Los Petules, el grupo pendiente que debe meter en cintura el gobierno
La novela que se protagonizó durante el sexenio pasado con la rifa y con la venta del avión presidencial sigue vigente, pero en el capítulo Chiapas el drama continúa con resultados muy negativos.
Quién podría pensar que la cantidad de 20 millones de pesos que el gobierno federal le otorgó a la escuela preescolar José María Morelos y Pavón como parte de los “beneficios” de la rifa traerían desplazamiento forzado para 28 familias indígenas tzeltales del poblado El Nacimiento, municipio de Ocosingo,
Desde El Nacimiento, como su nombre lo indica, nació y opera un grupo denominado paramilitar conocido como Los Petules, quienes han estado activos desde 2006, cuando se asentaron en la comunidad.
Desde entonces, han perpetrado una serie de agresiones, incluyendo asesinatos y desapariciones forzadas, dirigidas tanto a integrantes del Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS) como a pobladores de comunidades afiliadas al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
En el argot político y social de las comunidades del municipio de Ocosingo se tiene como un hecho seguro que el paramilitarismo es política de gobierno, donde Los Petules son una pieza más de ella, un medio para desatar la violencia contra el pueblo organizado y hacia quienes tienen sus miras en la organización independiente.
Es de dominio público que Los Petules pretenden hacer nuevas incursiones armadas con el fin de cometer ejecuciones extrajudiciales contra los compañeros de El Carrizal y Río Florido, advertía desde hace un par de años el FNLS.
Según esta organización que también ha estado en el ojo del huracán por supuestas acciones fuera de la ley, señalaba que los “disparos recurrentes son parte del plan para hostigar a los pueblos organizados para que dejen de luchar por la defensa de los derechos constitucionales, para dejar de exigir justicia, provenía de la complacencia de los gobiernos pasados en Ocosingo y el estatal.
Hoy la situación se ha salido de control y no hay autoridad que ponga orden pues en la propia comunidad El Nacimiento, este grupo criminal de Los Petules, se quedó con los 20 millones con los que sería beneficiada la escuela José María Morelos y Pavón, pero no sólo ello, sino que un total de 28 familias indígenas fueron desplazadas.
El dinero fue utilizado, según la denuncia que presentaron las víctimas, para comprar armas y municiones y poder tener los equipos para poder atacar al FNLS de la comunidad El Carrizal. La intención de utilizar los fondos en infraestructura escolar, mejoras en la iglesia católica y espacios comunitarios, quedó para una mejor ocasión.
Su resistencia en un inicio fue objeto de represalias como amenazas de muerte, extorsiones y ataques armados. El conflicto escaló hasta el 18 de octubre de 2021, cuando más de 250 personas fueron desplazadas violentamente de sus hogares.
Cuentan que el Marcelo Sántiz López, agente auxiliar municipal, fue baleado en el abdomen por negarse a entregar el dinero. A partir de entonces comenzó un periodo de hostigamiento y violencia sistemática”.
Si las cosas son así de directas, con testimonios inobjetables de las injusticias, porqué el gobierno federal que dejó el cargo en septiembre de 2024 no actúo, por qué no puso remedio, apelan las familias que ahora se encuentran asentadas en la periferia de Ocosingo, llorando la pérdida de sus pertenencias como ganado, terrenos abandonados y los apoyos gubernamentales que tenían.
Ni el gobierno municipal de Ocosingo como del gobierno del estado les hicieron caso y el entonces titular de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, Juan José Zepeda Bermúdez, se tomó la molestia de reconocerlos como desplazados forzados.
La situación se torna desesperante y el llamado de auxilio tendrá que ser una respuesta inmediata de parte de la actual autoridad para garantizarles su seguridad, su subsistencia, pero, sobre todo, meter en cintura a este grupo desestabilizador y violento como ha sido Los Petules.
No dudamos que la aplicación de la justicia redireccionará su mirada hacia estos grupos vulnerables que su único pecado ha sido trabajar con honestidad en su entorno que le tocó vivir.