Deleznable, la crítica contra la vida personal

Recientemente se suscitó una crítica hacia la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, por su aspecto físico, señalando que durante este periodo vacacional se implantó botox; esto generó críticas mordaces y despectivas, principalmente por sus adversarios políticos, quienes no pierden el tiempo en señalarle sus defectos, dejando entrever su falta de profesionalismo, rigor e imparcialidad.

También generó críticas en las redes sociales, lo que provocó un debate acerca de la cosificación de las mujeres en cargos públicos y de cómo se ejerce violencia de género hacia estos por aspectos banales. Claro, no faltaron los memes y las burlas de los internautas, quienes no tienen mesura y no disciernen entre la crítica y la violencia hacia la vida personal de quienes están en el ojo del huracán por su desempeño en el servicio público.

Entonces, es preciso señalar que, a pesar de que las mujeres ocupen espacios y cargos de gran relevancia, aún persiste la violencia, y ese comentario hacia el físico de Claudia Sheinbaum, demuestra lo anterior.

En el debate político debe existir rigor, claridad e imparcialidad, más allá del género, raza, clase social, preferencia sexual, credo y demás, los actores políticos deben ser juzgados por su actuar, decisiones o discursos; no obstante, criticar aspectos de su persona (íntimos, su forma de vestir o lo ya mencionado), no es válido, porque involucran ciertas querellas de quienes escriben las notas o ejercen la crítica, haciendo de la pluma una plataforma de odio.

Con la llegada de la 4T y con el arduo debate entre sus adversarios, lo cual ha generado división entre familiares y amigos, se desdibujó la imparcialidad, y en ambos extremos la crítica no está basada en argumentos políticos, sino en asuntos íntimos y personales, siendo un circo mediático ridículo.

Recordemos que, al finalizar el sexenio de Enrique Peña Nieto, cuando compareció Rosario Robles en la Cámara, Gerardo Fernández Noroña la amedrentó, incurriendo en violencia de género; si bien criticó su actuar en la Sedesol, parte de los argumentos que enunció reflejaron misoginia, tirando por la borda los señalamientos de corrupción que estaban sustentados.

También, recordemos que en este mismo espacio se hizo mención de los comentarios que se le hicieron a Guillermo Santiago por su vestimenta, haciendo énfasis en su preferencia sexual de manera despectiva, argumentando la crítica hacia su trabajo legislativo. Claro, se debe juzgar sus acciones en la Cámara, sus errores, imprudencias, pero no meterse con su físico.

Con el nacimiento de plataformas de noticas en redes y los llamados críticos “independientes”, la violencia de género está a la orden del día: estas páginas o seudoperiodistas, cuando realizan una denuncia, principalmente contra funcionarias mujeres, involucran aspectos íntimos, como si se tratara de una revista de chismes, exhibiendo aspectos que son íntimos y privados de estas funcionarias, dejando de lado su actuar político.

Otro aspecto a considerar, más aún en la crítica hacia la clase política, es lo pasional, que desafortunadamente está ligado a su actuar político, lo cual a veces resulta difícil separar al individuo del actor político; no obstante, quienes se dedican al periodismo, deben entender la delgada línea entre la imparcialidad y lo personal.

En fin, regresando al tema de las críticas del botox hacia Claudia Sheinbaum, es necesario criticarla, pero en su actuar político, con argumentos sólidos, objetivos, sin mezclar pasiones, odios, dolo, rencillas con su partido o ideología, ya que la democracia misma lo exige; pero ya criticarla por su aspecto físico no es permisible, es deleznable.

Compartir:

Última hora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *