La guerra arancelaria benefició a China; el dominio de Occidente fue mermado
Al parecer la medida implementada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump de imponer aranceles a sus socios comerciales, ya está generando estragos, bueno al menos a la economía del país norteamericano y de ciertas naciones que dependían del intercambio con esta; tal es el caso de México, del cual recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que su economía decrecerá un 0.3 %.
Según el propio Trump, la medida arancelaria hacia sus socios comerciales, aparte de castigar a ciertas naciones, por la presencia del crimen organizado y el tráfico del fentanilo, buscaba generar un proteccionismo a la industria americana, basándose en su frase “Hacer a América grande otra vez” (Make America Great Again), pero al parecer no tomó en cuenta a la globalización, la cual ha beneficiado a los empresarios estadounidenses, sobre todo en la mano de obra barata de otros países, favoreciendo las ganancias.
Ahora bien, ese proteccionismo obliga a las industrias a que se reinstalen en Estados Unidos, pero sus costes y la mano de obra, le saldrían caras; sin tomar en cuenta la recesión que se aproxima y los altos costos para el propio consumidor norteamericano.
Curiosamente, en este contexto turbio, una nación se vio beneficiada por esa medida: China, que lejos de afectarle, la consolidó como la próxima potencia hegemónica del mundo. Al igual que la administración pasada de Trump, tomó más relevancia en el plano internacional, aquella vez el Covid-19 consolidó el mercado del país asiático; con esta segunda vuelta del magnate a la Casa Blanca, los aranceles orillaron que los países afectados se asociaran con los chinos, generando nuevos mercados: claro, aún los mercados se están adaptando.
De acuerdo a analistas, se tenía previsto que con esta guerra arancelaría, la economía China decrecería este año, estimando que al menos se reduciría al 3.4 %; no obstante, reportes recientes estiman que en este mes de abril, China reportó un aumento del 10%, debido a que en los puertos de ese país procesaron 6.3 millones de contenedores.
Si bien, los bancos, gobiernos y entidades financieras globales prevén una caída en la economía global, por las decisiones gubernamentales de Estados Unidos, otras voces consideran a China como un socio y aliado comercial muy importante, primera por su estabilidad económica, su mano de obra barata, la accesibilidad para sus importaciones y exportaciones, su capacidad industrial y tecnológica, por mencionar algunos factores.
Esta ventaja, también representa un hito histórico, sobre todo en la decadencia de Occidente, siendo el auge de China la estocada final a esta cultura; recordemos que la historia global está regida por la cultura occidental desde milenios, por ello Oriente, Medio Oriente y las culturas amerindias siempre fueron vistas como entes ajenos.
La segunda mitad del siglo XX, cuando países como Corea del Sur, Japón y China comenzaron a generar tecnología, el continente asiático comenzó a tener una participación relevante en el mundo; con el inicio del siglo XXI, su consolidación fue inevitable y en esta década, los países asiáticos, encabezados por China, son parte fundamental del comercio y de la cultura, la cual ya tiene injerencia en los gustos y preferencias del público, como se ve en la cultura del entretenimiento.
El apogeo de China no se debe ver catastrófico, no hay un desplazamiento ni imposición colonialista, tal y como lo ha ejercido Occidente a lo largo de su historia; desde luego, en años venideros dará pauta a sincretismos y nuevas perspectivas culturales.