niños, principalmente, personajes caricaturescos que eran parte de una estrategia de “marketing” consumista, que incitaba al consumo de chatarra, pese a que estos formaban parte de recuerdos de la niñez de muchos mexicanos, su retiro contribuyó un poco a su consumo.
Ahora bien, hace unos días la SEP planteó dar un revés a esta iniciativa, ya que esto podría representar un golpe a las cafeterías y colectas en los planteles; dentro de lo que se difundió respecto al reacondicionamiento de la prohibición de la comida chatarra, buscan reducir sanciones, permitir la venta de ciertos productos que contengan los sellos de advertencia con la condición de no publicitarla, derogar la prohibición de los mismos en las universidades, permitir la venta de ciertos complementos como mayonesas, panes, cátsup y demás.
Lo cierto es que, la prohibición de la comida chatarra en escuelas representa una caída económica a las empresas que la fabrican o distribuyen; no sería casualidad que este revés, tenga que ver con intereses económicos, dejando de lado el beneficio sanitario y alimentario de dicha iniciativa, que busca, aunque sea con medidas forzadas, promover una vida más saludable en la sociedad.
Eso sí, es muy pronto determinar los pros y los contras de la iniciativa de “Vive saludable, vive feliz”, ya que para determinar su viabilidad se tendría que ver los resultados que en poco tiempo no se verán reflejados; su retroceso no tiene que ver con una estrategia de salud, sino a intereses mercenarios, que poco le importa la salud alimentaria de los mexicanos.